Si los sentimientos
son mutuos,
el esfuerzo será parejo.
A veces creemos que si nos esforzamos mucho en una relación
de amistad, familiar o de pareja nos garantiza que la recompensa
será la misma. La verdad es que no siempre es así.
Cuantas veces nos esforzamos en ofrecer amor, interés y tiempo
a personas con la intención de ser correspondidos, y no por el puro
acto de amar.
Si somos del todo sinceros veremos que en el fondo siempre
esperamos sentirnos satisfechos en la manera que la otra persona
nos hace sentir a nosotros.
Culturalmente estamos programados para dar y recibir, es decir,
ofrecer nuestro amor a cambio de que nos amen. Realmente esto
se aleja del amor incondicional, porque condicionamos
el sentimiento a la espera siempre de algo.
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