LLevamos la magia en los genes.
No podemos vivir sin crear mundos diferentes al que nos
muestran los sentidos. Nos encanta dejarnos arrastrar por
ensueños y fantasías que sabemos irreales. En plena era
científica triunfan las películas de tema fantástico, terror o
ciencia ficción mientras terrapanistas y conspiranoicos
retornan cada poco con nuevos adeptos y delirios.
Hay muchas clases de mostruos, en general, obedecen a un
sentimiento contradictorio de atracción y rechazo. Nos atraen
y nos repugnan. Los monstruos, como los sueños, siempre
representan algo. son un desahogo de la sociedad que los
observa ante una situación difícil, o la expresión de un miedo,
también de un anhelo. Y son inseparables de la cultura y del
momento histórico de la gente que los encuentra.
Los monstuos encarnan nuestras ansiedades sobre lo desconocido
en el marco de la cultura de cada momento. Y mientras los
sigamos buscando, los monstruos existirán.
Lo curioso del monstruo (cómo en esa hermosa ficción de la Noche
de Reyes) es que el secreto está en que e monstruo éramos nosotros.
Ignacio Cabria
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