Meditación en la Preciosa Sangre de Jesús
San Alberto el GrandeYo te adoro, O Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar que tu viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno imprimió su movimiento; Tu fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su persona.
Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre de Dios.
Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne arrancada por los latigazos en el Pretorioum, de sus manos y pies perforados y de su costado abierto en Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la Eucaristía, donde yo se que estás sustancialmente presente...
Pongo toda mi confianza en Ti, O Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y suavízalos de su dureza.
O adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y radiantes con belleza divina.