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General: BAJO EL MANTO DE CRISTIANISMO.
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La institución bíblica de la Cena del Señor fue sustituida por el sacrificio idolátrico de la misa. Los sacerdotes papales aseveraban que con sus palabras podían convertir el pan y el vino en “el cuerpo y sangre verdaderos de Cristo” (Cardenal Wiseman, The Real Presence, confer. 8, sec. 3, párr. 26). Con blasfema presunción se arrogaban el poder de crear a Dios, Creador de todo. Se les obligaba a los cristianos, so pena de muerte, a confesar su fe en esta horrible herejía que afrentaba al cielo. Muchísimos que se negaron a ello fueron entregados a las llamas.
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La “iglesia del desierto”, es decir, los pocos descendientes de los antiguos cristianos que aún quedaban en Francia en el siglo XVIII, escondidos en las montañas del sur, seguían apegados a la fe de sus padres. Cuando se arriesgaban a congregarse en las faldas de los montes o en los páramos solitarios, eran cazados por los soldados y arrastrados a las galeras donde llevaban una vida de esclavos hasta su muerte. A los habitantes más morales, más refinados e inteligentes de Francia se les encadenaba y torturaba horriblemente entre ladrones y asesinos (Wylie, lib. 22, cap. 6). Otros, tratados con más misericordia, eran muertos a sangre fría y a balazos, mientras que indefensos oraban de rodillas. Centenares de ancianos, de mujeres indefensas y de niños inocentes, eran dejados muertos en el mismo lugar donde se habían reunido para celebrar su culto. Al recorrer la falda del monte o el bosque para acudir al punto en donde solían reunirse, no era raro hallar “a cada trecho, cadáveres que maculaban la hierba o que colgaban de los árboles”. Su país, asolado por la espada, el hacha y la hoguera, “se había convertido en vasto y sombrío yermo”. “Estas atrocidades no se cometieron en la Edad Media, sino en el siglo brillante de Luis XIV, en que se cultivaba la ciencia y florecían las letras; cuando los teólogos de la corte y de la capital eran hombres instruidos y elocuentes y que afectaban poseer las gracias de la mansedumbre y del amor” (ibíd., cap. 7). CS 274.3
Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la “matanza de San Bartolomé”. Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría. CS 275.1
Así como Cristo era el jefe invisible de su pueblo cuando salió de la esclavitud de Egipto, así lo fue Satanás de sus súbditos cuando acometieron la horrenda tarea de multiplicar el número de los mártires. La matanza continuó en París por siete días, con una furia indescriptible durante los tres primeros. Y no se limitó a la ciudad, sino que por decreto especial del rey se hizo extensiva a todas las provincias y pueblos donde había protestantes. No se respetaba edad ni sexo. No escapaba el inocente niño ni el anciano de canas. Nobles y campesinos, viejos y jóvenes, madres y niños, sucumbían juntos. La matanza siguió en Francia por espacio de dos meses. Perecieron en ella setenta mil personas de la flor y nata de la nación. CS 275.2
“Cuando la noticia de la matanza llegó a Roma, el regocijo del clero no tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el cañón de San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas las torres; innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII acompañado de los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en larga procesión hacia la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó el Te Deum [...]. Se acuñó una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden verse en el Vaticano tres frescos de Vasari, representando la agresión contra el almirante, al rey en el concilio maquínando la matanza, y la matanza misma. Gregorio envió a Carlos la Rosa de Oro; y a los cuatro meses de la matanza, [...] escuchó complacido el sermón de un sacerdote francés, [...] que habló de ‘ese día tan lleno de dicha y alegría, cuando el santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San Luis en solemne comitiva para dar gracias a Dios’” (H. White, The Massacre of St. Bartholomew, cap. 14). CS 275.3
El mismo espíritu maestro que impulsó la matanza de San Bartolomé fue también el que dirigió las escenas de la Revolución. Jesucristo fue declarado impostor, y el grito de unión de los incrédulos franceses era: “Aplastad al infame”, lo cual decían refiriéndose a Cristo. Las blasfemias contra el cielo y las iniquidades más abominables se daban la mano, y eran exaltados a los mejores puestos los hombres más degradados y los más entregados al vicio y a la crueldad. En todo esto no se hacía más que tributar homenaje supremo a Satanás, mientras que se crucificaba a Cristo en sus rasgos característicos de verdad, pureza y amor abnegado. CS 276.1
“La bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos y los matará”. El poder ateo que gobernó a Francia durante la Revolución y el reinado del terror, hizo a Dios y a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo. El culto de la Deidad fue abolido por la asamblea nacional. Se recogían Biblias para quemarlas en las calles haciendo cuanta burla de ellas se podía. La ley de Dios fue pisoteada; las instituciones de la Biblia abolidas; el día del descanso semanal fue abandonado y en su lugar se consagraba un día de cada diez a la orgía y a la blasfemia. El bautismo y la comunión quedaron prohibidos. Y en los sitios más a la vista en los cementerios se fijaron avisos en que se declaraba que la muerte era un sueño eterno. CS 276.2
El temor de Dios, decían, dista tanto de ser el principio de la sabiduría que más bien puede considerársele como principio de la locura. Quedó prohibida toda clase de culto religioso a excepción del tributado a la libertad y a la patria. El “obispo constitucional de París fue empujado a desempeñar el papel más importante en la farsa más desvergonzada que jamás fuera llevada a cabo ante una representación nacional [...]. Lo sacaron en pública procesión para que manifestase a la convención que la religión que él había enseñado por tantos años, era en todos respectos una tramoya del clero, sin fundamento alguno en la historia ni en la verdad sagrada. Negó solemnemente y en los términos más explícitos la existencia de la Deidad a cuyo culto se había consagrado él y ofreció que en lo sucesivo se dedicaría a rendir homenaje a la libertad, la igualdad, la virtud y la moral. Colocó luego sobre una mesa sus ornamentos episcopales y recibió un abrazo fraternal del presidente de la convención. Varios sacerdotes apóstatas imitaron el ejemplo del prelado” (Scott, tomo 1, cap. 17
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“Todo cardenal, arzobispo y obispo de la Iglesia Católica, presta un juramento de obediencia al papa, en el cual se encuentran las siguientes palabras: ‘Me opondré a los herejes, cismáticos y rebeldes contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores y los perseguiré con todo mi poder’” (J. Strong, Our Country, cap. 5, párrs. 2-4).
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—La Biblia y la Revolución Francesa
En el Siglo XVI la Reforma, presentando a los pueblos la Biblia abierta, procuró entrar en todos los países de Europa. Algunas naciones le dieron la bienvenida como a mensajera del cielo. En otros países el papado consiguió hasta cierto punto cerrarle la entrada; y la luz del conocimiento de la Biblia, con sus influencias ennoblecedoras, quedó excluida casi por completo. Hubo un país donde, aunque la luz logró penetrar, las tinieblas no permitieron apreciarla. Durante siglos, la verdad y el error se disputaron el predominio. Triunfó al fin el mal y la verdad divina fue desechada. “Esta es la condenación, que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz”. Juan 3:19 (VM). Aquella nación tuvo que cosechar los resultados del mal que ella misma se había escogido. El freno del Espíritu de Dios le fue quitado al pueblo que había despreciado el don de su gracia. Se permitió al mal que llegase a su madurez, y todo el mundo pudo palpar las consecuencias de este rechazamiento voluntario de la luz. CS 269.1
La guerra que se hizo en Francia contra la Biblia durante tantos siglos llegó a su mayor grado en los días de la Revolución. Esa terrible insurrección del pueblo no fue sino resultado natural de la supresión que Roma había hecho de las Sagradas Escrituras (véase el Apéndice). Fue la ilustración más elocuente que jamás presenciara el mundo, de las maquinaciones de la política papal, y una ilustración de los resultados hacia los cuales tendían durante más de mil años las enseñanzas de la iglesia de Roma. CS 270.1
La supresión de las Sagradas Escrituras durante el período de la supremacía papal había sido predicha por los profetas; y el revelador había señalado también los terribles resultados que iba a tener especialmente para Francia el dominio “del hombre de pecado”. ESFUERZOS PARA SUPRIMIR Y DESTRUIR LA BIBLIA—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia, especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, [...] instituía el espantoso tribunal de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. Estos decretos fueron “seguidos durante quinientos años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua”. (L. Gaussen, Le canon des Saintes Écritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 ed. de Lausana, 1860). Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época” (J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant Church in France, cap. 8, párrs. 4, 5). CS 665.2
Véase además G. P. Fisher, La Reformación, cap. 15, párr. 16; E. Pétavel, La Bible en France, cap. 2, párrs. 3, 8-10, 13, 21 (ed. de París, 1864); G. H. Putnam, The Censorship of the Church of Rome, tomo 1, cap. 4 (ed. de 1906, pp. 97, 99, 101, 102); tomo 2, cap. 2 (pp. 15-19); J.A. Wylie, History of Protestantism, lib. 22, cap. 6, párr. 3; S. Smiles, The Huguenots: Their Settlements, Churches, and Industries, etc., cap. 1, párrs. 32, 34; cap. 2, párr. 6; cap. 3, párr. 14; cap. 18, párr. 5 (con la nota); S. Smiles, The Huguenots in France after the Revocation, cap. 2, párr. 8; cap. 10, párr. 30; cap. 12. CS 665.3
223 EL REINADO DEL TERROR—Respecto a la responsabilidad de jefes extraviados, tanto en la iglesia como en el estado, pero particularmente en la iglesia, por las escenas de la Revolución francesa, véase W. M. Sloane, The French Revolution and Religious Reform, prefacio, y cap. 2, párrs. 1, 2, 10-14 (ed. de 1901, pp. vii-ix, 19, 20, 26-31, 40); P. Schaff, en Papers of the American Society of Church History, tomo 1, pp. 38, 44; A. Galton, Church and State in France, 1300-1907, cap. 3, sec. 2 (ed. de Londres, 1907); Sir J. Stephen, Lectures on the History of France, conferencia 16, párr. 60; S. Smiles, The Huguenots in France after the Revocation, cap. 18.
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Apocalipsis 14, un ancla para el pueblo de Dios.
En estos últimos días, es nuestro deber indagar el pleno significado de los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángeles. Todas nuestras transacciones debieran estar en armonía con la Palabra de Dios. Los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángeles están unidos entre sí, y se revelan en el capítulo 14 de Apocalipsis, del sexto versículo hasta el final.
Muchos de los que aceptaban el tercer mensaje no habían tenido experiencia en los dos anteriores. Satanás comprendió esto, y fijó en ellos su ojo maligno para vencerlos; pero el tercer ángel dirigía la atención de ellos hacia el lugar santísimo, y los que habían tenido experiencia en los mensajes anteriores les indicaban el camino del santuario celestial. Muchos percibieron el perfecto eslabonamiento de verdades en los mensajes angélicos, y aceptándolos gozosamente uno tras otro, siguieron al Señor por la fe en el santuario celeste. Estos mensajes me fueron representados como un áncora para el pueblo de Dios. Quienes los comprendan y acepten quedarán libres de verse arrastrados por los muchos engaños de Satanás.—MJE DEL PRIMER ANGEL Apocalipsis 14:7
Decía a gran voz: “¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su
juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes
de las aguas!”
I. Introducción:
El mensaje del primer ángel de Apocalipsis 14 es el mensaje introductorio
que da inicio al mensaje de la Verdad Presente para el tiempo del fin. El
evangelio eterno, que es el mensaje de la venida del Mesías y la salvación, ha
sido proclamado a lo largo de la historia. Sin embargo, cada época ha tenido un
mensaje específico para cada situación. Por ejemplo, Noé predicó del diluvio que
fue la verdad presente para su tiempo. Elías predicó sobre la decisión de seguir
a Dios o a Baal como la verdad presente para su tiempo. Juan el Bautista hizo
un llamado al arrepentimiento debido a la llegada del reino de los cielos como la
verdad presente para su tiempo. Ahora, la verdad presente para el tiempo del fin
se introduce con un llamado vital descrito en el mensaje del primer ángel con
tres imperativos para establecer una relación de comunión con Dios.
II. Desarrollo
1. Primer imperativo: temer a Dios
El temor es asociado al miedo y en los tiempos en los que vivimos, el
miedo o temor es considerado algo negativo. De hacho existen personas que
sugieren que debemos vencer nuestros miedos, lo cual es hasta cierto punto
saludable puesto que los miedos detienen a muchas personas a lograr sus
objetivos. Sin embargo, en el caso del mensaje del primer ángel de Apocalipsis
14, el temor no es un miedo infundado sino el termo a Dios.
En la Biblia, el temer a Dios no es negativo, sino todo lo contrario. Es
saludable e importante en la vida del creyente. Lo primero que se debe tener en
cuenta es que es una orden de parte de Dios. Ahora, temer a Dios tiene un
impacto en la vida de cada creyente pues hay algunos elementos que son
importantes para comprender de forma adecuada lo que implica temer a Dios.
Lo primero que se puede decir es que el temor de Dios es un indicio de
sabiduría. Proverbios 1:7 dice que “El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Por lo que
Salomón dice en este pasaje, el comienzo para obtener sabiduría. Todos
queremos ser sabios y no insensatos. La clave para serlo radica en tener el temor
de Jehová. En otras palabras, para iniciar el camino hacia la sabiduría, es
necesario dar el primer paso que es tener temor de Jehová. Entonces, temer a
Dios debe ser asociado con la verdadera sabiduría.
En segundo lugar, el temor de Dios no queda en un aspecto de la
sabiduría, sino que la Biblia lo lleva a un nivel práctico. El mismo rey Salomón
declara que “el temor de Jehová es aborrecer el mal: yo aborrezco la soberbia,
la arrogancia, el mal camino y la boca perversa” (Pr 8:13). En este pasaje, el
temor de Jehová pasa a algo mas tangible, es aborrecer el mal, la soberbia, la
arrogancia, el mal camino y la boca perversa. En otras palabras, el temor a Dios
debe llevar al creyente de la actitud una vida de rechazo a lo malo. De hecho,
hay relación entre ser sabio y no hacer lo que es malo.
En tercer lugar, siendo que el temor de Dios tiene que ver con el rechazo
de lo malo. El problema es quién define lo bueno y lo malo. Generalmente cada
persona tiene sus propios conceptos sobre lo que el bueno y lo que es malo. Sin
embargo, la Biblia prescribe qué es lo que se tiene que hacer como parte del
temor de Jehová. “¡Ojalá siempre tuvieran tal corazón, que me temieran y
guardaran todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos
les fuera bien para siempre!” (Dt 5:29). En este pasaje encontramos el clamor de
Dios para el hombre indicándole qué hacer, obediencia a sus mandamientos.
Finalmente, se puede concluir que temer a Dios es ser sabios apartándose del
mal y haciendo la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos, en su
palabra.
declara en torno a la reverencia y el temer a Dios:
Estamos viviendo en medio de los solemnes acontecimientos del juicio.
Nuestras almas debieran estar llenas de temor reverente, porque estamos
continuamente en la presencia de Dios. Cada uno debe decidir por sí mismo si
obedecerá y vivirá o desobedecerá y perecerá. (AO 99)
2. Segundo imperativo: dar gloria a Dios
Apocalipsis 14:7 presenta un segundo imperativo que debe ser tomado en
cuenta pues es el llamado de Dios para la humanidad. El mensaje del primer
ángel insta a los seres humanos a darle gloria a Dios. El asunto es definir quésignifica darle gloria a Dios. Alguno podría decir que cuando cantamos himnos
de alabanzas al Señor le estamos dando la gloria que se merece. Otros podrían
decir que cuando le damos crédito a Dios por lo que él hace diciendo que la gloria
sea para Dios sea la forma de darle gloria a Dios.
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Sin embargo, la Biblia es bastante específica en cuanto a esto. Lo primero
que se puede decir es que debemos dar gloria a Dios con todo lo que hacemos.
1 Corintios 10:31 declara que “Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa,
hacedlo todo para la gloria de Dios.” Esto significa que lo que hacemos debe
darle gloria a Dios. El texto indica que, por ejemplo, la forma como nos
alimentamos debe darle gloria a Dios. Ejemplo de esto fue Daniel, quien teniendo
la posibilidad de comer cualquier tipo de alimento, decidió glorificar a Dios con
su alimentación. Daniel y sus amigos rechazaron la comida del rey por dos
razones fundamentales: primero, eran alimentos dedicados a los ídolos; y
segundo, había alimentos inmundos que no estaban en concordancia con
Levítico 11 además de tener una preparación poco saludable.
Sin embargo, el texto va de Corintios va mucho mas allá de la
alimentación, el texto dice “o haceis otra cosa”. Esto significa dedicación
completa a Dios que involucra todos y cada uno de los aspectos de la vida del
ser humano. Es no solo alimentación, es también las cosas que vemos en la
televisión o lo que leemos. Es lo que escuchamos por internet o en la radio. Es
lo que hacemos con nuestras manos y a donde vamos. En otras palabras, es
todo lo que hacemos. Entonces, para darle gloria a Dios debemos hacernos una
pregunta antes de tomar cualquier decisión: Esto que estoy pensando hacer,
¿será del agrado de Dios? Si la respuesta es negativa, al hacerlo no le estamos
dando gloria a Dios, por otro lado, si la respuesta es positiva, entonces al hacerlo
le damos gloria a Dios.
Ahora bien, para poder dar gloria a Dios, debemos comprender un asunto
clave que tiene que ver con la mayordomía: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de
Dios, y que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1
Co 6:19-20). El apóstol Pablo nos dice que nada nos pertenece, sino que todo le
pertenece a Dios, aún nuestro cuerpo. Si comprendemos que no nospertenecemos a nosotros mismos, sino que somos propiedad de Dios, entonces
nuestras decisiones serán las correctas y entonces daremos gloria a Dios.
En este mismo sentido, dice:
Los talentos de Dios no deben ser usados para exaltación propia, sino que
deben ser llevados a los cambiadores, para que él reciba lo suyo con usura.
Nadie intente asegurar grandezas, felicidad o complacencia personal al invertir
en beneficio propio las facultades con las cuales está dotado, porque al actuar
así deshonra al Dador, y deja de cumplir el propósito por el cual él fue creado.
Todas nuestras facultades provienen de Dios, y deberían ser usadas para su
gloria. (CDD 132)
3. Tercer imperativo: adorar a Dios
La tercera orden dada por Dios como parte del mensaje del primer ángel
de Apocalipsis 14 es que debemos adorar a Dios de manera exclusiva. El texto
de dice: “Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las
aguas” (v. 7). El texto bíblico es intencional. Juan pudo haber dicho “Adorad al
Creador”, hubiera sido suficiente, pero Juan quiere llevarnos a la verdadera
adoración. Decir simplemente “adorar al Creador” es claro pero no específico.
Sin embargo, decir “Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y
las fuentes de las aguas” es no solo claro sino también específico. Juan hace
uso de una fraseología única. Si leemos los diez mandamientos, encontramos
que solo hay dos mandamientos enfocados en la adoración: primero, rechazo a
la adoración de cualquier cosa que está en el cielo, en la tierra o en las aguas
(Éx 20:4-6); y segundo, adoración al Dios que hizo los cielos y la tierra y el mar
y todo lo que hay en ellos (Éx 20:8-11).
Juan nos indica que la adoración al Creador es vital en la vida del
creyente. De hecho, el tema de la adoración ha sido clave y de suma importancia
a lo largo de la historia de la humanidad. Dios sacó a su pueblo de la tierra de
Egipto y los llevó a la tierra prometida. En el camino, antes de recibir los diez
mandamientos de forma escrita, mientras Moisés estuvo en el Sinaí, el pueblo
levantó un becerro de oro como objeto de adoración. Moisés, al retornar al
campamento encontró al pueblo danzando al rededor del ídolo y la ira de Dios
se encendió contra el pueblo. Cuando entraron a la tierra prometida, el pueblo
pidió un rey y con el tiempo el pueblo se volvió a los dioses falsos. Esta fue la
razón por la cual el pueblo de Israel fue tomado cautivo a Babilonia. La idolatríaen todas sus formas, ha sido siempre un problema a resolver para el pueblo de
Dios.
Del mismo modo, la observancia del sábado como reconocimiento al
Creador ha sido importante para el pueblo de Dios a lo largo de su historia.
Cuando el pueblo de Dios sale de Egipto, Dios prueba al pueblo para ver si
obedecen su palabra enviando pan del cielo durante la semana y el sábado no
envió nada. Luego, al darles por escrito los diez mandamientos, el sábado era
parte del decálogo y ha sido parte fundamental de la vida religiosa del pueblo de
Dios. El sábado es tan importante que es una señal de pertenencia entre Dios y
su pueblo (Ez 20:12, 20). Del mismo modo, las reformas hechas luego del exilio,
se puso especial atención a la observancia del sábado (Neh 13:15-22).
Estos dos aspectos de la adoración son importantes y deben ser parte de
la vivencia del pueblo de Dios en el tiempo del fiel. Fue importante antes de entrar
a la tierra prometida, la Canaán terrenal y es importante también para entrar en
la Canaán celestial. Asimismo, declaró:
El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el
Creador, y que a él es a quien todos los demás seres deben su existencia. Y
cada vez que la Biblia presenta el derecho de Jehová a nuestra reverencia y
adoración con preferencia a los dioses de los paganos, menciona las pruebas de
su poder creador. “Todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo
los cielos” (Salmo 96:5). (CS 489)
III. Conclusiones
El mensaje de la verdad presente expresado en el anuncio del primer
ángel de Apocalipsis 14 está vinculado con la relación entre Dios y sus fieles
adoradores. El primer ángel hace un llamado para temer a Dios, darle gloria y
adorar al Creador. El pueblo del tiempo del fin debe en primer lugar vivir a la
altura de este mensaje tan importante y del mismo modo, debe anunciar estas
verdades y restaurar la verdadera adoración al Dios Creador, dando gloria al
Dios del cielo y temer al Soberano del universo. Que Dios nos ayude no solo a
cumplir la proclamación de estas verdades sino también a vivir conforme al
mensaje que nos ha entregado.
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MJE DEL SEGUNDO Y TERCER ANGEL APOC 14:
8 Y un segundo Angel le siguió diciendo: «Cayó, cayó la Gran Babilonia, la que dio a beber a todas las naciones el vino del furor.»
9 Un tercer Angel les siguió, diciendo con fuerte voz: «Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano,
10 tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre, delante de los santos Angeles y delante del Cordero.
11 Y la humareda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día ni de noche, para los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre.»
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 8
[V.8-> Otro ángel. Los MSS presenta diversas variantes de esta frase. Sin embargo, la evidencia textual se inclina por el texto “otro segundo ángel”. Le siguió. Gr. aklouthéō, “acompañar”, “seguir” (ver Mat 19:27-28; Mar 1:18, donde la palabra tiene la idea de acompañar personalmente a Jesús). Parece tener ambos significados en este versículos. Cronológicamente, el segundo ángel sigue al primero, pero también es cierto que el primer ángel continúa su ministerio cuando el segundo ángel se le une. En ese sentido el mensaje del segundo ángel acompaña al del primero. Diciendo. Los mensajes del primero y el tercer ángel son proclamados con “gran voz” (ver. 7, 9). El mensaje relativo a la caída de Babilonia se proclama más tarde con “voz potente” (ver com. Ap 18:1-2). Ha caído, ha caído. Mejor, “cayó, cayó”. Algunos MSS omiten la repetición del verbo, pero la evidencia textual establece su presencia. El pasaje parece ser un eco de Isa 21:9, que en hebreo repite el verbo, pero que en algunos MSS de la LXX lo pone una sola vez. La repetición hace más enfático el mensaje. Babilonia es un término abarcante que Juan utiliza para describir a todas las organizaciones y los movimientos religiosos que han apartado de la verdad. Este hecho nos obliga a considerar esta “caída” como progresiva y también acumulativa. Esta profecía de la caída de Babilonia ha hallado su cumplimiento en el alejamiento de la pureza y sencillez del Evangelio que se ha generalizado en el protestantismo (ver com. Ap 14:4). El mensaje de que cayó Babilonia fue predicado por primera vez por el movimiento adventista de los mileristas entre junio y agostos de 1844, y se aplicó a las iglesias que rechazaban el mensaje del primer ángel en cuanto al juicio (ver com. Ap 14:7). Este mensaje tendrá una creciente aplicación a medida de que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente con la unión de diversos 843 elementos religiosos bajo la dirección de Satanás (ver com. Ap 13:12-14; Ap 17:12-14). El mensaje del Ap 18:2-4 anuncia la caída completa de Babilonia y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas que componen a Babilonia, a separarse de ellas. Babilonia. La antigua ciudad llamada Babilonia hallada en ruinas y desolación en los días de Juan (ver com. Isa 13:19). Como sucede con muchos otros términos y expresiones de Apocalipsis, la importancia de este nombre (ver com. Hch 3:16) puede entenderse mejor si se considera el papel histórico que desempeño en los tiempos de AT (ver pp. 879-882; com. Isa 47:1; Jer 25:12; Jer 50:1; Eze 26:13; Ap 16:12; Ap 16:16; Nota Adicional com. cap. 18). La designación “misterio: Babilonia” (Ap 17:5) específicamente identifica el nombre en forma figurada (ver com. Rom 11:25; Ap 1:20; Ap 17:5; cf. com. Ap 16:12). Bab-ilu ( Babel o Babilonia) significa en el idioma babilónico “puerta de los dioses”; pero los hebreos despectivamente lo asociaban con balal, palabra que en su idioma significaba “confundir” (ver com. Gen 11:9). Los gobernantes de Babilonia sin duda llamaron a su ciudad “puerta” de los dioses porque deseaban considerarla como el lugar donde los dioses se relacionaban con los hombres para dirigir los asuntos de la tierra (ver com. Jue 9:35; Rht 4:1; 1Rey 22:10; Jer 22:3); por lo tanto, este nombre parece haber reflejado la pretensión de los reyes babilónicos de que habían sido comisionados para gobernar el mundo por mandato divino (ver t. II, p. 161; PP 112; com. Gen 11:4). Babilonia fue fundada por Nimrod (ver com. Gen 10:10; Gen 11:1-9). La ciudad fue desde el principio emblema de incredulidad en cuanto al verdadero Dios y desafío de su voluntad (ver com. Gen 11:4-9), y su norte fue un monumento de su plan maestro para obtener el control de la raza humana, así como Dios se proponía actuar por medio de Jerusalén (ver t, IV, pp. 28-32). Por esta razón, durante los tiempos del AT las dos ciudades simbolizaron, respectivamente las fuerzas del mal y del bien que obraban en el mundo. Los fundadores de Babilonia intentaron establecer un gobierno enteramente independiente de Dios, y si él no hubiese invertido, finalmente hubieran logrado desterrar la justicia de la tierra (PP 115; cf. com. Dan 4:17). Entonces Dios decidió que era necesario destruir la torre y esparcir a sus constructores (ver com. Gen 11:7-8). Después de un período de éxito transitorio siguió otro de más de mil años de decadencia y sujeción a otras naciones (ver t. I, pp. 144-145; t II, p. 94; com. Isa 13:1; Dan 2:37). Cuando Nabuconodosor II reconstruyó a Babilonia, ésta llegó a ser una de las maravillas del mundo antiguo (ver Nota Adicional de Dan. 4). Su plan de que su reino fuera universal y eterno (ver com. Dan 3:1; Dan 4:30), tuvo éxito hasta cierto grado, pues en esplendor y poder el nuevo Imperio Babilónico sobrepujó a sus predecesores (ver t. II, pp 94-96; com. Ap 2:38-38; Ap 4:30); sin embargo, también llegó a ser la orgullosa y cruel opresora (ver Ed 171). Conquistó al pueblo de Dios y puso en peligro el propósito divino para este pueblo. Pero Dios humilló a Nabuconodosor con una dramática serie de acontecimientos, y sometió su voluntad (ver t. IV, pp. 779-780). Pero sus sucesores se negaron a humillarse delante de Dios (Dan 5:18-22), y finalmente Babilonia fue pesada en las balanzas del cielo y hallada falta, y el reino fue “roto” por el decreto del Vigilante divino (ver com. Dan 5:26-28). Babilonia fue durante cierto tiempo la capital del Imperio Persa, pero fue destruida por Jerjes (cf. t. III, pp. 459-460). A través de los siglos la ciudad gradualmente fue perdiendo su esplendor e importancia, hasta que a fines del siglo I d. C. virtualmente dejó de existir (ver Isa 13:19; Ap 18:21). Desde la caída de la antigua Babilonia Satanás siempre ha procurado regir el mundo por medio de diferentes potencias, y probablemente lo hubiera logrado hace mucho de no ser por las repetidas intervenciones divinas (ver com. Dan 2:39-43). Su tentativa más audaz y que casi logró completo éxito fue hecha, sin duda, por medio del papado, especialmente durante la Edad Media (ver t. IV, p. 863; com. Dan 7:25). Pero Dios ha intervenido para evitar el triunfo de todas las subsiguientes amenazas al cumplimiento final de sus propósitos ( cf. Ap 12:5; Ap 12:8; Ap 12:16), y por eso las naciones nunca han podido “pegarse” 844 la una con la otra (ver com. Dan 2:43). El mal contiene el germen de la división; pero cerca del fin del tiempo se permitirá que Satanás logre una unión que por un corto período parecerá ser un completo éxito (ver com. Ap 16:13-14; Ap 16:16; Ap 17:12-14). A fines del siglo I d. C. los cristianos ya se referían a la ciudad y al Imperio Romano con el nombre críptico de Babilonia (ver com. 1Pe 5:13). En ese tiempo la ciudad de Babilonia, una vez esplendorosa, yacía en ruinas casi totalmente; era un lugar deshabitado, un verdadero símbolo de la suerte que le espera a la Babilonia espiritual de los últimos días. Los judíos sufrieron intensamente bajo la mano despiadada de Roma (ver t. V, pp. 70-71; t. VI, p. 89) así como habían sufrido bajo Babilonia, y los cristianos también sufrieron repetidas persecuciones a manos de Roma (ver t. VI, pp. 62-63, 85-86, 89). Por esto, tanto para los judíos como para los cristianos el nombre Babilonia llegó a ser un término apropiado y acusador para describir a la Roma imperial. El nombre “Babilonia” aparece con frecuencia como una clave en los primeros siglos del cristianismo, en la literatura judía y cristiana, para referirse a la ciudad de Roma y al Imperio Romano. Por ejemplo, el libro V de los Oráculos sibilinos, una obra judía seudoepigráfica que data de alrededor del 125 d.C. (ver t. V, p. 90), presenta algo que tiene el propósito de ser una profecía de la suerte de Roma, estrechamente paralela con la descripción de la Babilonia simbólica del Apocalipsis. Habla de Roma como de una “ciudad impía” que ama la “magia”, se deleita en “adulterios” y tiene “un corazón sanguinario y una mente impía”. El escritor observa que “muchos fieles santos de los hebreos han perecido” a manos de ella, y predice su desolación final: “En viudez te sentarás en tus riberas... Pero tú has dicho, soy única, y ninguno traerá sobre mí la ruina; pero ahora Dios... te destruirá a ti y a todos los tuyos” (líneas 162-179; cf. Ap 18:5-8). En 2 Baruc, otra obra seudoepigráfica del siglo I o II d. C., el nombre Babilonia se usa para referirse a Roma como lo hace el Apocalipsis (Ap 11:1-3). Y el escritor del Midrash Rabbah judío, en el comentario de Son 1:6, dice: “el lugar de Roma lo llamaron Babilonia”. Tertuliano, que vivió a fines del siglo II, declara específicamente que el término Babilonia se refiere en el Apocalipsis a la ciudad capital de la Roma imperial (Contra Marción iii. 13; Respuesta a los judíos 9; ver también Ireneo, Contra herejías v. 26. 1). “Edom” era otra designación en clave que aplicaban a Roma los judíos de los primeros tiempos del cristianismo (ver Midrash Rabbah, com. Son 1:6, p. 60; Talmud Makkoth 12ª). Por lo tanto, Babilonia ha sido reconocida literal y simbólicamente desde hace mucho como la enemiga tradicional de la verdad y del pueblo de Dios. Babilonia, como se usa en el Apocalipsis, simboliza desde la antigüedad hasta el fin del tiempo a todas las organizaciones religiosas apóstatas y a sus caudillos (ver com. Ap 17:5; Ap 18:24). Una comparación de los muchos pasajes del AT donde se exponen detalladamente los pecados y la suerte de la Babilonia literal, demuestra cuán apropiada es la aplicación figurada de este nombre (ver com. Isa 47:1; Jer 25:12; Jer 50:1; Ap 16:12-21; 17; 18; ver Nota Adicional del cap. 18). Un examen de éstos y otros pasajes revela también la importancia de un estudio cabal del AT respecto a la Babilonia literal como un marco histórico para comprender la importancia de los pasajes del NT que se refieren a la Babilonia simbólica. La gran ciudad. El adjetivo “grande” se aplica a Babilonia en todo el libro de Apocalipsis (Ap 16:19; Ap 17:5; Ap 17:18; Ap 18:2; Ap 18:10; Ap 18:21). Beber. Símbolo que describe la aceptación de las falsas enseñanzas y la política de Babilonia. “Ha hecho beber a todas las naciones” sugiere que se emplea la fuerza. Elementos religiosos presionarán al Estado para que éste imponga sus decretos por la fuerza. Todas las naciones. Una descripción de los alcances universales de la apostasía. La sustitución de las leyes de Dios por leyes humanas y la sanción de decretos religiosos de parte del Estado, llegará a ser general (ver com. Ap 13:8; cf 2JT 373-374; 3JT 46, 143). Vino del furor. Esta figura tal vez proviene de Jer 25:15, donde se le ordenó a este profeta: “Toma... la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones”. Al ofrecer su vino a las diversas naciones, Babilonia no tiene el propósito de causar furor, pues ella afirma que el beber de su vino traerá paz a las naciones (ver com. Ap 13:12); sin embargo, beber de él traerá sobre las naciones la ira de Dios. Algunos sugieren que la palabra que se traduce “furor” (thumós) debe traducirse “pasión”. El 845 pasaje entonces podría traducirse: “ella ha hecho beber a todas las naciones del vino de su inmoralidad apasionada”. Pero en otros pasajes del Apocalipsis thumós parece tener el significado de “ira”, y “furor”, y es probable que aquí también deba adaptarse este significado. Fornicación. Simboliza la relación ilícita entre la iglesia y el mundo, o entre la iglesia y el Estado. La iglesia debe estar casada con su Señor; pero cuando busca el apoyo del Estado, abandona a su legítimo marido, y mediante su nueva relación, comete fornicación espiritual. Cf. com. Eze 16:15; Stg 4:4. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 9
[V.9-> Tercer ángel. Cf. Ap 14:6; Ap 14:8. Siguió. Ver com. Ap 14:8. Gran voz. Ver com. Ap 14:78. Si alguno. En griego equivale a “el que”. Adora. Gr. proskunéō (ver com. Ap 14:7). La bestia. La bestia descrita en el Ap 13:1-10 . La segunda bestia EEUU PROTESTANTISMO APOSTATA ordena que los hombres adoren a la primera bestia PAPADO (ver com. Ap 13:12). Debe notarse que esta amonestación tendrá aplicación después de que se haya curado la herida de muerte CUANDO YA SE ALLA PROCLADO LA MARCA DE LA BESTIA LEY DOMINICAL CATECISMO666 (ver comp. Ap 13:3), y se forme la imagen de la bestia PROTESTANTISMO APOSTATA HIJAS SE UNAN A LA MADRE (ver com. Ap 14:14), y la marca de la bestia CATECISMO DOMINGO 666 llegue a ser un asunto de capital importancia (ver com. Ap 14:16). El mensaje del tercer ángel, como se predica actualmente, es una advertencia en cuanto a los conflictos que están por llegar, una advertencia que hará entender a todos los hombres qué es lo que está comprometido en la lucha que ha comenzado y qué los capacitará para hacer una elección inteligente. Y a su imagen. Ver com. Ap 13:14. La conjunción “y” identifica a los adoradores de la bestia con los de la imagen. Una conjunción adicional identifica a estos adoradores con los que reciben la marca. La bestia y la imagen se unen en sus propósitos y prácticas, y en su exigencia de que los hombres reciban la marca de la bestia. Por lo tanto, el que adore a la bestia, también adorará la imagen de la bestia y llevará su señal. Marca 666 . Ver com. Ap 13:16. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 10
[V.10-> Vino de la ira las plagas del Apoc 16 sobre los que tendrán la marca de la bestia falsa ADORACION domingo catecismo . O vino que es la ira. Los que beben del vino del furor de la fornicación de Babilonia madre E hijas juntas (Ap 14:8), beberán también del vino de la ira de Dios las plagas . La amonestación es evidente. Nadie tiene por qué entenderla mal. Vaciado. El verbo griego significa mezclar, especialmente vino con agua, o verter vino en la copa. Hay aquí un juego de palabras que se reproduce aproximadamente: “que ha sido mezclado sin mezcla”. Es decir, de la ira es puro, sin dilución. La figura quizá provenga de Sal 75:8, donde el vino indudablemente está mezclado con especias para aumentar su poder embriagador. El cáliz de su ira. O “cáliz de su indignación”. Será atormentado. Gr. basanízō, “torturar”, “atormentar”, “afligir”. Compárese con el uso de basanízō en Mat 8:6; Mat 8:29; Mat 14:24 (“azotada”); 2Pe 2:8 (“afligía”). Las últimas siete plagas caerán sobre los adoradores de la bestia y su imagen sobre papado aliados que aceptaron el domingo falsa ADORACION catecismo 666 (Ap 16:2). Además, estos seguidores de la bestia se levantarán en la segunda resurrección para recibir su castigo final ser destruidos con fuego después de la segunda venida de Cristo en su tercera venida (Ap 20:5; Ap 20:11-15). No es claro a cuál fase del castigo se está refiriendo Juan; quizá a las dos, pues en ambas habrá tormento. La primera termina con la muerte cuando Jesús aparezca viniendo del cielo (ver com. Ap 19:19-21); la segunda, con la muerte eterna (ver com. Ap 20:14). Fuego y azufre. La figura quizá provenga de Isa 34:9-10 . Cf. Gen 19:24 donde se mencionan fuego y azufre en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Delante de. Las plagas y la destrucción de los impíos después de los mil años acontecerán en esta tierra; pero en el segundo caso el campamento de los santos estará en la tierra. Cristo estará con su pueblo, y sin duda también habrá muchos ángeles. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 11
[V.11-> Por los siglos de los siglos. Gr. eis aiōnas aiōnōn, literalmente “para siglos de siglos”. Esta expresión puede compararse con la frase eis ton aiōna, literalmente “para el siglo”, por lo general traducida “para siempre” (ver Mat 21:19; Mar 3:29; Luc 1:55; etc.), o con la frase eis tóus aiōnas, literalmente “para los siglos”, también por lo común traducida “para siempre” (Luc 1:33; Rom 1:25; Rom 11:36), o con el adjetivo aiōnios, literalmente “que dura por los siglos”, traducido muchas veces como “eterno” (Mat 18:8; Mat 19:16; Mat 19:29; Mat 25:41; Mat 25:46; etc.). Aiōnios (ver com. Mat 25:41), eis ton aiōna y eis tóus aiōnas no indican necesariamente una existencia eterna. Pero alguno podrá preguntarse: ¿Estas expresiones no significan a veces perpetuidad? Y si es así, la expresión compuesta eis aiōnas aiōnōn, ¿no debe significar “por los siglos 846 de los siglos”, una declaración más enfática de perpetuidad?. Esta expresión compuesta aparece e otros lugares como eís tóus to aiōnas tōn aiōnōn, literalmente “para los siglos de los siglos”, pero en cada caso se relaciona con Dios o con Cristo para expresar su existencia eterna. Sin embargo, este significado no se deriva de la expresión en sí, sino de aquello con lo que se relaciona. La expresión significa de por sí muchos siglos. Explicamos a continuación el significado que aquí se le da a la expresión compuesta ya mencionada. El asunto al cual se refiere es el tormento de los adoradores de la bestia en un lago de fuego y azufre. La vida humana en un medio tal sería sumamente breve, pero si se usa la expresión eis ton aiōna, “por el siglo”, es posible concluir que el castigo sólo será momentáneo. La expresión compuesta demuestra que el tormento será por cierto período, pero, por supuesto, no interminable. Esto es evidente por otros pasajes de las Escrituras que demuestran que la suerte final de los impíos será el aniquilamiento total (Mat 10:28; Ap 20:14). La figura del humo que sube para siempre sin duda proviene de Isa 34:10, donde se describe la desolación de Edom. El antiguo profeta no vio en visión fuegos interminables porque después de la conflagración, de la cual dice “perpetuamente subirá su humo”, la tierra se convierte en un desierto de desolación habitado por animales salvajes (Ap 14:10-15). Lo que la figura denota es completa destrucción. Ver com. Mal 4:1. Reposo. Gr. anápausis, “cesación”, “descanso”, “refrigerio”. El significado es que el castigo será continuo hasta que sobrevenga la muerte. De día ni de noche. Las horas no cuentan; el tormento es continuo. Adoran a la bestia. Se repite la identificación (cf. Ap 14:9) quizá para añadir énfasis. El tercer ángel proclama una amenaza sumamente terrible. Los habitantes de la tierra no tendrán excusa si “adoran a la bestia y a su imagen”. Deben dedicar todos sus esfuerzos para descubrir la identidad de la bestia, su imagen y su señal, y conocer sus artificios y procedimientos. ]
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EL DIA DEL JUICIO DEL MUNDO DE CADA SER HUMANO VIVO .
El día de la venida de Cristo será un día de juicio para el mundo. Dicen las Escrituras: “¡He aquí que viene el Señor, con las huestes innumerables de sus santos ángeles, para ejecutar juicio sobre todos!” Judas 14, 15.
“Delante de él serán juntadas todas las naciones; y apartará a los hombres unos de otros, como el pastor aparta las ovejas de las cabras.” Mateo 25:32.
Pero antes que llegue ese día, Dios hace saber a los hombres lo que va a suceder en el Apocalipsis los sellados y los impíos la marca de la Bestia .. Siempre proveyó hombres que anunciaran los juicios venideros. Algunos creyeron el aviso y obedecieron la palabra de Dios. Estos escaparon de los juicios que cayeron sobre los desobedientes e incrédulos.
Antes de destruír el mundo con el diluvio, mandó Dios a Noé: “Entra tú y toda tu casa en el arca, porque te he visto a ti justo delante de mí.” Génesis 7:1. Noé obedeció y fué salvo.
Antes de la destrucción de Sodoma los ángeles le trajeron a Lot este mensaje: “¡Levantaos, salid de este lugar; que Jehová va a destruír esta ciudad!” Génesis 19:14. Lot prestó oídos al aviso y fué salvo.
Del mismo modo se nos anuncia hoy la segunda venida de Cristo y la destrucción que ha de caer sobre el mundo, y todos los que presten oídos al aviso serán salvados. Al contemplar a Cristo en su venida, exclamarán los justos: “¡He aquí, éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y él nos salvará!” Isaías 25:9.
Por no saber nosotros el momento exacto de su venida se nos manda que velemos. “¡Bienaventurados aquellos siervos, a quienes su Señor, cuando viniere, los hallare velando!” Lucas 12:37.
Los que esperan velando la venida del Señor no deben estar ociosos. La expectación de la venida de Cristo ha de hacer temer a los hombres los juicios de Dios sobre la transgresión. Ha de hacerlos arrepentirse de haber pecado, de haber quebrantado los mandamientos del cielo Sinaí sábado séptimo día Apoc 7:2,cap 9:4 Apoc 14:7cap14:12Exodo 20:1,17Exodo 31:12,18Genesis 1:1,2Genesis2:1,4 divinos.
Mientras esperamos la venida del Señor tenemos que trabajar con diligencia. El saber que Cristo está a la puerta debe movernos a trabajar con más empeño por la salvación de nuestros semejantes. Así como Noé dió el aviso de Dios al pueblo antes del diluvio, así también todos los que entienden la palabra de Dios han de dar aviso al pueblo de esa generación.
“Mas como eran los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así será la venida del Hijo del hombre.” Mateo 24:37-39.
Los contemporáneos de Noé abusaron de los dones de Dios. Su modo de comer y de beber los llevó a la glotonería y a la borrachera. Se olvidaron de Dios y se entregaron a toda clase de actos viles y abominables.
“Vió Jehová que era mucha la maldad del hombre en la tierra, y que toda imaginación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todos los días.” Génesis 6:5. Por su perversidad aquella gente fué destruída.
Lo mismo hacen los hombres hoy. La glotonería, la intemperancia, las pasiones indómitas, las prácticas malignas llenan la tierra de perversidad.
En los días de Noé la tierra fué destruída por agua. La palabra de Dios nos enseña que ahora será destruída por el fuego.
“Por la palabra de Dios; ... el mundo de entonces pereció, anegado en agua: pero los cielos de ahora y la tierra, por la misma palabra están guardados para el fuego, siendo reservados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres inicuos.” 2 Pedro 3:5-7.
La gente de antes del diluvio se burlaba de los avisos de Dios. Llamaba a Noé fanático y alarmista. Había hombres notables e instruídos que declaraban que un diluvio como el anunciado por Noé no se había visto nunca, y que nunca se verificaría.
Hoy día se presta poca atención a la Palabra de Dios. Los hombres se ríen de los avisos de ella. Muchos dicen que todo sigue como desde el principio del mundo y que nada hay que temer.
Mientras tanto, la destrucción se acerca. Mientras los hombres preguntan en son de burla: “¿Dónde está su prometido advenimiento?” las señales se están cumpliendo.
“Cuando los hombres estén diciendo: ¡Paz y seguridad! entonces mismo vendrá sobre ellos repentina destrucción, ... y no podrán escaparse.” 1 Tesalonicenses 5:3.
Cristo declara: “Recuerda pues lo que has recibido y has oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Si por tanto no vigilares, yo vendré como ladrón, y tú no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” Apocalipsis 3:3.
Hoy también los hombres comen y beben, plantan y edifican, se casan y se dan en casamiento. Los mercaderes aún compran y venden. Los hombres luchan por alcanzar las posiciones más elevadas. Los amadores de placeres atestan los teatros, asisten a las carreras de caballos y llenan los salones de juegos. Por doquiera abunda el desenfreno y sin embargo el día de la prueba se apresura y muy pronto la puerta de la misericordia se cerrará para siempre.
Para nosotros fueron pronunciadas estas palabras amonestadoras del Salvador:
“Mirad, pues, por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día.”
“¡Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre!” Lucas 21:34
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La fe y las obras van de la mano “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?”Uno de los jefes le preguntó a Jesús: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?Lucas 18:18 .
Jesús murió para salvar a su pueblo de sus pecados, y la redención en Cristo significa cesar de transgredir la ley de Dios y liberarse de todo pecado; ningún corazón que está agitado de enemistad contra la ley de Dios está en armonía con Cristo, quien sufrió en el Calvario para vindicar y exaltar la ley delante del universo.
Los que hacen osadas pretensiones de santidad demuestran, por esto mismo, que no se ven a la luz de la ley; no están espiritualmente esclarecidos, y no aborrecen todo género de agoísmo y orgullo. De sus labios contaminados por el pecado fluyen las contradictorias declaraciones: “Soy santo, soy impecable. Jesús me enseña que si guardo la ley estoy destituido de la gracia. La ley es un yugo de esclavitud”. El Señor dice: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas de la ciudad”. Deberíamos estudiar cuidadosamente la Palabra de Dios a fin de que podamos tomar decisiones correctas, y actuar consecuentemente; porque entonces obedeceremos la Palabra y estaremos en armonía con la santa ley de Dios.
No somos salvados por la ley, ni en desobediencia
Si bien debemos estar en armonía con la ley de Dios, no somos salvados por las obras de la ley; sin embargo, no podemos ser salvados sin obediencia. La ley es la norma por la cual se mide el carácter. Pero no nos es posible guardar los mandamientos de Dios sin la gracia regeneradora de Cristo. Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. El no nos salva mediante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley. FO 98.3
Nuestro amor a Cristo será proporcional a la profundidad de nuestra convicción de pecado, y por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero, cuando nos observamos a nosotros mismos, fijemos la mirada en Jesús, quien se dio a sí mismo por nosotros a fin de redimirnos de toda iniquidad. Mediante la fe apropiémonos de los méritos de Cristo, y la sangre purificadora del alma será aplicada. Cuanto más claramente vemos los males y los peligros a los cuales hemos estado expuestos, más agradecidos hemos de estar por la liberación mediante Cristo. El Evangelio de Cristo no da a los hombres licencia para transgredir la ley, porque fue a causa de la transgresión que las compuertas del infortunio se abrieron sobre nuestro mundo. FO 99.1
El pecado es tan maligno hoy como lo era en los días de Adán. El Evangelio no promete el favor de Dios para nadie que quebrante impenitentemente su ley. La depravación del corazón humano, la culpabilidad de la transgresión, la ruindad del pecado, todo es puesto de manifiesto por medio de la cruz donde Cristo ha aparejado para nosotros una vía de escape.Cuando Cristo sea nuestro todo en su santa palabra la Biblia solo en ella encontraremos dicha felicidad leamos cuidadosamente Éxodo 20:1,17 Éxodo 31:12,18 Escrita con su dedo de Cristo pidamos a el a Cristo nos perdone nuestros pecados y nos sellé como dice Apocalipsis 14:12,14:7cap7:2 ,15:2para vida eterna esto hacedlo diariamente Cristo es el único camino a la vida eterna.
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Como apropiarse de la justicia de Cristo
Los que creen plenamente en la justicia de Cristo, y lo contemplan con una fe viva, conocen al Espíritu de Cristo y son conocidos por Cristo. La fe sencilla capacita al creyente a considerarse verdaderamente muerto al pecado, pero vivo para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Por gracia somos salvos por medio de nuestra fe; y esto no de nosotros, pues es don de Dios. Si tratáramos de exponer estas preciosas promesas a los sabios según el mundo, ellos no harían sino ridiculizarnos; porque “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. 1 Corintios 2:14. FO 94.1
Cuando Jesús estaba por ascender al cielo, dijo a sus discípulos: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. Juan 14:16, 17. Dijo además: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. Vers. 21. FO 94.2
Hay muchos que encuentran satisfacción en identificarse con falsas doctrinas, para que no haya perturbación o diferencia entre ellos y el mundo; pero los hijos de Dios deben dar testimonio de la verdad, no sólo por medio de la pluma y la voz sino mediante el espíritu y el carácter. Nuestro Salvador declara que el mundo no puede recibir el espíritu de verdad. Ellos no pueden discernir la verdad, porque no disciernen a Cristo, el Autor de la verdad. Discípulos tibios, profesores insensibles, que no están imbuidos del Espíritu de Cristo, no son capaces de discernir la preciosidad de su justicia, sino que procuran establecer su propia justicia. FO 94.3
El mundo busca las cosas del mundo: negocios, honor mundanal, ostentación, gratificación egoísta. Cristo trata de romper este hechizo que mantiene a los hombres alejados de El. Trata de llamar la atención de los hombres al mundo venidero, que Satanás se las ha ingeniado para eclipsar con su propia sombra. Cristo pone el mundo eterno al alcance de la vista de los hombres, presenta sus atractivos delante de ellos, les dice que ha de preparar mansiones para ellos, y que vendrá otra vez y los tomará a sí mismo. Es el propósito de Satanás llenar de tal manera la mente con amor desordenado por las cosas sensuales que el amor de Dios y el anhelo del cielo sean expulsados del corazón
Esto es justificación por la fe
Cuando el pecador penitente, contrito delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados. Esto es justificación por la fe. Cada alma creyente debe conformar enteramente su voluntad a la voluntad de Dios y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en gloria. FO 107.1
El perdón y la justificación son una y la misma cosa. Mediante la fe, el creyente pasa de la posición de un rebelde, un hijo del pecado y de Satanás, a la posición de un leal súbdito de Jesucristo, no en virtud de una bondad inherente, sino porque Cristo lo recibe como hijo suyo por adopción. El pecador recibe el perdón de sus pecados, porque estos pecados son cargados por su Sustituto y Garante. El Señor le dice a su Padre celestial: “Este es mi hijo. Suspendo la sentencia de condenación de muerte que pesa sobre él, dándole mi póliza de seguro de vida -vida eterna- en virtud de que yo he tomado su lugar y he sufrido por sus pecados. Ciertamente, él es mi hijo amado”. De esa manera el hombre, perdonado y cubierto con las hermosas vestiduras de la justicia de Cristo, comparece sin tacha delante de Dios. FO 107.2
El pecador puede errar, pero no es desechado sin misericordia. Su única esperanza, sin embargo, es el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. Es prerrogativa del Padre perdonar nuestras transgresiones y nuestros pecados, porque Cristo ha tomado sobre sí nuestra culpa y ha suspendido la sentencia que pendía sobre nosotros, imputándonos su propia justicia. Su sacrificio satisface plenamente los requerimientos de justicia. FO 108.1
La justificación es lo opuesto a la condenación. La ilimitada misericordia de Dios se ejerce sobre los que son totalmente indignos. El perdona transgresiones y pecados por amor a Jesús, quien se ha convertido en la propiciación por nuestros pecados. Mediante la fe en Cristo, el transgresor culpable entra en el favor de Dios y en la firme esperanza de la vida eterna.
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MADRE E HIJAS se unirán para obtener la marca de la bestia y su imagen .Apoc 13:2,4vers17,18cap12:9cap14:8,11cap17y18 cap16 las plagas LOS QUE SE UNEN AL PAPADO PARA SER MARCADOS SON LOS QUE RECHAZARAN LA MISERICORDIA DE DIOS SU SELLO SU LEY DEL CIELO SINAI Y RECHAZAN LA ADVERTENCIA DE NO ACEPTAR LA MARCA DE LA BESTIA RECHAZAN LA ADVERTENCIA DEL MJE DE LOS TRES ANGELES. Sobre el monte de las Olivas, Cristo explicó los temibles juicios que habrían de preceder O ANTES a su segunda venida: “Oiréis guerras, y rumores de guerras Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores”. Mateo 24:6-8. Aunque estas profecías se cumplieron parcialmente con la destrucción de Jerusalén, se aplican más directamente a los postreros días.El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo a su segunda venida : “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios”. 2 Tesalonicenses 2:3, 4 (VM). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando”. Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. CS 47.1
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo. CS 47.2
Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.
Las naciones en conflicto tras obedecer al papado y así obtener la marca de la Bestia .
Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes Apoc 7:2cap9:4cap14:7cap14:12 . Las naciones del mundo están ávidas por combatir; pero son contenidas por los ángeles. Cuando se quite ese poder restrictivo, vendrá un tiempo de dificultades y angustia. Se inventarán mortíferos instrumentos bélicos. Barcos serán sepultados en la gran profundidad con su cargamento viviente. Todos los que no tienen el espíritu de la verdad se unirán bajo el liderazgo de agentes satánicos papado aliados ; pero serán retenidos hasta que llegue el tiempo de la gran batalla del Armagedón.—
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El hogar de los salvados después de la séptima plaga ,regresa Cristo . El día de la venida de Cristo acarrea la destrucción sólo para los malvados los que tendrán la marca de la Bestia y su imagen . Es un día de redención, no sólo para el pueblo de Dios sino para la tierra. Dios creó la tierra para que fuera morada del hombre. En ella Adán vivió en aquel huerto delicioso que el Creador mismo había embellecido. Por más que el pecado haya envilecido la obra de Dios, no obstante la familia humana no ha sido abandonada por su Creador, ni ha olvidado éste el propósito que abrigaba para la tierra. A esta tierra han venido ángeles con el mensaje de redención, y por los collados y los valles han repercutido los cantos de regocijo de aquéllos. Los pies del Hijo de Dios pisaron el suelo de la tierra. Por espacio de más de seis mil años la tierra con sus bellezas y sus dones para la subsistencia han dado testimonio del amor del Creador. Esta misma tierra, libertada del peso de la maldición del pecado, ha de ser la patria eterna del hombre. De la tierra dicen las Escrituras que Dios “no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó.”* Isaías 45:18. Y “cuanto hace Dios es lo que para siempre será.” Eclesiastés 3:14. En el sermón del monte dijo el Salvador: “Bienaventurados los mansos; porque ellos heredarán la tierra.” Mateo 5:5. Mucho antes había escrito el salmista: “Los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de la paz.” Salmos 37:11. Otro tanto se dice en Proverbios 11:31 y Salmos 37:29: “El justo será recompensado en la tierra.” “Los justos heredarán la tierra, y habitarán para siempre en ella.” Los fuegos del último día han de destruír el mundo entero será destruido por Cristo primero por los desastres terremotos inundaciones pestes etc luego las plagas de Apoc 16 luego todo el mundo destruido impíos mueren todos con la segunda venida de Cristo “los cielos de ahora y la tierra;” pero han de surgir “nuevos cielos y una tierra nueva.” 2 Pedro 3:7, 13. Los cielos y la tierra serán renovados en la tercera venida de Cristo para resucitar a los impíos desde Adán el último de Antes de su segunda venida para destruirlo con fuego junto con satanás Apoc 19:20 . “Cosas que ojo no vió, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano-las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman.” 1 Corintios 2:9. No hay lenguaje humano que pueda describir a la perfección la recompensa de los justos. Esta no ha de ser conocida sino de aquellos que la contemplarán. No podemos comprender la gloria del Paraíso de Dios. No obstante ya ahora podemos vislumbrarla, pues “a nosotros nos las ha revelado Dios por medio de su Espíritu.” 1 Corintios 2:10. Preciosas para nuestros corazones son las descripciones que de esta tierra nueva nos da la Biblia. Allí el Pastor celestial guía su rebaño por corrientes de aguas vivas. El árbol de la vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para sanidad de las naciones. Hay allí ríos de corriente eterna, claros como el cristal, y junto a ellos árboles frondosos esparcen su sombra sobre las sendas preparadas para los redimidos del Señor. Allí las dilatadas llanuras se adornan con bellos collados y las montañas de Dios alzan sus cumbres. En aquellos llanos apacibles, junto a aquellas corrientes de aguas vivas, el pueblo de Dios, por tanto tiempo peregrino y advenedizo, encontrará morada. CNS 173.1 “Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.” “No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza.” Isaías 32:18; 60:18. CNS 173.2 “Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; ...mis escogidos agotarán el usufructo de la obra de sus manos.” Isaías 65:21, 22.
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Empero se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa.” “En vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán.” Isaías 35:1; 55:13. CNS 173.4
“Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito; ...y un niñito los conducirá.” “No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte,” dice el Señor. Isaías 11:6, 9. CNS 173.5
Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni símbolos de duelo. “La muerte no será más; ni habrá más gemido, ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya.” “No dirá más el habitante: Estoy enfermo; al pueblo que mora en ella le habrá sido perdonada su iniquidad.” Apocalipsis 21:4; Isaías 33:24.
Allí está la nueva Jerusalén, capital de la nueva tierra glorificada, “una corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios.” Su luz es “semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como el cristal.” “Las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traen a ella su gloria.” Isaías 62:3; Apocalipsis 21:11, 24. CNS 174.1
Dice el Señor: “Me regocijaré en Jerusalem, y gozaréme en mi pueblo.” “¡He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y el mismo Dios con ellos estará, como Dios suyo!” Isaías 65:19; Apocalipsis 21:3. CNS 174.2
En la tierra hecha nueva no habitará más que la justicia. “No entrará jamás en ella ninguna cosa inmunda, ni quien haga abominación, o diga mentira.” Apocalipsis 21:27. CNS 174.3
La santa ley de Dios del cielo del Sinaí escrita con su dedo será acatada por todos los que vivan debajo del sol. Los que se hayan demostrado fieles a Dios guardando sus mandamientos, vivirán con él. CNS 174.4
“En su boca no fué hallada mentira.” “Estos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo.” Apocalipsis 14:5; 7:14, 15. CNS 174.5
En la ciudad de Dios “no habrá ya más noche.” La luz del sol será substituída por un destello que no herirá la vista, pero que será no obstante infinitamente más brillante que el del sol de mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inundará la santa ciudad con luz inmarcesible. Los redimidos andarán en la gloria sin sol de un día sempiterno. CNS 174.6
Allí los redimidos conocerán así como son conocidos. Los afectos y simpatías que Dios mismo implantó en el alma encontrarán allí su objeto más verdadero y más dulce. Sus espíritus inmortales contemplarán con deleite sin mengua las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel ni engañador que induzca al olvido de Dios. Todas las facultades se desarrollarán y podrá crecer toda capacidad. CNS 175.1
Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de toda traba encumbran el vuelo por mundos infinitos. Con deleite indecible los hijos de la tierra entran en el gozo y en la sabiduría propios de seres que jamás cayeron. Con visión jamás ofuscada contemplan la gloria de la creación, de soles, estrellas y sistemas, que giran todos en su orden señalado en derredor del trono de la divinidad. CNS 175.2
Sobre todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las mayores, el nombre del Creador está escrito, y en ellas las riquezas del poder de Dios se despliegan en toda su gloria. CNS 175.3
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Los portales del alma en Cristo Jesús para vida eterna con la Santa Biblia .
¿Por qué nos dió ojos, oídos y boca?—Dios dió a los hombres ojos para que contemplasen las maravillas de su ley escritas con su dedo desde el cielo en el Sinaí escritas en tablas de piedra . Les dió oídos para que escuchasen la predicación de su mensaje. Dió a los hombres el talento del habla para que presentasen a Cristo como el Salvador que perdona los pecados. Con el corazón el hombre cree para obtener justicia, y con la boca formula su confesión para ser salvado.1 HC 364.1
Cómo obtiene Satanás acceso al alma—Todos deben custodiar los sentidos, no sea que Satanás obtenga la victoria sobre ellos; porque son las vías de acceso al alma.2 HC 364.2
Tendrá que ser Vd. fiel centinela que vele sobre sus ojos, oídos y otros sentidos si quiere gobernar su mente y evitar que manchen su alma pensamientos vanos y corruptos. Sólo el poder de la gracia puede realizar esta obra tan deseable.3 HC 364.3
Satanás y sus ángeles están atareados creando una condición de parálisis de los sentidos, para que las recomendaciones, amonestaciones y reproches no sean oídos; y para que, si llegan a oírse, no produzcan efecto en el corazón ni reformen la vida.4 HC 364.4
Hermanos míos, Dios os llama, como seguidores suyos, a andar en la luz. Tenéis que alarmaros. El pecado está entre nosotros, y no se reconoce su carácter excesivamente pecaminoso. Los sentidos de muchos están embotados por la complacencia y por la familiaridad con el pecado. Necesitamos acercarnos más al Cielo.5 HC 364.5
Satanás procura confundir los sentidos—La obra de Satanás consiste en inducir a los hombres a no tener en cuenta a Dios, a absorber de tal manera su atención que no pensarán en su Hacedor. La educación que recibieron fué de un carácter tal que contribuyó a confundir la mente y eclipsar la luz verdadera. Satanás no quiere que la gente conozca a Dios; y si puede poner en ejecución juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de los jóvenes para que perezcan seres humanos en las tinieblas mientras que en derredor suyo brilla la luz, queda bien complacido.6 HC 365.1
No puede entrar sin nuestro consentimiento—Quisiéramos presentar a nuestro pueblo el hecho de que Dios proveyó para que no seamos tentados más allá de lo que podemos soportar, y que para toda tentación preparará una salida. Si vivimos totalmente para Dios, no permitiremos que nuestra mente se entregue a imaginaciones egoístas. HC 365.2
Si de alguna manera Satanás puede obtener acceso a la mente, sembrará su cizaña y la hará crecer al punto de producir una cosecha abundante. En ningún caso puede Satanás dominar los pensamientos, palabras y actos, a menos que voluntariamente le abramos la puerta y le invitemos a pasar. Entrará entonces y, arrebatando la buena semilla del corazón, anulará el efecto de la verdad.7 HC 365.3
Impidámosle todo acceso—Todos los que llevan el nombre de Cristo necesitan velar, orar estudiar la Santa Biblia pidiendo el espíritu Santo repetir su santa ley de Éxodo 20:1,17,Éxodo 31:12,18 pedir se las grabé en el corazón y mente y guardar las avenidas del alma; porque Satanás está obrando para corromper y destruir, si se le concede la menor ventaja.8 HC 365.4
Es peligroso detenerse para contemplar las ventajas de ceder a las sugestiones de Satanás. El pecado significa deshonra y ruina para toda alma que se entrega a él; pero es de-naturaleza tal que ciega y engaña; y nos tentará con presentaciones lisonjeras. Si nos aventuramos en el terreno de Satanás, no hay seguridad de que seremos protegidos contra su poder. En cuanto sea posible, debemos cerrar todas las puertas por las cuales el tentador podría llegar hasta nosotros.9 HC 365.5
¿Quién puede saber, en el momento de la tentación, cuáles serán las terribles consecuencias que resultarán de un paso erróneo y apresurado? Nuestra única seguridad consiste en que la gracia de Dios pedir gracia sobre gracia a Cristo nos escude en todo momento y en no apagar nuestra percepción espiritual al punto de llamar bien al mal, y mal al bien. Sin vacilación ni discusión debemos cerrar y guardar del mal las vías de acceso al alma.10 HC 366.1
Todo cristiano debe estar constantemente en guardia y velar sobre toda avenida del alma por la cual Satanás pudiera hallar acceso. Debe orar por el auxilio divino y al mismo tiempo resistir resueltamente toda inclinación a pecar. Con valor, fe y esfuerzo perseverante, puede vencer. Recuerde, sin embargo, que a fin de que obtenga la victoria Cristo debe morar en él y él en Cristo.11
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La iglesia de Dios de los últimos días antes del regreso de Cristo .
El pueblo de Dios guarda sus mandamientos escrita con el dedo de Dios del cielo Sinaí en piedra .Éxodo 20:1,17Exodo 31:12,18Apoc 7:2cap14:12cap14:7cap12:17cap15:2 .
Dios tiene en la tierra una iglesia que está ensalzando la ley pisoteada y presentando al mundo el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo... EUD92 44.1
Existe solamente una iglesia que esté actualmente en la brecha, reparando el muro, reedificando las ruinas... EUD92 44.2
el único pueblo que está cumpliendo la descripción que se da del pueblo remanente que guarda los mandamientos de Dios, [y] tiene la fe de Jesús... Dios tiene un pueblo distinto, una iglesia en la tierra, que no es inferior a ningún otro, sino superior a todos en su capacidad de enseñar la verdad y vindicar la ley de Dios.
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 12
[V.12-> Paciencia. Gr. hupomon’ (ver com. Rom 5:3). La traducción “perseverancia” o “aguante” sería aquí más adecuada. “Aquí está la perseverancia de los santos” (BA). El contexto llama la atención a la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Ap 13:11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo “engaño de iniquidad” (2Ts 2:10; cf. Mat 24:24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial. Santos. Gr. hágios (ver com. Rom 1:7). Guardan los mandamientos de Dios. Esta declaración es muy significativa por el contexto en que se halla. El mundo, cautivado por los engaños de Satanás, se inclinará delante de la bestia y su imagen, y cumplirá sus dictados y decretos (ver com. Ap 13:8); pero los santos se negarán a cumplir sus exigencias porque guardan los mandamientos de Dios. El asunto crucial del conflicto será el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Los cristianos concuerdan en términos generales en cuanto al carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos; pero a principios de la era cristiana se comenzó a poner a un lado el sábado, séptimo día de la semana, y a sustituirlo por la observancia del primer día de la semana como día de culto (ver com. Dan 7:25). Los cristianos que observan el domingo presentan diversas razones por las cuales observan el primer día de la semana en lugar del séptimo, y por qué se sienten autorizados para despreciar las exigencias del mandamiento original. Algunos afirman que los Diez Mandamientos fueron abolidos junto con todas las leyes ceremoniales del AT; Otros sostienen que el elemento temporal del cuarto mandamiento es ceremonial, pero que la orden de observar un día en siete es una obligación moral. Estas opiniones no se basan en las Escrituras. El punto de vista de la iglesia de Roma papado catecismo es que ella transfirió el carácter sagrado de un día al otro por autoridad divina. Pero los protestantes no pueden aceptar esta posición, porque la Biblia y solamente la Biblia es su regia de fe. El asunto llegará a su punto culminante cuando Babilonia la grande se imponga sobre el Estado para que éste haga de la observancia del domingo un asunto de ley civil, obligatorio, y decida castigar a todos los que no le obedezcan. Este es el conflicto que describe Ap 13:12-17 (ver el comentario respectivo, especialmente los Ap 14:12; Ap 14:16). En esa hora tenebrosa los hijos de Dios se aferrarán a la Biblia y no le rendirán homenaje a ningún poder, excepto a Cristo. Entre los muchos rasgos característicos que podrían habérsele mencionado al profeta, se le indicó que destacase dos predominantes: la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. La fe de Jesús. O “fe en Jesús”. El texto griego puede entenderse en ambas maneras, aunque generalmente se prefiere la segunda. En cuanto a la diferencia entre las dos expresiones y la importancia de la fe en la experiencia cristiana, ver com. Rom 3:22. La fe de Jesús y la observancia de los mandamientos representan dos aspectos importantes de la vida cristiana. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter, pues exponen la norma divina de justicia que Dios anhela que alcance el hombre, pero que debido a su condición pecaminosa no puede lograr. “La mente carnal... no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom 8:7). A pesar de sus mejores esfuerzos, el hombre continuamente está destituido de la gloria de Dios (ver com. Rom 3:23); pero Jesús vino para capacitar a los seres humanos y restaurarlos a la imagen divina. Vino para mostrar cómo es el Padre, y en este sentido amplió el significado de la ley moral o Diez Mandamientos. Los hombres pueden guardar los requisitos divinos por medio del poder de Cristo (ver com. Rom 8:3-4) y reflejar así la imagen divina. La iglesia remanente honra los mandamientos de Dios y los observa, no con un sentido legalista sino como una revelación del carácter de Dios y Cristo, que mora en el corazón del verdadero creyente (Gal 2:20).
Apocalipsis (de Juan) 22-> Ver.
[V.14-> Bienaventurados. La séptima bienaventuranza o bendición para los fieles (ver com. Ap 22:7). Los que lavan sus ropas. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) este texto, si bien muchos MSS tardíos, escritos en cursiva, dicen, como la RVA, “los que guardan sus mandamientos”. De los manuscritos unciales antiguos (ver t. V, pp. 115-118) sólo el Sinaítico y el Alejandrino contienen esta sección del Apocalipsis, y ambos dicen: “que lavan sus vestiduras”. Las dos frases son muy similares en el griego, sobre todo en mayúsculas y sin una clara separación entre las palabras, cosas que pueden apreciarse en los unciales antiguos. La siguiente transliteración mostrará la similitud: HOIPOIOUNTESTASENTOLASAUTOU: “Que guardan sus mandamientos”. HOIPLUNONTESTASSTOLASAUTON: “Que lavan sus vestiduras”. En realidad, ambas variantes son apropiadas en el contexto, y están en armonía con las enseñanzas de Juan en otros lugares. En cuanto al tema de guardar los mandamientos, ver Ap 12:17; Ap 14:12; cf. Jn 14:15; Jn 14:21; Jn 15:10; Jn 2:3-6; y en relación con el lavamiento de las vestiduras, ver Ap 7:14, donde se describe a una muchedumbre de santos que “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Nuestro derecho a entrar en el cielo se debe a la justicia de Cristo que se nos da sin merecerla; y nuestra idoneidad para el cielo, es el resultado de la justicia que se nos imparte a medida que seguimos sus pasos. Esta justicia está simbolizada por las ropas lavadas y emblanquecidas. La evidencia externa de la justicia que imparte Cristo es el cumplimiento perfecto de los mandamientos de Dios. Por eso la idea de las vestiduras lavadas y la de la obediencia a los mandamientos, están estrechamente vinculadas. En vista de los problemas de traducción que aquí se presentan, parece más prudente establecer la base de la doctrina de la obediencia a los mandamientos de Dios sobre otros pasajes de la Escritura que tratan de la obediencia, y con respecto a los cuales no se ha levantado cuestión acerca de la evidencia textual. Esos pasajes abundan en las Escrituras. Para un estudio más completo de este problema, ver Problems in Bible Translation, pp. 257-262. ”Ropas”, stole, palabra que se emplea para designar las vestiduras externas sueltas que usaban los hombres importantes. Compárese con el uso de esta palabra en Mar 12:38; Mar 16:5; Luc 15:22; Luc 20:46. La misma palabra griega se usa en la versión de los LXX para referirse a las vestiduras santas de Aarón y sus descendientes (Exo 28:2; Exo 29:21). Estola deriva de stole. Estola se usó originalmente para referirse a una vestidura larga y amplia que llegaba hasta los pies. Posteriormente llegó a designar una vestimenta eclesiástica, de seda, que se usa alrededor del cuello y cuelga de los hombros. Derecho. Gr. exousía, “poder”, “privilegio”, “derecho”, “libertad”. El privilegio y la libertad de los santos será participar del árbol de la vida y gozar de la inmortalidad con Jesucristo (cf. com. Ap 22:2). Entrar. Este es un privilegio adicional. La Nueva Jerusalén será la capital de la Tierra Nueva (ver CS 735). ] Y vi también como un mar de cristal mezclado de fuego, y a los que habían triunfado de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de pie junto al mar de cristal, llevando las cítaras de Dios.Apoc 15:2
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