9. Pitigliano, uno de los pueblos más bonitos de la Toscana ¡sin duda!
Pitigliano es una auténtica joya. Enclavada en lo alto de una inmensa roca de toba volcánica, parece casi esculpida de forma caótica y exótica. Es uno de aquellos sitios que te enamoran a primera vista.
Tras los muros de esta fortificación habitada, se presenta un auténtico laberinto de callejuelas estrechas, que antaño fueron el tablero de batalla entre familias poderosas florentinas, como los Medici o los Orsini.
Curiosidad: la llamaban “la pequeña Jerusalén” y el motivo es obvio: este pueblo toscano acogía a una inmensa comunidad judía cuyo rastro se puede disfrutar todavía hoy, visitando su Sinagoga y su antiguo gueto.