EL GATO RRAYADO
No tiene apetito,
no come sardinas,
ni pescado frito,
ni raspas, ni espinas.
Al verla, maúlla
el gatito Arnau,
tiembla y se aturulla:
“Miau requetemiau”.
Vaga por la torre
y por los rincones.
No juega ni corre
ni caza ratones.
Ve a su gata sola
y el gatito Arnau
no da pie con bola:
“Miau requetemiau”.
La gatita hoy
le ha dado dos besos
y le ha dicho: “Estoy
loca por tus huesos”.
¡Qué alegre está Alegra
cuando mira a Arnau
con su gata negra!
Miau requetemiau.
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