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General: el tribunal espantoso de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia
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De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 30/04/2021 13:26
LOS JESUITAS Y SU COMETIDO ANTES DEL REGRESO DE CRISTO.

"Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia."Apoc.13:15 cap 12:17 cap 17:6 cap 18:24 .Daniel 7:25   El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios.” 2 Tesalonicenses 2:3, 4 (VM). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando.” Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.  Una de las principales doctrinas del romanismo enseña que el papa es cabeza visible de la iglesia universal de Cristo, y que fué investido de suprema autoridad sobre los obispos y los pastores de todas las partes del mundo. Aun más, al papa se le han dado los títulos propios de la divinidad. Se le ha titulado “Señor Dios el Papa” (véase el Apéndice.), y se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje. La misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje.
    Bien sabía Satanás que las Sagradas Escrituras capacitarían a los hombres para discernir los engaños de él y para oponerse a su poder. Por medio de la Palabra fue como el mismo Salvador del mundo resistió los ataques del tentador. A cada asalto suyo, Cristo presentaba el escudo de la verdad eterna diciendo: “Escrito está” A cada sugestión del adversario oponía él la sabiduría y el poder de la Palabra. Para mantener su poder sobre los hombres y establecer la autoridad del usurpador papal, Satanás necesita que ellos ignoren las Santas Escrituras. La Biblia ensalza a Dios y coloca a los hombres, seres finitos, en su verdadero sitio; por consiguiente hay que esconder y suprimir sus verdades sagradas. Esta fue la lógica que adoptó la iglesia romana. Por centenares de años fue prohibida la circulación de la Biblia. No se permitía a la gente que la leyese ni que la tuviese en sus casas, y sacerdotes y prelados sin principios interpretaban las enseñanzas de ella para sostener sus pretensiones. Así fue como el papa vino a ser reconocido casi universalmente como vicegerente de Dios en la tierra, dotado de autoridad sobre la iglesia y el estado.
     Ustedes saben lo que ocurre con el poder papal. La gente no tiene el derecho de interpretar por sí misma las Escrituras. Alguna otra persona debe interpretar las Escrituras para ellos. ¿No tienen ustedes mente? ¿No tienen razonamiento? ¿No ha dado Dios juicio a la gente común tanto como a los sacerdotes y magistrados? Cuando Cristo, el Señor de vida y gloria, vino a nuestro mundo, si lo hubieran conocido, nunca lo habrían crucificado. Dios les había dicho que escudriñaran las Escrituras: “A vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39.
    Esfuerzos Para Suprimir y Destruir la Biblia.—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia—especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, ... instituía el tribunal espantoso de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores.” Como resultado la Biblia “fué pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro.” Estos decretos fueron “seguidos durante 500 años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua.”—L. Gaussen, Le Canon des Saintes Ecritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 (ed. de Lausana, 1860).

Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice: “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época.”—J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant Church in France, cap. 8, párrs. 4, 5.



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 30/04/2021 13:39

Bien sabía Satanás que las Sagradas Escrituras capacitarían a los hombres para discernir los engaños de él y para oponerse a su poder. Por medio de la Palabra fué como el mismo Salvador del mundo resistió los ataques del tentador. A cada asalto suyo, Cristo presentaba el escudo de la verdad eterna diciendo: “Escrito está.” A cada sugestión del adversario oponía él la sabiduría y el poder de la Palabra. Para mantener su poder sobre los hombres y establecer la autoridad del usurpador papal, Satanás necesita que ellos ignoren las Santas Escrituras. La Biblia ensalza a Dios y coloca a los hombres, seres finitos, en su verdadero sitio; por consiguiente hay que esconder y suprimir sus verdades sagradas. Esta fué la lógica que adoptó la iglesia romana. Por centenares de años fué prohibida la circulación de la Biblia. No se permitía a la gente que la leyese ni que la tuviese en sus casas, y sacerdotes y prelados sin principios interpretaban las enseñanzas de ella para sostener sus pretensiones. Así fué como el papa vino a ser reconocido casi universalmente como vicegerente de Dios en la tierra, dotado de autoridad sobre la iglesia y el estado. 

Este intento no se hizo al principio abiertamente. En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los cristianos, los cuales siendo celosos de la honra de Dios y creyendo que su ley es inmutable, respetaban escrupulosamente la santidad de sus preceptos. Pero Satanás procedió con gran sutileza por medio de sus agentes para llegar al fin que se propusiera. Para llamar la atención de las gentes hacia el domingo, fué declarado día de fiesta en honor de la resurrección de Cristo. Se celebraban servicios religiosos en ese día; no obstante se lo consideraba como día de recreo, y seguía guardándose piadosamente el sábado.
El gran apóstata había logrado ensalzarse a sí mismo “sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto.”
2 Tesalonicenses 2:4. Se había atrevido a alterar el único precepto de la ley divina que señala de un modo infalible a toda la humanidad al Dios viviente y verdadero. En el cuarto mandamiento Dios es dado a conocer como el Creador de los cielos y de la tierra y distinto por lo tanto de todos los dioses falsos. Como monumento conmemorativo de la obra de la creación fué santificado el día séptimo como día de descanso para el hombre. Estaba destinado a recordar siempre a los hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia y objeto de reverencia y adoración. Satanás se esfuerza por disuadir a los hombres de que se sometan a Dios y obedezcan a su ley; y por lo tanto dirige sus golpes especialmente contra el mandamiento que presenta a Dios como al Creador.

Los protestantes alegan ahora que la resurrección de Cristo en el domingo convirtió a dicho día en el día del Señor. Pero las Santas Escrituras en nada confirman este modo de ver. Ni Cristo ni sus apóstoles confirieron semejante honor a ese día. La observancia del domingo como institución cristiana tuvo su origen en aquel “misterio de iniquidad” (vers. 7) que ya había iniciado su obra en los días de San Pablo. ¿Dónde y cuándo adoptó el Señor a este hijo del papado? ¿Qué razón válida puede darse en favor de un cambio que las Santas Escrituras no sancionan?

En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fué proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dió a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad.” [Apocalipsis 13:2 (VM)véase el Apéndice. Entonces empezaron a correr los 1.260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. Daniel 7:25Apocalipsis 13:5-7.] Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo.Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: “Seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.” Lucas 21:16, 17. La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días.” Apocalipsis 12:6.

El advenimiento de la iglesia romana al poder marcó el principio de la Edad Media. A medida que crecía su poder, las tinieblas se hacían más densas. La fe pasó de Cristo, el verdadero fundamento, al papa de Roma. En vez de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de sus pecados y la salvación eterna, el pueblo recurría al papa y a los sacerdotes y prelados a quienes él invistiera de autoridad. Se le enseñó que el papa era su mediador terrenal y que nadie podía acercarse a Dios sino por medio de él, y andando el tiempo se le enseñó también que para los fieles el papa ocupaba el lugar de Dios y que por lo tanto debían obedecerle implícitamente. Con sólo desviarse de sus disposiciones se hacían acreedores a los más severos castigos que debían imponerse a los cuerpos y almas de los transgresores. Así fueron los espíritus de los hombres desviados de Dios y dirigidos hacia hombres falibles y crueles; sí, aun más, hacia el mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por intermedio de ellos. El pecado se disfrazaba como manto de santidad. Cuando las Santas Escrituras se suprimen y el hombre llega a considerarse como ente supremo, ¿qué otra cosa puede esperarse sino fraude, engaño y degradante iniquidad? Al ensalzarse las leyes y las tradiciones humanas, se puso de manifiesto la corrupción que resulta siempre del menosprecio de la ley de Dios.No sólo se le enseñaba a ver en el papa a su mediador, sino aun a confiar en sus propias obras para la expiación del pecado. Largas peregrinaciones, obras de penitencia, la adoración de reliquias, la construcción de templos, relicarios y altares, la donación de grandes sumas a la iglesia,—todas estas cosas y muchas otras parecidas les eran impuestas a los fieles para aplacar la ira de Dios o para asegurarse su favor; ¡como si Dios, a semejanza de los hombres, se enojara por pequeñeces, o pudiera ser apaciguado por regalos y penitencias!

Por más que los vicios prevalecieran, aun entre los jefes de la iglesia romana, la influencia de ésta parecía ir siempre en aumento. A fines del siglo VIII los partidarios del papa empezaron a sostener que en los primeros tiempos de la iglesia tenían los obispos de Roma el mismo poder espiritual que a la fecha se arrogaban. Para dar a su aserto visos de autoridad, había que valerse de algunos medios, que pronto fueron sugeridos por el padre de la mentira. Los monjes fraguaron viejos manuscritos. Se descubrieron decretos conciliares de los que nunca se había oído hablar hasta entonces y que establecían la supremacía universal del papa desde los primeros tiempos. Y la iglesia que había rechazado la verdad, aceptó con avidez estas imposturas-En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fué “embriagada de la sangre de los santos.” Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.

El papado había llegado a ejercer su despotismo sobre el mundo. Reyes y emperadores acataban los decretos del pontífice romano. El destino de los hombres, en este tiempo y para la eternidad, parecía depender de su albedrío. Por centenares de años las doctrinas de Roma habían sido extensa e implícitamente recibidas, sus ritos cumplidos con reverencia y observadas sus fiestas por la generalidad. Su clero era colmado de honores y sostenido con liberalidad. Nunca desde entonces ha alcanzado Roma tan grande dignidad, magnificencia, ni poder.

Mas “el apogeo del papado fué la medianoche del mundo.” (Wylie, The History of Protestantism, libro 1, cap. 4.) Las Sagradas Escrituras eran casi desconocidas no sólo de las gentes sino de los mismo sacerdotes. A semejanza de los antiguos fariseos, los caudillos papales aborrecían la luz que habría revelado sus pecados. Rechazada la ley de Dios, modelo de justicia, ejercieron poderío sin límites y practicaron desenfrenadamente los vicios. Prevalecieron el fraude, la avaricia y el libertinaje. Los hombres no retrocedieron ante ningún crimen que pudiese darles riquezas o posición. Los palacios de los papas y de los prelados eran teatro de los más viles excesos. Algunos de los pontífices reinantes se hicieron reos de crímenes tan horrorosos que los gobernantes civiles tuvieron que procurar deponer a dichos dignatarios de la iglesia como monstruos demasiado viles para ser tolerados. Durante siglos Europa no progresó en las ciencias, ni en las artes, ni en la civilización. La cristiandad quedó moral e intelectualmente paralizada.




Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 30/04/2021 13:45

“Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en la gran República de la América del Norte.

“La Palabra de Dios ha dado advertencias respecto a tan inminente peligro; descuide estos avisos y el mundo protestante sabrá cuáles son los verdaderos propósitos de Roma, pero ya será tarde para salir de la trampa. Roma está aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres... Está acumulando ocultamente sus fuerzas y sin despertar sospechas para alcanzar sus propios fines y pava dar el golpe en su debido tiempo. Todo lo que Roma desea es asegurarse alguna ventaja, y ésta ya le ha sido concedida. Pronto veremos y palparemos los propósitos del romanismo”. 67El conflicto de los siglos, p. 638.

Las décadas de 1980 y 1990 presenciaron una recuperación dramática de la estatura mundial del Papa de Roma, una gran diferencia respecto a aquellas décadas entre 1870 y 1929 cuando el Papa era el “prisionero del Vaticano”. 68Ningún Papa desde 1870, cuando el Reino unificado de Italia se apoderó de los territorios papales, había salido de los terrenos del Vaticano hasta el Concordato de 1929 con el gobierno de Mussolini. El mundo quedó pasmado al ver al presidente de los Estados Unidos y al Papa en la portada de la revista Time, del 24 de febrero de 1992, bajo las palabras, “La Santa Alianza”. El artículo principal exponía la historia detrás del colapso del comunismo. El presidente Reagan y el Papa Juan Pablo II habían estado por años en consulta estrecha y altamente secreta mientras trabajaban juntos para desestabilizar el sistema comunista. “Consideraban la relación entre los Estados Unidos y el Vaticano como una santa alianza; la fuerza moral de su iglesia combinada con su feroz anticomunismo y su noción de la democracia norteamericana”. Sin esta estrecha cooperación entre la Iglesia Católica y los Estados Unidos, los acontecimientos mundiales en las décadas recientes probablemente habrían sido vastamente diferentes.

Además, como para respaldar sin otra ayuda las predicciones de Elena de White de 1888, la portada de la revista Time del 26 de diciembre de 1994 caracterizaba al Papa Juan Pablo II como el “El Hombre del Año”. En el artículo correspondiente, el Papa se presentaba como el “compás moral para creyentes y no creyentes por igual”. Hasta Billy Graham, símbolo del protestantismo evangélico, dijo del Papa: “El ha sido la conciencia vigorosa de todo el mundo cristiano”. 69Time, 26 de diciembre, 1994, p. 54.

Unión de católicos y protestantes

Pero Elena de White vio más que el resurgimiento de una adoración mundial del Papa. También vio lo que nadie siquiera habría soñado unos pocos años atrás, a saber, el asombroso acercamiento entre católicos y protestantes, incluso protestantes evangélicos. En 1885 ella escribió: “Cuando el protestantismo extienda la mano a través del abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta triple unión, nuestro país repudie todo principio de su constitución como gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación de las mentiras y seducciones papales, entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que el fin está cerca” 70Joyas de los testimonios, t. 2, p. 151. Ver El conflicto de los siglos, pp. 498, 501-503.

El 29 de marzo de 1994 dirigentes protestantes evangélicos y católicos romanos firmaron en una declaración conjunta un documento memorable que nadie podría haber previsto aun en la década de 1980. Tal vez el evento más significativo en los últimos 500 años de la historia de la iglesia, la firma de esta asombrosa declaración titulada “Evangélicos y católicos unidos: la misión cristiana en el tercer milenio”, (ECT), derriba sustancialmente la Reforma protestante a la par que cumple la profecía bíblica y las predicciones de Elena de White. 71Apocalipsis 13:3 predijo el día cuando “se maravilló toda la tierra en pos de la bestia [Roma papal]”. La esencia de esta declaración expuesta por prominentes líderes evangélicos y católicos es: “Aquellos que aman al Señor deben estar unidos”; lo que nos une es mucho más que lo que nos divide. Uno de los signatarios, J. I. Packer, defendió su respaldo al documento en el artículo “Why I Signed It” (Christianity Today, 12 de diciembre, 1994): “La esencia de la trama de sus 8.000 palabras se resume en forma simple. Después de declarar que su preocupación es acerca de ‘la relación entre evangélicos y católicos, quienes constituyen la avanzada creciente de la expansión misionera en el presente y, muy probablemente, en el siglo venidero’, el documento anuncia el acuerdo de sus redactores con el Credo de los Apóstoles y con la proposición de que ‘somos justificados por gracia mediante la fe que es en Cristo Jesús’; afirma un compromiso a buscar más amor..traza un propósito de una acción conjunta no proselitista para la conversión y la edificación de los extraños... Los redactores del ECT declaran que... entienden la vida cristiana desde el principio al fin como una conversión personal a Jesucristo y una comunión con él, saben que deben ‘enseñar y vivir en obediencia a las Escrituras divinamente inspiradas, las que son la infalible Palabra de Dios’, y sobre esta base son ‘hermanos y hermanas en Cristo’ ”

Charles Colson, otro signatario prominente, defendió el documento ECT en “Why Catholics Are Our Allies”, donde argumentó así: “Cuando confrontamos el mundo no cristiano —ya sea en evangelismo o en activismo político— debiéramos presentar un frente unido. Este es el blanco de ECT... Asegurémonos de que estamos disparando nuestros rifles polémicos contra el enemigo, no contra aquellos [católicos romanos] que están en las trincheras junto con nosotros [protestantes] en defensa de la Verdad”.— Christianity Today, 14 de noviembre, 1994.

Una predicción que todavía no se ha cumplido completamente implica la triple unión del protestantismo, el catolicismo y el espiritismo (Movimiento de la Nueva Era, etc.) en un esfuerzo concertado para imponer la adoración en el día domingo. Con la rapidez pasmosa de recientes esfuerzos conjuntos de los protestantes y católicos, unificados en el centro por su conexión teológica común de la inmortalidad del alma, su unión posterior con el espiritismo moderno (Nueva Era) no es difícil prever... ahora. ¡Pero de ningún modo en la década de 1880! 72“Merced a los dos errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes. Mientras aquél forma la base del espiritismo, éste crea un lazo de simpatía con Roma. Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia”.— El conflicto de los siglos, p. 645.




Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 30/04/2021 13:51

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De: Damarit Espinoza Enviado: 30/04/2021 13:54


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