Aprender a vivir con ese vacío
No hay ninguna fórmula mágica para resolver esas intersecciones vitales en las que terminamos en algún momento de nuestro ciclo vital. No hay pastillas que acaben por completo con el dolor de la vida, ni ninguna máquina del tiempo que nos permita evitar determinados hechos.
Las heridas, lo queramos o no, siempre estarán ahí. El tiempo no es un arquitecto tan eficaz como para hacerlas desaparecer, pero eso sí, cicatrizarán y no dolerán tanto como el primer día. Será un dolor con el cual vamos a poder coexistir.
Son muchas las personas que han aprendido a vivir con sus vacíos: con la ausencia de sus seres queridos, con la cicatriz de aquel error, de aquella mala elección.
Lo esencial en estos casos es evitar que el propio sufrimiento nos haga cautivos. No hay que alimentar la resistencia. No debemos decirnos aquello de “tras esto la vida ya no merece la pena”, “ahora ya no podré volver a ser feliz”. No lo hagas.
La clave está en trabajar la aceptación. Lo ocurrido hecho está, la realidad es la que es y la única opción es aceptarla para, a su vez, aceptarnos a nosotros mismos en esa nueva situación.
Fondo/Copyright©2009_By/Marilu_All rights reserved
|