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Cuando nada sucede, y el verano se ha ido, y las hojas comienzan a caer de los árboles, y el frío oxida el borde de los ríos y hace más lento el curso de las aguas,
cuando el cielo parece un mar violento, y los pájaros cambian de paisaje, y las palabras se oyen cada vez más lejanas, como susurros que dispersa el viento,
entonces, ya se sabe, es lo que pasa:
esas hojas , los pájaros, las nubes, las palabras dispersas y los ríos, nos llenan de inquietud súbitamente y de desesperanza.
No busquéis el motivo en vuestros corazones. Tan sólo es lo que dije; lo que pasa.
d.a.
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