Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Mje de los tres angeles Apocalipsis 14:6,12.
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 
 
  Herramientas
 
General: LA LEY DE DIOS PADRE HIJO Y ESPIRITU SANTO UNO.
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 28/12/2021 00:27

El poder prometido el Espíritu Santo Juan 14:15,24. Junto con la ley de Dios Éxodo 20:1,17.

Dios no nos pide que hagamos con nuestra propia fuerza la obra que nos espera. Él ha provisto ayuda divina para todas las emergencias a las cuales no puedan hacer frente nuestros recursos humanos. Da el Espíritu Santo para ayudarnos en toda dificultad, para fortalecer nuestra esperanza y seguridad, para iluminar nuestra mente y purificar nuestro corazón. 

Precisamente antes de su crucifixión, el Salvador dijo a sus discípulos: “No os dejaré huérfanos”. “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. “...él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:18, 16;16:13; 14:26. 8TPI 26.2

Cristo hizo provisión para que su iglesia fuera un cuerpo transformado, iluminado por la luz del cielo, que poseyese la gloria de Emanuel. Él quiere que todo cristiano esté rodeado de una atmósfera espiritual de luz y paz. No tiene límite la utilidad de aquel que, poniendo el yo a un lado, da lugar a que obre el Espíritu Santo en su corazón, y vive una vida completamente consagrada a Dios. 




Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 28/12/2021 00:38

Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron proclamadas hasta los confines más remotos del mundo habitado. El corazón de los discípulos quedó sobrecargado de una benevolencia tan completa, profunda y abarcante, que los impulsó a ir hasta los confines de la tierra testificando: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo...”. Gálatas 6:14. Mientras proclamaban la verdad tal cual es en Jesús, los corazones cedían al poder del mensaje. La iglesia veía a los conversos acudir a ella desde todas las direcciones. Los apóstatas se volvían a convertir. Los pecadores se unían con los cristianos en la búsqueda de la perla de gran precio. Los que habían sido acérrimos oponentes del evangelio llegaron a ser sus campeones. Se cumplía la profecía: “...el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová”. Zacarías 12:8. Cada cristiano veía en su hermano la divina similitud del amor y la benevolencia. Un solo interés prevalecía. Un objeto de emulación absorbía a todos los demás. La única ambición de los creyentes consistía en revelar un carácter semejante al de Cristo y trabajar para el engrandecimiento de su reino. 8TPI 26.4

“Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos”. Hechos 4:32. Gracias a sus labores se añadieron a la iglesia hombres elegidos, quienes, recibiendo la Palabra de vida, consagraron su existencia a la obra de comunicar a otros la esperanza que había llenado su corazón de paz y gozo. Centenares proclamaron el mensaje: “El reino de Dios se ha acercado”. Marcos 1:15. No se los podía restringir ni intimidar por amenazas. El Señor hablaba por su medio, y dondequiera que fueran, los enfermos eran sanados y el evangelio era predicado a los pobres. 8TPI 27.1

Tal es el poder con que Dios puede obrar cuando los hombres se entregan al control de su Espíritu. 8TPI 27.2

A nosotros hoy, tan ciertamente como a los primeros discípulos, pertenece la promesa del Espíritu. Dios dotará hoy a hombres y mujeres del poder de lo alto, como dotó a los que, en el día de Pentecostés, oyeron la palabra de salvación. En este mismo momento su Espíritu y su gracia son para todos los que los necesiten y quieran aceptar su palabra al pie de la letra. 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 28/12/2021 02:05

Notemos que el Espíritu fue derramado después que los discípulos hubieron llegado a la unidad perfecta, cuando ya no contendían por el puesto más elevado. Eran unánimes. Habían desechado todas las diferencias. Y el testimonio que se da de ellos después que les fue dado el Espíritu es el mismo. Notemos la expresión: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma...”. Hechos 4:32. El Espíritu de Aquel que había muerto para que los pecadores vivieran animaba a toda la congregación de los creyentes. 8TPI 27.4

Los discípulos no pidieron una bendición para ellos mismos. Sentían preocupación por las almas. El evangelio había de ser proclamado hasta los confines de la tierra y solicitaban la medida de poder que Cristo había prometido. Entonces fue cuando se derramó el Espíritu Santo y miles se convirtieron en un día. 8TPI 28.1

Así puede suceder ahora. Desechen los cristianos todas las disensiones, y entréguense a Dios para salvar a los perdidos. Pidan con fe la bendición prometida, y ella les vendrá. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue “la lluvia temprana”, y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante. ¿Cuál es la promesa hecha a los que viven en los postreros días? “Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anunció que os restauraré doble”. “Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno”. Zacarías 9:12; 10:1. 8TPI 28.2

Cristo declaró que la influencia divina del Espíritu había de acompañar a sus discípulos hasta el fin. Pero la promesa no es apreciada como debiera serlo; por lo tanto, su cumplimiento no se ve como debiera verse. La promesa del Espíritu es algo en lo cual se piensa poco; y el resultado es tan sólo lo que podría esperarse: sequía, tinieblas, decadencia y muerte espirituales. Los asuntos de menor importancia ocupan la atención y, aunque es ofrecido en su infinita plenitud, falta el poder divino que es necesario para el crecimiento y la prosperidad de la iglesia y que traería todas las otras bendiciones en su estela. 8TPI 28.3

La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio evangélico. Puede poseerse saber, talento, elocuencia, y todo don natural o adquirido; pero, sin la presencia del Espíritu de Dios, ningún corazón se conmoverá, ningún pecador será ganado para Cristo. Por otro lado, si sus discípulos más pobres y más ignorantes están vinculados con Cristo, y tienen los dones del Espíritu, tendrán un poder que se hará sentir sobre los corazones. Dios hará de ellos conductos para el derramamiento de la influencia más sublime del universo. 



 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados