Bien mirada, la música no es más que una secuencia de sonidos ordenados,
una especie de encarnación del paso del tiempo a base de ruidos,
silencios y ritmos. Sin embargo, su poder para provocar reacciones emocionales
en los humanos, desde la depresión al éxtasis, es tal que se ha convertido
en piedra de toque de nuestro comportamiento como especie.
Además del lenguaje, la capacidad para disfrutar de la música
es una de las pocas habilidades que nos diferencian del resto de los animales.
Y al igual que nos ocurre con el habla, se hace difícil pensar en un día
en el que no escuchemos ni una sola nota.
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