Cada situación personal hace que las personas pierdan esa inocencia antes o después. Se empieza a perder la inocencia el día que los problemas no se arreglan de la manera esperada; cuando la búsqueda de la solución de un problema se convierte en un problema en sí.
¿SE PUEDE RECUPERAR LA INOCENCIA?
Es un hecho, no se puede volver a pensar como
un niño, pero si se quiere, se puede volver a sentir
como un niño, a vivir como un niño: crédulo, inocente,
confiado, pequeño, humilde.
La inocencia no refleja ignorancia o ingenuidad sino
ilusión, imaginación y una manera creativa y original
de ver las cosas. Madurar no debería significar dejar
atrás del todo esta capacidad de ser curiosos, aprender
y no juzgar.
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