Esta forma de quedar es un rito de personas adultas. Así llenamos los bares y las terrazas y así nos relacionamos y conversamos mientras tomamos algo.
La dificultad aparece cuando esa pauta de tomar algo se traslada a las personas más jóvenes, que no andan en general sobradas de dinero y que tienen que rentabilizar al máximo los euros que les dan en casa. La inversión económica en bebida supera a de la comida, también en volumen dentro de la bolsa verde: varias botellas y una o dos bolsas de ‘snacks’ con mucho aire y poca ‘chicha’. No escogen el vino de la pizarra de la vinoteca o la cerveza en la carta de artesanas, sino que compran en una tienda cercana alcohol y ganchitos a precio de viernes tarde. Después, el rito continúa con besos protocolarios en la mejilla y se dirigen en grupo al sitio escogido para pasar un buen rato.