La experiencia ha demostrado que una vez que las crisis surgen, la comunidad internacional es capaz de movilizarse rápidamente para responder al sufrimiento de las víctimas civiles inocentes. Las Naciones Unidas y sus socios humanitarios -- contribuyentes, organizaciones no gubernamentales, la comunidad de la Cruz Roja -- han recaudado miles de millones de dólares para llevar comida a los hambrientos, proveer alojamiento a los refugiados y a las personas desplazadas internamente, para apoyar a los niños, a las mujeres y a los ancianos. Esto se ha logrado a pesar de los grandes obstáculos que a menudo acompañan a los conflictos mortales: la dificultad para alcanzar poblaciones necesitadas, una falta de seguridad para el personal de ayuda y una falta de consideración para los principios fundamentales del derecho humanitario y de los derechos humanos
-- Mensaje al Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas/Conferencia de la Comisión Carnegie sobre la Respuesta Humanitaria y la Prevención de Conflictos Mortales, Ginebra, 16 de febrero, 1997 (SG/SM/6164)
Mientras la comunidad internacional debe ser reconocida por sus respuestas rápidas a emergencias humanitarias complejas y a gran escala, estos esfuerzos no hubieran sido necesarios si hubiéramos sido capaces de prevenir que amenazas identificables se convirtieran en realidades terribles. La lección aquí es clara - la acción humanitaria no debe ser la única medida en la cual la comunidad internacional se pueda poner de acuerdo rápidamente. Nuestra respuesta también debe incluir esfuerzos políticos para desactivar conflictos, promover la paz y la estabilidad y fomentar el desarrollo social y económico.
-- Ibid