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General: SU LEY EN EL CORAZON.
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 13/04/2021 13:39


La relación entre el papel de Cristo como el Sacrificio/Salvador y como el Sumo Sacerdote/Mediador: ”Satanás inventa innumerables medios para distraer nuestras mentes de la obra en que precisamente deberíamos estar más ocupados. El archiseductor aborrece las grandes verdades que hacen resaltar la importancia de un sacrificio expiatorio y de un Mediador todopoderoso. Sabe que su éxito estriba en distraer las mentes de Jesús y de su obra”. 61El conflicto de los siglos, p. 542.

10. La relación entre el nuevo nacimiento y la obediencia a la ley de DiosEn el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida, del pecado a la santidad, de la transgresión y rebelión a la obediencia y a la lealtad”. 62Id., p. 521.

11. La relación entre el arrepentimiento y la reforma: ”Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados; es un principio de vida que transforma el carácter y rige la conducta. La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo”63El Deseado de todas las gentes, p. 509; ver también Patriarcas y profetas,pp. 80-81.

12. La relación entre la obra de Cristo sin interferencias de nuestra parte y la obra del Espíritu dentro de nosotros: “Exhorto a cada uno de los que pretenden ser hijos de Dios que nunca olviden esta gran verdad, que necesitamos que el Espíritu de Dios esté dentro de nosotros para alcanzar el cielo y que Cristo obre sin interferencias de nuestra parte para que tengamos lugar en la herencia inmortal”. 64Testimonios para los ministros, p. 442. “La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro derecho al cielo; la segunda, nuestra idoneidad para el cielo”.— Mensajes para los jóvenes, p. 32; ver también Review and Herald, 4 de junio, 1895.

13. La relación entre la fe y las obras: ”La fe de Abrahán se manifestó por sus obras... Son muchos los que no comprenden la relación que existe entre la fe y las obras. Dicen: ‘Cree solamente en Cristo, y estarás seguro. No tienes necesidad de guardar la ley’. Pero la verdadera fe se manifiesta mediante la obediencia”. 65Patriarcas y profetas, p. 149.

14. La relación entre el antiguo pacto y el nuevo: “Así como la Biblia presenta dos leyes, una inmutable y eterna, la otra provisional y temporaria, así también hay dos pactos. El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el Edén... Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios para obedecer en lo futuro medíante la fe en Cristo. También les prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios... La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.

“Otro pacto, llamado en la Escritura el pacto ‘antiguo’, se estableció entre Dios e Israel en el Sinaí, y en aquel entonces fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio... Pero si el pacto confirmado a Abrahán contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí?... Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para obedecer la ley de Dios, y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar... La misma ley que fue grabada en tablas de piedra es escrita por el Espíritu Santo sobre las tablas del corazón... Mediante la gracia de Cristo viviremos obedeciendo a la ley de Dios escrita en nuestro corazón”. 66Id., pp. 386-389.

15. La relación entre creer en Cristo y permanecer en Cristo: “No basta que el pecador crea en Cristo para el perdón de sus pecados; debe, mediante la fe y la obediencia, permanecer en él”. 67Id., p. 554.




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 13/04/2021 13:41

1. La relación entre la obra de Cristo en la cruz y la obra del Espíritu Santo: “El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil... El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo”. 53El Deseado de todas las gentes, p. 625.

2. La relación entre la ley y el Evangelio: “Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto”. 54Palabras de vida del gran Maestro, p. 99. ”Hay una perfecta armonía entre la ley de Dios y el Evangelio de Jesucristo. ‘Yo y el Padre uno somos’, dice el Gran Maestro. El Evangelio de Cristo son las buenas nuevas de la gracia, o el favor [divino], por la cual el hombre puede ser liberado de la condenación del pecado y capacitado para rendir obediencia a la ley de Dios. El Evangelio señala al código moral como una regla de vida. Esa ley, por sus demandas de una obediencia fiel, está señalando continuamente al pecador hacia el Evangelio en busca de perdón y paz... Dios ha dado una regla completa de vida en su ley. Al obedecerla, [el pecador] vivirá por ella, a través de los méritos de Cristo. Al ser transgredida, tiene poder para condenar. La ley envía a los hombres a Cristo, y Cristo les señala nuevamente la ley”.— Review and Herald, 27 de septiembre, 1881.

3.La relación entre Cristo como Redentor y como Soberano: “Quede este punto completamente aclarado en cada mente: Si aceptamos a Cristo como Redentor, debemos aceptarlo como Soberano. No podemos tener la seguridad y perfecta confianza en Cristo como nuestro Salvador hasta que lo reconozcamos como nuestro Rey y seamos obedientes a sus mandamientos. Así demostramos nuestra lealtad a Dios. Entonces nuestra fe sonará genuina, porque es una fe que obra. Obra por amor”. 55Fe y obras, p. 13.

4. La relación entre la autoridad objetiva y la responsabilidad subjetiva en la experiencia de la fe: ”La fe en Cristo como el Redentor del mundo exige un reconocimiento del intelecto iluminado, dominado por un corazón que puede discernir y apreciar el tesoro celestial. Esta fe es inseparable del arrepentimiento y la transformación del carácter. Tener fe significa encontrar y aceptar el tesoro del Evangelio con todas las obligaciones que impone”. 56Palabras de vida del gran Maestro, p. 84. ”Una fe nominal en Cristo, que le acepta simplemente como Salvador del mundo, no puede traer sanidad al alma. La fe salvadora no es un mero asentimiento intelectual a la verdad. El que aguarda hasta tener un conocimiento completo antes de querer ejercer fe, no puede recibir bendición de Dios. No es suficiente creer acerca de Cristo; debemos creer en él. La única fe que nos beneficiará es la que le acepta a él como Salvador personal; que nos pone en posesión de sus méritos. Muchos estiman que la fe es una opinión. La fe salvadora es una transacción por la cual los que reciben a Cristo se unen con Dios mediante un pacto. La fe genuina es vida. Una fe viva significa un aumento de vigor, una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora”.— El Deseado de todas las gentes, pp. 312-313.

5.La relación entre la obra de Dios y la obra del hombre en el proceso de la salvación: “Dios obra y coopera con los dones que ha impartido al hombre, y el hombre, siendo partícipe de la naturaleza divina y realizando la obra de Cristo, puede ser vencedor y obtener la vida eterna. El Señor no tiene intención de hacer la obra para cuyo cumplimiento ha dado facultades al hombre. La parte del hombre debe ser realizada. Debe ser un colaborador de Dios, llevando el yugo con Cristo... Dios es el poder que todo lo controla. El otorga los dones; el hombre los recibe y actúa con el poder de la gracia de Cristo como un agente viviente... La combinación del poder divino y el agente humano será un éxito completo, porque la justicia de Cristo lo realiza todo”. 57Fe y obras, pp. 25-26. “Aunque Elena de White habló de hacer esfuerzos vigorosos en la vida de la santificación, siempre se concibió el esfuerzo como estando habilitado por la gracia de Dios. Esta gracia fue ministrada primariamente mediante la Palabra y el Espíritu, trabajando en íntimo concierto. Este ministerio combinado traería la verdad espiritual al corazón del individuo en forma tal que se producirá la transformación del carácter”.—Woodrow W. Whidden, H, “Ellen White on Salvation” (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 1995), pp. 128-129.

6.La relación entre la justicia imputada y la justicia impartida: “El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo que nos es imputada y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros”. 58El camino a Cristo, p. 63.

7.La relación entre el perdón del pecado y una vida transformada al definir el cristianismo genuino: “La religión de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa la extirpación de nuestros pecados y el henchimiento del vacío con las gracias del Espíritu Santo. Significa iluminación divina, regocijo en Dios. Significa un corazón despojado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo. Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado. Se cumple en la vida la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evangélico. La aceptación del Salvador produce un resplandor de perfecta paz, y amor perfecto, de perfecta seguridad. La belleza y fragancia del carácter de Cristo, reveladas en la vida, testifican de que Dios ha enviado ciertamente a su Hijo al mundo, para ser su Salvador”. 59Palabras de vida del gran Maestro, pp. 345-346. “La expiación de Cristo no es simplemente una forma capaz de hacer que sean perdonados nuestros pecados: es un remedio divino para la curación de las transgresiones y la restauración de la salud espiritual; es el medio ordenado por el cielo por el cual la justicia de Cristo puede estar no sólo sobre nosotros, sino en nuestros corazones y caracteres”.— Comentario bíblico adventista del séptimo día (CBASD), t. 6, p. 1073 (originalmente en Carta 406, 1906).



 
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