Si tu madre ya no esta, bendícela con amor, porque ella es tu antena
entre la tierra y el cielo y la voz más pura que habla en tu corazón.
Bendice a tu madre porque ella es la rama del árbol de donde
desciendes y la lámpara del país a dónde vas.
Bendice a tu madre, porque ella es el avío de tu tránsito eterno,
Y está contigo en tu angustia, en tu amor y en tu esperanza.
Bendice a tu madre en el día y en la noche,
en las horas adversas y en las horas felices.
Tu bendición te elevará sobre el polvo del mundo y
el universo acogerá en su oído tu amorosa plegaria.
No importa si la consideras buena o mala, esa es tu interpretación de la vida.
Nadie puede dar lo que no tiene.
Nadie nace sabiendo ser madre. Cada mujer hace lo mejor que puede
en ese momento concreto de sus vidas, según la madurez y
nivel de conciencia en esa etapa maternal,
según el amor o daño que recibió de sus propias madres.
Eres su huella innegable en la tierra.
Si sanas, sanas tu linaje futuro y pasado. ¡Rompes el circulo!
Te liberas y liberas a todas las mujeres de tu sangre