Una de las formas más simples de mantenerse feliz es dejar ir las cosas que te entristecen.
La verdadera fuerza y valentía reside en saber cuándo cuestionarse,
cuando ser flexible y cambiar de rumbo.
Dejar ir lo que crees y lo que sientes es difícil, pero en ocasiones es muy necesario.
Tenemos que aprender a cerrarle la puerta a quien no valora que está abierta,
aprender a irnos de quien no sabe cuidarnos,
aprender que siempre es mejor estar tranquilo, solo y en paz,
que junto a alguien que te hace sentir que no eres suficiente,
que eres una opción o que estar contigo es algo complicado.