Barderi explica también que la elegancia no es bondad, no es generosidad,
no es verdadera amabilidad… pero es hacer “como si”.
“Es comportarse «como si» fueras bueno, «como si» fueras generoso,
«como si» fueras amable… Decir «gracias» no significa que seas generoso,
pero actúas como si lo fueras. Al decir «disculpe», actúas como alguien
considerado, al decir «muy amable» actúas como alguien que reconoce
las cualidades del otro. Actúas de manera agradecida y considerada con los
desconocidos, con la gente de tu ciudad, con sus calles.
La elegancia es no caminar con el maldito móvil a todo volumen escuchando
música… Y esta es la gran gracia de la elegancia, este juego de hacer ver,
de comportarnos como si, de disfrazarnos de… Con la elegancia
aprendemos cosas mucho más interesantes que la elegancia en sí,
que es tan discutible y no dice apenas nada,
como son el verdadero agradecimiento y el verdadero respeto”.
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