Todos necesitamos a alguien que nos cuide y eso no significa que
dependamos del otro para sentirnos bien. Simplemente es bueno
darse cuenta y reconocer que cuando no podemos con todo,
cuando hemos tocado fondo o cuando todo nos va demasiado bien
, necesitamos a alguien que nos recuerde quienes somos
o podemos llegar a ser.
Son esas personas que nos recuerdan que somos algo más
que nuestras circunstancias, que errores que a veces se suceden.
Actúan como Ángeles de la Guarda y nos dan alas para sobrevolar
los escombros de parte de nuestro mundo derrumbado.
También pueden llegar a ser la voz de nuestra conciencia,
nuestro Pepito Grillo, si empezamos a volar demasiado alto y
llegamos a quemarnos con el sol de nuestro propio éxito.
Son nuestro pilar, nuestro equilibrio, el ying de nuestro yang.
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