Antiguamente las personas no podían expresar libremente sus opiniones,
estaban sometidos a sistemas más estrictos en los que todos debían
de pensar y comportase de la misma manera por miedo a ser castigados.
Con el paso del tiempo esta situación ha mejorado y nos sentimos libres
a la hora de expresar nuestras opiniones, gustos etc. Pero ¿realmente somos libres?
En la sociedad actual, hombres y mujeres, gozamos de libertad, pues somos
capaces de tomar nuestras propias decisiones, además tenemos derecho
a votar, a elegir sobre que queremos hacer y quien queremos ser,
con quien queremos compartir el resto de nuestra vida, sea del mismo sexo
o no etc. También tenemos el privilegio de poder opinar sin que la población
nos juzgue o nos castigue, dado que en la época en la que estamos,
la mayoría de las personas somos más compresivas y tolerantes.
Sin embargo, si nos paramos a pensar y nos damos cuenta, todas las personas
llevamos la misma vida; vamos al colegio, luego al instituto, mínimo hasta la
ESO ya que es enseñanza obligatoria, empezamos a trabaja para poder
pagar todo lo que nos exige el gobierno, agua, luz, impuestos etc.
Con suerte encontraremos a nuestra alma gemela, nos casaremos y
tendremos hijos, nos jubilaremos y finalmente moriremos.
Es irónico pensar que somos libres cuando no hay elección y estamos obligados
a hacer lo mismo en nuestras vidas, puesto que es la manera de poder
sobrevivir en esta sociedad.
Además, desde que somos pequeños y no tan pequeños, las personas
que nos rodean están constantemente influenciándonos de manera
directa e indirecta, a causa de esto nos vemos en la imposición de hacer
lo que se considera como socialmente aceptado, es lo correcto o lo mejor
para los demás.
También, hay leyes que rigen en la sociedad que no nos permiten elegir,
un ejemplo sería el caso de la eutanasia que es ilegal en España y
en otros muchos países más. En este caso el paciente que se encuentra
en fase terminal y quiere terminar con el sufrimiento y por tanto con su vida,
la ley no se lo permite por lo cual esto nos demuestra que muchas leyes
no nos dejan elegir.
Para concluir me gustaría decir que no considero que seamos libres,
puesto que tenemos por obligación que cumplir con las leyes y sistemas
de la sociedad en la que vivimos y hacer lo que socialmente esta aceptado
como lo correcto.
Así que el único lugar donde realmente podremos experimentar la libertad
es en nuestra imaginación, como bien dice Arturo Graf escritor y poeta italiano.
“Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?”.
Andrea Martel Martel
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