Yo era aquel que seguía emociones, seguía mis luchas internas hacia paredes y suelos. Lágrimas en contra, risas en montañas, rusas, en un caminar, que nunca terminaba.
Miles de paredes atrás, cientos de días escritos, heme aquí, cual legado escrito, de mi razón. Mi desesperación. Mi amor y mi dolor. Mi respirar en letras, que no son algo más, que botellas, que ya no quieren llegar, y que aquí quedan. Sin importar la salvación, aprendí a ser feliz en una isla desierta. Después todo llega, y la vida se pierde entre días de luchas eternas, para vivir… no sobrevivir, para vivir.
Piensas en ti, y en aquellos que te hacen a ti, vivir. Y no importa lo largo del camino o si ves la piedra de tan lejos que sabes que será tu amigo. Dejaré un escrito, o dos, tal vez dejé miles y aquí sigo. Sin saber que lo vivido, o lo perdido, es correcto, pero así lo he elegido.
Miles de letras son mi legado. Textos y textos, y te perderás. Toda la vida, que aquí no escribo, y respiro.
D/A