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General: SU LEY EN EL CORAZON.
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La relación entre el papel de Cristo como el Sacrificio/Salvador y como el Sumo Sacerdote/Mediador: ”Satanás inventa innumerables medios para distraer nuestras mentes de la obra en que precisamente deberíamos estar más ocupados. El archiseductor aborrece las grandes verdades que hacen resaltar la importancia de un sacrificio expiatorio y de un Mediador todopoderoso. Sabe que su éxito estriba en distraer las mentes de Jesús y de su obra”.
10. La relación entre el nuevo nacimiento y la obediencia a la ley de Dios: “En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida, del pecado a la santidad, de la transgresión y rebelión a la obediencia y a la lealtad”.
11. La relación entre el arrepentimiento y la reforma: ”Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados; es un principio de vida que transforma el carácter y rige la conducta. La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo”
12. La relación entre la obra de Cristo sin interferencias de nuestra parte y la obra del Espíritu dentro de nosotros: “Exhorto a cada uno de los que pretenden ser hijos de Dios que nunca olviden esta gran verdad, que necesitamos que el Espíritu de Dios esté dentro de nosotros para alcanzar el cielo y que Cristo obre sin interferencias de nuestra parte para que tengamos lugar en la herencia inmortal”.
13. La relación entre la fe y las obras: ”La fe de Abrahán se manifestó por sus obras... Son muchos los que no comprenden la relación que existe entre la fe y las obras. Dicen: ‘Cree solamente en Cristo, y estarás seguro. No tienes necesidad de guardar la ley’. Pero la verdadera fe se manifiesta mediante la obediencia”.
14. La relación entre el antiguo pacto y el nuevo: “Así como la Biblia presenta dos leyes, una inmutable y eterna, la otra provisional y temporaria, así también hay dos pactos. El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el Edén... Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios para obedecer en lo futuro medíante la fe en Cristo. También les prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios... La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.
“Otro pacto, llamado en la Escritura el pacto ‘antiguo’, se estableció entre Dios e Israel en el Sinaí, y en aquel entonces fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio... Pero si el pacto confirmado a Abrahán contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí?... Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para obedecer la ley de Dios, y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar... La misma ley que fue grabada en tablas de piedra es escrita por el Espíritu Santo sobre las tablas del corazón... Mediante la gracia de Cristo viviremos obedeciendo a la ley de Dios escrita en nuestro corazón”.
15. La relación entre creer en Cristo y permanecer en Cristo: “No basta que el pecador crea en Cristo para el perdón de sus pecados; debe, mediante la fe y la obediencia, permanecer en él”.
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1. La relación entre la obra de Cristo en la cruz y la obra del Espíritu Santo: “El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil... El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo”.
2. La relación entre la ley y el Evangelio: “Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto”.
3.La relación entre Cristo como Redentor y como Soberano: “Quede este punto completamente aclarado en cada mente: Si aceptamos a Cristo como Redentor, debemos aceptarlo como Soberano. No podemos tener la seguridad y perfecta confianza en Cristo como nuestro Salvador hasta que lo reconozcamos como nuestro Rey y seamos obedientes a sus mandamientos. Así demostramos nuestra lealtad a Dios. Entonces nuestra fe sonará genuina, porque es una fe que obra. Obra por amor”.
4. La relación entre la autoridad objetiva y la responsabilidad subjetiva en la experiencia de la fe: ”La fe en Cristo como el Redentor del mundo exige un reconocimiento del intelecto iluminado, dominado por un corazón que puede discernir y apreciar el tesoro celestial. Esta fe es inseparable del arrepentimiento y la transformación del carácter. Tener fe significa encontrar y aceptar el tesoro del Evangelio con todas las obligaciones que impone”.
5.La relación entre la obra de Dios y la obra del hombre en el proceso de la salvación: “Dios obra y coopera con los dones que ha impartido al hombre, y el hombre, siendo partícipe de la naturaleza divina y realizando la obra de Cristo, puede ser vencedor y obtener la vida eterna. El Señor no tiene intención de hacer la obra para cuyo cumplimiento ha dado facultades al hombre. La parte del hombre debe ser realizada. Debe ser un colaborador de Dios, llevando el yugo con Cristo... Dios es el poder que todo lo controla. El otorga los dones; el hombre los recibe y actúa con el poder de la gracia de Cristo como un agente viviente... La combinación del poder divino y el agente humano será un éxito completo, porque la justicia de Cristo lo realiza todo”.
6.La relación entre la justicia imputada y la justicia impartida: “El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo que nos es imputada y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros”.
7.La relación entre el perdón del pecado y una vida transformada al definir el cristianismo genuino: “La religión de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa la extirpación de nuestros pecados y el henchimiento del vacío con las gracias del Espíritu Santo. Significa iluminación divina, regocijo en Dios. Significa un corazón despojado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo. Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado. Se cumple en la vida la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evangélico. La aceptación del Salvador produce un resplandor de perfecta paz, y amor perfecto, de perfecta seguridad. La belleza y fragancia del carácter de Cristo, reveladas en la vida, testifican de que Dios ha enviado ciertamente a su Hijo al mundo, para ser su Salvador”.
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