Después de años de trabajar en Roma, en esculturas de tamaño natural, Miguel Ángel fue a Florencia donde un gran bloque de mármol de Carrara de un blanco espléndido, había sido obtenido para una estatua colosal. En semanas él firmó un acuerdo para completar su interpretación de David para la catedral. Con el contrato en mano, comenzó de inmediato, trabajando con tal energía que a menudo dormía con sus ropas puestas, molestándole el tiempo que tomaba quitárselas y ponérselas de nuevo. Examinó sin faltas y midió a precisión el mármol para ver qué pose podría acomodar. Hizo bosquejos de posibles actitudes y con cuidado, trazó dibujos detallados de modelos. El probó sus ideas a pequeña escala con cera. Cuando al fin quedó satisfecho con su diseño, levantó su cincel y mazo.
Miguel Ángel planeó pintar el techo de la Capilla Sextina con la misma intensidad. Apenas le tomó un mes para desarrollar el tema, luego se lanzó con furor hacia el diseño final, construyendo andamios y contratando ayudantes. Acostándose en ángulos incómodos sobre duras tablas, respirando el sofocante aire que estaba justo debajo de la cripta, el polvo del yeso irritando sus ojos y piel, pasó la mayoría de los siguientes cuatro años, literalmente transpirando en angustia física mientras trabajaba.
La obra de cualquier hombre ya sea literatura, música, pintura, arquitectura o cualquier cosa, siempre es un retrato de si mismo.
¡Qué tu puedas hacer tu trabajo con el mismo entusiasmo apasionado!
Vía Renuevo de Plenitud
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