En otoño,
la naturaleza parece desprenderse de lo que no es esencial.
Siguiendo sus pasos, también nosotros podemos soltar
lo que ya no nos sirve.
Comienza el otoño. Maduran los últimos frutos y caen las primeras
hojas. Si la primavera es tiempo de renovación y el verano de
plenitud, el otoño es tiempo de maduración y culminación, de soltar
y de sembrar las semillas de lo que dará fruto el año próximo.
Una estación para la reflexión y la intuición.
LAS EMOCIONES SINTONIZAN CON LA NATURALEZA
En el mundo de hoy, sobre todo en las ciudades, las prisas y
la tecnología nos hacen a veces olvidar en qué momento
del ciclo anual nos encontramos.
Sin embargo, para abrirnos a la armonía del mundo es esencial
conectar con los ritmos de la naturaleza; percibir los cambios
y los ciclos, en el macrocosmos y en el microcosmos de
nuestro interior; sentir cómo se manifiestan el transcurrir
de los días y noches y estaciones.
Jordi Pigem