Acepta que cada día tomamos las decisiones como mejor
podemos. La vida es muy fácil a posteriori.
Es como pensar: “si hubiera ido a tal sitio a comprar ese
décimo de lotería, me habría hecho rico….”
Resulta absurdo, ¿verdad? Por lo tanto, si pensamos eso
con nuestras decisiones cotidianas, quedaría igual de
ridículo. Además, vamos cambiando con el tiempo,
y lo que hacemos en un momento dado no es replicable
con lo que hicimos en el pasado o haremos en un futuro.
Eres humano y como tal, imperfecto, con capacidad
de error. Ahí está la gracia de estar vivo.
Y por último, aprende. Evitar el “efecto de lo que
podía haber sido” no es incompatible con aprender
del pasado, con buscar referencias en otros y con
atreverse a explorar.
Simplemente, el objetivo es evitar el lamento, evitar sufrir
de manera innecesaria y tomar elementos que nos
ayuden a crecer como personas.
Pilar Jericó