Hay una noche cada otoño que es muy especial.
Una sola noche y nada más, en la que todos los seres mágicos salen a festejar.
Hadas, brujas, duendes y monstruos por igual, usan sus mejores galas y salen
de los bosques encantados para recorrer las calles de la ciudad.
¡Pero no debes temer!
Pues esta noche no es para asustar.
Las criaturas mágicas sólo quieren tocar a tu puerta, pedirte ricos dulces, y
quizá jugarte alguna broma que te haga carcajear.
¡Es la noche de brujas!
Que esta llena de azúcar y chocolates, gritos, risas y disfraces.
La noche mágica en que las hadas pueden ser traviesas y las brujas son buenas.
La noche en que las sombras y los monstruos se hacen tiernas bromas
y comparten gustosos sus majestuosos botines de dulces recolectados.
¡Es noche de brujas! ¡No puedes dormir!
Hay que asar malvaviscos y contar cuentos de miedo,
hay que bailar y brincar hasta el amanecer,
porque no hay otra noche como esta.
Una noche llena de magia traviesa.
Tan sólo escucha al viento que corre alegre aullando como lobo.
Corre para despertar a la luna llena
y que con ella salgan a jugar todos los espíritus buenos,
los magos distraídos, fantasmas burlones y todos los niños retozones.
¡Es noche de brujas!
¡La mejor del año, sí señor!
Juguemos a ser criaturas mágicas, originales, raras y fenomenales.
¡Juguemos hasta el amanecer y comamos dulces hasta enloquecer!
Elizabeth Segoviano
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