Según la versión en inglés del Nuevo Manual Bíblico
Unger, “la palabra Easter e
s de origen sajón, Eastra, la diosa de la primera, en cuyo hono
r se ofrecían sacrificios alrededor de la Pascua cada año”.
La tradición asocia el conejo como un símbolo que representa
el comienzo de la primavera. Del mismo modo, que el huevo
ha llegado a representar la primavera, la fertilidad y la renovación.
Por su parte, la Enciclopedia Británica explica que “los antiguos
Egipcios y los Persas, tenían también la costumbre de pintar y
comer huevos durante su festival de primavera”.
Entonces, si el conejo y los huevos no representan con exactitud
la verdad sobre el sacrificio en la cruz de Jesús,
¿por qué tantos cristianos lo celebran de esta manera?
Eso definitivamente es otro tema que necesita su propia investigación,
no sólo desde el punto de vista de la historia y la tradición,
sino a la luz de las Escrituras y la reflexión de nuestro
propio corazón. Entre tanto, no permitamos que la comercialización
de los bellos conejos y los deliciosos huevos de chocolate
desvíen nuestra atención del verdadero motivo de esta celebración:
Jesús resucitó.
Por: Fayra Castro