Buda dice: "El mundo está lleno de dolor, que genera sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el deseo. Si quieres arrancarte esa clase de dolor, tendrás que arrancarte el deseo."
¿El deseo es cosa buena? Es una cuestión de lenguaje, pues la palabra "deseo", en español, abarca deseos buenos, que son estímulos de acción, y deseos estériles, que a nada condu¬cen. A estos deseos, para entendernos, vamos a llamarlos apegos.
La base del sufrimiento es el ape¬go, el deseo. En cuanto deseas una cosa compulsivamente y pones todas tus ansias de felicidad en ella, te ex¬pones a la desilusión de no conseguir¬la. De no haber deseado tanto que tu amigo te acoja, te contemple y te ten¬ga en cuenta; de no desearlo tanto, no te importaría su indiferencia ni su re¬chazo. Donde no hay deseo-apego, no hay miedo, porque el miedo es la cara opuesta del deseo, insepa¬rable de él.
Sin esta clase de deseos, nadie te puede intimidar, ni nadie te puede con¬trolar o robar, porque, si no tienes deseos, no tienes miedo a que te quiten nada.
No hay pareja ni amistad que esté tan segura como la que se mantiene libre. Sólo es eterno lo que se basa en un amor libre. Los deseos te hacen siempre vulnerables.
ANTONY DE MELLO