Un día dejé de creer que estaba enfermo y sané...
Dejé de creer que no merecía nada y la abundancia me abrazó.
Dejé de creer que no merecía amor y me amé.
Un día, tan sólo dejé de darle poder a lo que me sometía... y ese día fui libre,
y entendí que todo lo que mi mente cree... es lo que en mi realidad se convierte.
Un día entendí... que todo estaba en mi, en mi actitud, en mi manera de pensar, de sentir, de hablar...
y que todo lo de afuera era fiel reflejo de lo de adentro...
Entonces cambié... dejé de hacerle caso a los demás y empecé a hacerle caso a mi corazón.
Comprendí que el único ser que puede cambiar mi vida... siempre fui yo.
Y desde entonces mi vida se convirtió en un constante milagro...
una realización divina llena de armonía, de paz y sobre todo de aceptación.
Y por fin pude ser feliz...
Y este es, mi nuevo Re-nacer”.
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