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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: JsalgueroD  (Mensaje original) Enviado: 13/09/2009 09:09





Autor: José Salguero Duarte
© José Salguero Duarte
© Fotografías: José Salguero Duarte



© Prólogos: Domingo F. Faílde y Dolors Alberola
© Contraportada: Dolors Alberola
© Dibujo de José Salguero Duarte: J. Zahara

Edita: José Salguero Duarte
Apartado de correos 1106
11201 Algeciras (Cádiz)
Andalucía /España/


Diseño, ilustraciones y maquetación: José Salguero Duarte


Depósito legal: CA-75/05
I. S. B. N.: 84-609-4166-3

Imprime: Tipografía A. Mazuelos S. L.
Telf.: 956-634864
Algeciras
(Cádiz)



NOTA:

Este poemario consta de tres cuadernillos. Y por motivos técnico aquí figuran el segundo y el tercero

 

 


----------CUADERNO SEGUNDO

Amanecer en Punta Carnero






HIJA DE LA SOLIDARIDAD


Te siento y me sientes;
anoche, estabas triste.

Ancho camino, valle estrecho;
lágrimas llueven en las claras del día.

Mahfoud, soñando a tu lado,
te pidió lapiceros nuevos, viejos o usados.
Tú al contármelo, necesitabas un minuto de silencio,
que compartí contigo exhalando tus deseos.

¡Que estudie tu hijo! ¡Yo no puedo!
¡Que estudie por mi, todas las horas del día!,
exclamó a tus ojos el príncipe de la arena.

Recibió tu abrazo y lo multiplicará por cientos;
ya te has marchado, pero volverás morena,
con tu blanca túnica al desierto.

Muchas coincidencias en nuestras almas
curtidas en la desgracia, permanecen perdidas
o en el oasis de dunas, mares y tormentas.

¡Alma mía, mía de mi alma!,
no sufras, él te quiere, tú lo sabes.





DESFILE




Diluvia sobre la playa,
lágrimas de ira;

al contemplar el desfile
con paraguas hipócritas.

Sonrisa de madre,
cuerpo desnudo en las dunas.

Pelo castaño recogido,
pezones al aire.

Arena pegajosa,
miradas cómplices.

Su hijo menor la acompaña
y ella lo trata con dulzura.

Las olas de la playa relinchan,
y el sol nos dibuja el cuerpo.

Un trago de agua salada,
y un adiós de despedida.






ABORDAJE EN LA BAHÍA




Abordaje en la Bahía,
miedo, represión, libertad ya muerta.

Piratas en este siglo,
secuestro de terroristas y corsarios.

Empleo de la fuerza,
fuerza del empleo utilizada.

Detención ilegal en las aguas,
malos tratos, calabozos.

Lágrimas emotivas, rabia e impotencia;
triunfó la razón y no las injusticias.

La madre del reino los condecora,
y el paje acude a la ceremonia.





PENSAMIENTOS

A mi más que amigo de 95 años, Juan Martínez Andújar...




Almas desgarradas,
horizontes muertos.

Santos en las cárceles,
mercenarios, asesinos, a sueldo.

Hambre del poeta,
luz en las tinieblas.

Ladrones de guante blanco,
rodeados de riquezas.

Lloran niños asustados,
la guerra subterránea los amenaza.

Armas de gran destrucción,
excusas de genocidas.

Lágrimas del poeta,
alegrías de penas.

Rocío de lunas frías,
madrugada en tinieblas.

Sacerdotes en el armario,
carceleros por las calles.

Bulerías mortuorias,
cabras en el monte,

Escaleras sin peldaños,
comida de perros.

Celda aislada,
ojos amoratados,

Quejidos, lamentos,
manguera, agua fría, palizas.

Reglamento en el cuarto negro,
y somier en los huesos.

Ventanas taponadas, grilletes,
camastro, tundas, repasos.

Sarna, bilis, maldades,
manos manchadas.

Condes en hotel con rejas;
roldes con las riendas sueltas.

Libertad sin libertinaje,
pagarán, paciencia, tiempo.

Suiza, Gibraltar, primates,
mochilas, maletines y banco de pesca.




NOCHE DE LUNA

A mi amigo Isidoro Macias “Padre Patera”...



En esta noche de luna,
con el mar en calma,
puedo escribir un verso,
una simple palabra.

El viento de levante
la luna me ilumina,
y en una patera vieja,
navego por el Estrecho.

Y si alcanzo la orilla de nuevo,
con la miel amarga de mi sino,
la besaré con mis pies,
la palparé con mis labios.

De ella me rechazaron,
al llegar sin documentos.
Fronteras y farallones,
plantaron sobre la tierra.

Una sirena me acompaña
en mi nuevo viaje.
Los delfines marcan el ritmo
y nos guían las corrientes.
Pero al arribar a la orilla,
oí ruidos de metralletas,
disparos hiriendo al aire
y las voces de los guardias.





AL ANOCHECER




Perdidos en la oscuridad de la noche,
de la mano caminamos juntos,
buscando nuestra patera en la orilla,
llena de ilusiones y pesadillas muertas.

Al ritmo que marcamos bailaban las estrellas,
mientras nos acechaban los guardias,
aunque la luna nos protegía
con su manto de terciopelo.

Camina, compañera del alma,
aunque heladas estén el mar y sus arenas,
porque laten tan fuertes la esperanza,
que si, te rindes, hunden su quilla los deseos.





EL AZUL DE TU CIELO




Hermoso, brilla el día;
la luz salió de nuevo,
el mar está en calma
y sus olas me cautivaron.

Mis ojos están nublados;
al despertar, te siento,
y el azul de tu cielo,
me transmite pureza.

¡Eras tú la niña de mis sueños,
amor mío, de mi alma!
Porque desde la orilla del Estrecho,
huelo a canela y azahar,
navegues por donde navegues,
y hasta en aguas contaminadas
por Córdoba, Sevilla o el Puerto
en dirección al Mediterráneo.

Mujer clara y profunda,
otras noches te espero
y me baño en tus brazos,
y me tiendo en tu boca.






EL ROMPER DE LAS OLAS





Escuché como las olas se rompían,
bajo el sol de las dunas.

Mis ojos aún cerrados,
mis oídos abiertos,
ante tanto cristal,
tanto oleaje.

Y acaricié la arena
con la sal gorda,
de mi esperanza.







MIS MANOS




Mis manos recorrieron las curvas de tu piel
y la música abandonó tu cama.

Espinas clavadas, luz tenue,
las niñas despertaron mi avaricia.

Ruidos, gritos y desgarros,
abandoné mi buena suerte,
y me entregué a otra.





LA MIEL DE TU CUERPO


Deseo que algún día vibren
las campanillas de la miel de tu cuerpo,
para que tu sangre fluya clara
como los riachuelos en primavera.

No mires hacia atrás, sino hacia delante,
porque la nube que hizo sombra en tu mente,
te traerás borrascas y temporales.

No te sientes culpable,
que la culpa daña a almas ilustres.
Y culpable fueron ellos,
los que te impusieron sus deseos.

No te excuses por desaparecer súbitamente,
porque debe ser fastidioso oír el timbre de tu casa
al entrar el ogro que calienta tus sábanas cada noche.

Vives para él, para ellos;
vives y caminas triste, desnuda, fría y muerta.
Pero vive para ti unos segundos del día,
y sueña en el atardecer de noches abiertas
con el príncipe sincero,
que algún día te hará la mujer más deseada.
Porque eres el sol de las penumbras,
que alumbras con el don de tu bondad
a jardines solitarios y corazones rotos.




LEVÁNTATE Y ANDA




Al traspasar el umbral,
vi la sombra envolviéndote
y la muerte contigo.

Astillas te sangraban,
deseaba arrancártelas con mis manos,
para que así anduvieras,
en mula vieja o en los esquíes de tus desganas.





SARATAMA




Mi cuerpo desprende gris agonía
y las campanas tocan a muerto.
Mientras, la sangre roja del poeta
cruje de gozo, esperando la mortaja,
en esta madrugada de mi último viaje,
camino de Muro a los pies del Moncayo.

Saratama de mis nieblas y romero de tus labios,
lágrimas reprimidas, miradas esquivas,
viento, cierzo en la distancia,
chopos de la ribera del Ebro,
cereales en las campiñas sorianas,
rescoldo de las hogueras
y mansas aguas del Duero,
a su paso por San Saturio.





ELVIRIA




Tus brazos se extendieron con magia
y repicaban rajadas mis olas,
al retozar las lagrimas de tu calor,
acariciando los pétalos rosados
del jardín de mi cuerpo.

Sufrí escalofríos en los vaivenes de los péndulos,
al caminar descalzo por las espinas de tus rosales.

Veinte años de hollín y dos de verde esperanza,
entre humedades, risas, lamentos, días aguados
y noches ausentes.





SI CIERRA LOS OJOS


A mi madre...



Si cierra los ojos,
oscurezco de inmediato.

La luz que me ilumina
emergerá de sus pupilas.

Soy un hombre sin rumbo
y me encuentro perdido.

Localizaré el camino
cuando me guíes.




MÁLAGA




Málaga de telarañas mediterráneas,
escucho retumbar el eco de tus suspiros
a kilómetros de distancia,
entre llovizna de verdiales
y banderas en el mástil.

Málaga de luces y estrellas, camina pero no mueras,
después de izar el sol en tu nacida senda.

Quiero bañarme en las mareas de tus gemidos,
remar a la deriva, mientras ladren tus sentimientos;
al encontrarme cubierto con un manto,
bordado con celeste espuma desnuda.






LOS AÑOS PASAN

A la memoria de mi gran amigo y escritor humanista, Guillermo García Jiménez...




Desfilan velozmente los años
y ya queda atrás
medio siglo de vida.

Hubo mucho malo y poco bueno,
al brotar sin pan,
y las flores ya muertas.

Nací después de la posguerra,
cruel contienda entre hermanos,
la sangre derramándose
y las familias rotas.

Qué mañana de lucha,
corazones secos, noches oscuras.
Y los hombres, sin alma.





PÉTALOS DE ROSAS




Pétalos de rosas en el altar de bodas.
Hoy, coronas, llantos, gritos.

En mi sombra, dolores de derrumbe,
en el transcurrir de los años desnudos.

Aguas contaminadas,
sed saciándose, juventud imberbe.

Camino descalzo;
mi dinero controlo, mi cama hago,
mi ropa lavo, mis sueños plancho.

Me levanto cuando me despierto,
y me acuesto cuando tengo sueño.

Agua fresca, ilusiones nuevas,
prosa, poemas, versos.





LA GARNACHA Y EL TEMPRANILLO




En el umbral del estío tuvimos un nuevo encuentro,
bajo la atenta mirada del sol y de los chopos de la ribera.

Llegué sudoroso del sur a tu casa de Castilla,
y te encontré, sirena del Ebro, con tus canas vivas.

De los sarmientos de tu cepa, manaron dos racimos:
el primero garnacha y el segundo tempranillo.

Al verme, el salitre del Moncayo
que envuelve tu cuerpo, desprendió erizadas lágrimas.

La garnacha está florida y te acompañaba por tus espinas.
Yo sentado en el rectorado, te esperaba con el tempranillo.

Son vides riojanas que se crearon con sangre tuya y mía;
cincuenta por ciento de Soria y el resto de Andalucía.





SENTÍ LA MUERTE




Sentí la muerte hace años,
y aún retumba en mis oídos su aullido,
en esos vestuarios solitarios de hielo.

Eras una sirena entre mis manos,
caliente como horno de tanatorio,
y fría como el congelador del cementerio.

Mi nueva sombra se iluminó de nuevo,
miré tu cara y te dejé en el olvido.





NIEVE





Mirando tras el cristal de la luna,
diviso tu nevada silueta.

Por el viejo camino,
hacia tu paz y esperanza.

Callas al estar distante,
niña morena y clara.

Al crecer en un oscuro temporal,
de fríos, nieves y agua.

Mariposa de arco iris,
luz a mi alma llega.

Y por tu silencio mudo y seco,
no respiro y me ahogo.




DESPEDIDA




Un último suspiro al cerrar la puerta,
y llegaron a mi tinieblas y oscuridades.

Ojos resentidos, tormentas de primavera,
las niñas lloran, no comprenden nada.

Después de diez años,
ellas han crecido.

Y yo, agonizo.





ESTACIÓN DE LARGO RECORRIDO




Tiembla el suelo en la estación de largo recorrido
y aún retumban en mis oídos las deflagraciones
asesinas del once de marzo, mientras el metro circula
sigiloso por las entrañas de la tierra.

Calor infernal en la sala de espera, y el termómetro
marca cuarenta grados a las siete de la mañana.

Controlé mi equipaje por el propio beneficio,
llevándomelo a cuestas a los urinarios.

Los vigilantes armados se comunican con sus silencios,
y alertas están mis ojos del sur de al-Andalus,
ante las miradas rapaces de los cazadores.

Dos peregrinos viajan hacia Roncesvalles
para iniciar el camino,
y yo dirección a la cuna del Castellano.

Tengo los labios secos y el cántaro roto;
vaso de agüita fresca de manantial o río
necesita mi sediento cuerpo,
que yace en un banco alerta.

El aguaó pasó de largo con sus mulas a caballo,
y yo deseaba salir de la estación galopando.






SE ESCAPA DE MI




Intento frenar el tiempo,
pero se escapa de mi.

Grandes recuerdos,
en mi soledad deseada.

Siempre yendo y viniendo,
andando, y sin parar de caminar.





BAELO




Ella, capitana de mis mares,
navegó contra corriente por el Estrecho,
arribando a buen puerto, refugiándose.

La travesía la realizó en un puente,
desde el Guadalquivir hasta Bolonia,
en una mañana de otoño.

Marineros de agua dulce la siguieron,
y recorrieron el polvo del pasado,
no encontrándose a Baelo con Claudia.

Palparon el teatro romano, el templo, las casas,
y a sus pasos les acariciaba la brisa y el viento.

Se bañaron en el rocío de aguas cristalinas,
cubriendo sus cuerpos con ramas de olivos.

Llevándose a la mezquita mí sombra,
y yo acudí por sus rastros a las ruinas.





LLANTO




¡Ay, qué amargura de vida
llevo en este calvario;
nadie me ayuda un poco,
en mi solitaria lucha!

Exclamo llorando al cielo
¡Por qué tanta desidia!,
y el cielo no me responde.






------------CUADERNO TERCERO

Aguas revueltas






CABELLO GRISÁCEO


Cabello grisáceo y largo,
barba de varios días.
Orín en la bragueta,
lámparas de miserias.

Mirada traidora e hiriente,
zapatos sucios y rotos.
Apariencias de mendigo,
y se baña en el oro.

Le aflora la envidia,
por su envenenada existencia.
Me cambio de acera,
y no huelo su podredumbre.

Venera y alaba a las autoridades,
tenderete en la calle y plaza del pueblo.
Su mejor virtud, la agonía;
su mayor placer, hacer daño.

La editoriales, no le suministran
los escritores, no cobran
Horchata avinagrada en sus venas,
le mana hiel... no sangre.




EN LA DISTANCIA




Ella en su Olimpo y
yo en la Bahía de Algeciras,
en una noche estrellada,
a la sombra de un olivo.

La sentí sin sentirla,
la besé sin besarla,
la acaricié sin tocarla,
la tuve sin tenerla,
la saboreé sin probarla,
la percibí sin percibirla,
la penetré sin penetrarla...

Y enloquecieron nuestros gemidos
amándonos en la distancia.

Nos sorprendió la aura,
ella por su camino,
yo por el mío.




SIMBIOSIS



Higuera madura de leños,
ojos de dulce luna, rayo negro.

Mirada profunda de sus mulas sobre mis canas,
sierra de mis pensamientos,
aroma de incienso y de madroño.

¿Qué hice en los primeros segundos del año,
para permanecer desde entonces entre rejas?

Yo encarcelado y tú libre,
carcelera de mi alma y llave de mi suerte.

No me ates en tus prados,
las bestias pastaran a sus anchas
y yo beberé de tus manos.





EL AMOR SE FUE




El amor se fue y repeles mis caricias
con tus silencios rasgados.

Se alejó, el manantial de tus deseos.

¿Existe otro?

No me responda ahora, el tiempo es sabio.

Nuestro pasado, tú y yo,
y lo guardo con llaves, cadenas y candados.




VIDA O MUERTE




Cuando recojas mi cuerpo, muerto,
entre tus brazos; no llores, alégrate, otro vendrá.

Conviérteme en polvo y arroja mis cenizas,
en almendros, en calles, plazas y mares,
de nuestras aldeas y pueblos.

Te esperaré hasta que llegues viva, muerta,
sola o acompañada.
Y te recibiré llorando.




REPTILES




Todas las noches lloraba,
al sentir la nana de la aurora,
temblores, bostezos, gente carcomiéndose.

Río revuelto, aguas borrascosas,
nieve en polvo, cenizas radioactivas.

Navidades negras, Argentina hambrienta,
corralito de gallinas, cazadores muertos,
levantaron la veda a los pájaros.

Malvinas, tiranía, la humanidad agoniza,
niños desnutridos, holocausto y genocidio.

En mayo, lloran las madres de la plaza.
Flores para ellos del jardín del cielo.

Torturadores y encubridores,
reptiles venenosos.




LAGO DE LOS ESPEJOS




Brillaba su silueta en el lago de los espejos
y, al encontrármela sentada en el árbol,
bebí, sorbo a sorbo, sus mareas y el aire,
mientras mis manos sangraban nadando.

Zarzal de brisa cristalina,
que baja, uno a uno, los peldaños,
subiéndolos, con cautela, paso a paso,
en el holocausto de mis aguas.

Manantial pedregoso de monasterios y ríos,
enredadera de mañanas y noches muertas.

Ventana de albahaca y blanco azabache,
suspiro desde dentro, callo y espero.





EN MIS SUEÑOS



Desde la autovía de mis sueños,
diviso a lo lejos, la Alhambra.

Los rayos solares me deslumbran,
al caer el astro por el horizonte.

Campo de Gibraltar, Muro y Logroño,
y ella esperándome en la Alcazaba.





MUÑECA REBELDE




Noche dispersa en Zahara,
el viento alejó la lluvia y acercó la tormenta.

Mis ojos desconcertados temblaron,
con tus quebradas palabras.

No sé que camino me indicas
con el rocío de tus celos.

Con la angustia de tus inseguridades
y tus muertos lamentos.

Mi amor por ti, sigue vivo,
racimo de roja sangre y blanca agua.

Árbol torcido, rosa con espinas,
dulce vinagre, muñeca rebelde.




EL SENTIR DE MI DESPERTAR



Son las ocho de la mañana en el horario de verano
y las persianas de mis ojos
se han abierto hoy más temprano que nunca.

No han cantado los gallos,
pero sí la campanilla de esperanza.

La hora, ha cambiado la madrugada
en este domingo de otoño
y, al despertar lentamente,
la primera imagen que me vino
fue la luz de tus pupilas.

He pasado una extraña noche
y no fue una cena copiosa.

Necesitaba una caricia,
tú me la diste con tu mirar
y temblaron ateridas mis sábanas.

Esa luz que llevo, es fuego,
entró en mi vida casualmente
y desearía que a partir de este momento
me iluminara, paseando por Baelo
o por los senderos que tu quieras.

Cuando escribo estos versos,
deseo que el teléfono suene,
para escuchar tu voz
y comprobar a través de tus palabras,
si has pasado buena noche
y si quieres ser mi amiga.




ESPERÁNDOTE




En este primero de agosto de dos mil cuatro,
el sol brota entre nubes y lluvias.

Y arrecia con toda su bravura
cuando las gaviotas se resguardan en las marismas.

Tú, brisa marina, tienes ancladas las barcas
en la Bahía del cielo, esperando a que amaine.

Para perfumarme de nuevo con tus caricias,
y que la espuma de tu cuerpo me embriague.

Te he visto morir de pena en las profundidades,
pero tus olas renacen de tus cenizas saladas.

Y te espero desnudo alrededor de una candela,
por ser más que un deseo y aún más que un te quiero.





LÁGRIMAS BLANCAS



Tengo ganas de llorar en tus hombros
y abrazarte, alma mía;
abrazarte y secar mis lágrimas claras
en tu blanco pañuelo,
bordado con azahar y clavo.

Motivarme entre tus brazos
y hacerte sentir que toques
con los ojos las estrellas,
cuando perciba tu derramado amor
por las curvas de mi cuerpo.

Habla y no calles en el pensar de tus deseos;
¡habla!, porque los silencios matan.
Y no suspires en el paseíllo,
porque la muerte se acerca
y mi vida se apaga.

¡Habla!, y ven a mi cuarto y cerraré la puerta,
con un candado especial con cadenas y llaves.

¡Habla!, y verás la luz gritando embriagada,
al introducirme en tus pechos,
con el veneno de mis labios.

¡Habla!, ¡habla!, que mi entidad muere,

con deseos y lágrimas blancas.

¡Habla!, ¡habla!, que mi alma se congela;
cascadas, ríos, fuentes,
caños y huracanes: penas.




AMAPOLA


Diosa amapola de mi rojo jardín,
sembrada en tallos verdes
y regada con aguas rotas,
en los prados de mi Bahía.




Entrañable y bello pétalo rosado,
de un tren imparable de amor y deseos,
que contemplo y acaricio desde el vacío de mi soledad,
al alejarse de noche y penetrar en las entrañas de la huída, desprendiendo gemidos de júbilo y miel de su río.


Sólo yo y sola ella en el puente de piedra,
perdidos por caminos dispares de la sombra,
en busca de un fuego que nos abrase las manos,
y sin querer quemarnos con el besar de nuestras bocas.


Beberé de su cuerpo en llamas
y cruzaré la frontera de su sal marina,
aunque las sábanas blancas destiñan
con el roce de las olas de nuestras carnes.


Me estás arrancando la sequedad de mi lengua

y alejando el humo sumergido de mi hoguera,
cuando me encuentro tumbado desnudo en la playa,
sin pensar en otra flor de azufre,
al enloquecerme con el delicado tacto de tus miradas.


Trashumante pastor de ovejas, cabras y cabritos,
que desconoce el corral de su definitiva morada;
pero en el morral lleva tu delicado lienzo,
para colgarlo en sus paredes y soñar al mirarlo.
Porque lo que es quererte, te quiere.





EL SABOR DE LOS CELOS




Andalucía por ti sólo me encarcelo,
la casta se me ha vuelto como un junco quebrado.

Verde en el tallo, flaco y seco en lo florido,
picante, blanco, negro.

El caballo de don Quijote relincha
al ver pasar el cadáver de una joven.

Ración de alfalfa le doy;
mi alma hoy descansa,
la de ella para siempre.

Me enamoré de una dama de mil lunas,
y bebí veneno de su baúl astillado.

Mantillas agujereadas, polillas,
cuernos adornados, rojo terciopelo.

Ya no saborearé más los celos,
me quedo con el recuerdo del olor de su vientre.

Acaramelado, amargo y dulce,
el amor se fue y yo pasivo hacia ella.

Río de amarguras engalanadas con vidrios,

surcos en la orilla, huellas asesinas.

Sabor de agria alegría,
cuatro poemas y un verso, solamente.




LANZAS Y FLECHAS



Un verso es una lanza o una flecha
en esta vida de luchas.

Muchas lanzas o muchas flechas
se convierten en poemas.

Los hay de amor, odio, desespero y miedo;
también sobre la naturaleza, el mar,
el cielo y la tierra.

Bécquer murió joven y Alberti le dobló en años,
uno escribió al amor y el otro al barco velero.

Parco en palabras, en mi bohemia vida llevada,
tres almas marineras navegando en pateras.

¡Oh Dios de los cristianos!,
cuánto decir en esos poemas quiero,
porque escribir, es lo que da vida.





BODA



Bragas de ganchillos,
boda de hipócritas.

Mantos de seda,
ceremonia apañada.

El cura acaricia la bandeja,
los monaguillos se emborrachan.

Sonrisas, lloros forzados,
casamiento ajustado.

Dos familias unen su hacienda,
el interés manda, el amor falta.

Son más ricos, más poderosos.
Más de lo mismo.




MURO


A la esencia de tus calles, plazas, caminos;
la fuente y el castillo...


Yo iba hacia el abismo,
pero tú me paraste en tus pechos
y allí sorbí del aire.
Y me quedé desnudo
entre el día y la sombra
secando, la carrasca de tus montes,
todo mi cuerpo abierto.
Y se me abrió el amor,
pintando las paredes de mi casa de piedra
de la calle Real.
De ti ya conocía a los vecinos
y los campos de trigo y de barbecho,
y las granjas de pollos, parideras,
y tu paz y tus flores.
Buena gente, tu gente
y fiel a sus principios, aunque haya
un tizón que aventar en las candelas
que oscurecen lo blanco son sus ascuas.
Sendero de mi suerte eres, tú, Muro,
que ahuyentas las nieblas. Siendo yo
azul de los océanos y nieve del Moncayo.
Y mar abierta.




OVEJA VIEJA



En los campos sorianos,
entre caminos y zarzales,
un pastor perdió de vista,
a una oveja rezagada de su rebaño.

Al perro mandó a por ella,
mordiéndole en una pata;
al apagársele la vida después de tantos años,
produciendo corderos, leche y lana.





BLAS INFANTE


A María de los Ángeles Infante...



En un tres de agosto,
por la ruta de un toro español circulaba,
dirección a una venta de carreteras,
en unión de una íntima amiga,
para celebrar mis cincuenta años.

Acerqué su cara a la mía
y despacio le recité al oído.

¡Unas balas fascistas,
disparadas con nocturnidad y alevosía,
le quisieron callar.
Pero sus asesinos no se percataron,
de que su voz sigue viva!

Porque antes de morir
gritó tres veces seguidas,
con versos rojos de sangre.


¡Viva Andalucía Libre!




OLIVO VERDE Y BLANCO


A mi buen amigo Pedro Ruiz-Berdejo...



Por campos andaluces,
camina un peregrino,
en busca de un olivo
por los surcos arados.

Inmóvil se quedó al encontrarlo,
izado en el mástil más alto.

Sus antepasados de al-Andalus,
derramaron su sangre al anudarlo.

Anchos son los campos de Castilla
y estrechos los de Andalucía.

Obreros explotados en las ciudades.
Y, en el campo, los jornaleros.




ATARDECER



Atardecía en el sur,
y una corza mujer abrió sus ojos.

Sus labios derramaron blancas nieblas,
yo las percibí en silencio.

No dio tiempo a decirle que la amaba.

Cada vez que recuerdo,
aparece en la sombra.




EL TREN




Cuando suba a tu tren,
llévame hasta el final del trayecto.

No me hagas bajar a mitad del camino,
hacia lo oscuro de mis noches.

El corazón me partes
y nuestro amor se paga.

Mi cuerpo va cayendo
hacia una selva muerta.




CONTRASTE


Este querer, queriendo en la distancia.
Este querer, al rocío de tus lágrimas.
Este querer, a tu alma callada.
Este querer, así te quiero.




Cuando amanezco,
me entrego a tus brazos
entre coches, tejados, grúas y árboles.

Torbellino de mi despertar,
bálsamo de mis sueños.

Balcón de azahares,
canela de mis luces.

Deseo besarte y no alcanzo,
desde la ventana de mi casa.

Al ser paloma desértica,
y reina del largo Estrecho.




DUNAS




La duna de Bolonia,
carne natural de otro manantial;
revolea su falda por el Estrecho
a través del largo y moldeado cuerpo,
al llorar rota en silencio.

Mar y campo, hierba mojada,
cintura marcada, ojos claros;
tacones en puntas, orejas pegadas,
piel rubia, escasas manos, hija del desierto
sin arrugas, ni estrías y ni cáligas.

Suéter negro, pañuelo en el cuello,
en invierno, sus corrientes me hielan,
en verano, su silueta me abrasa;
oleaje bramando, brisa sin planchar,
y mi cama, sin hacer, aguarda.




ENTRE TUS SÁBANAS



En la distancia, me metiste entre
tus sábanas anaranjadas.
Toda la noche amándonos,
cada momento, cada segundo
hasta enloquecer gimiendo
en el cercado de tu cuerpo;
con las ubres ardientes,
la piel mojada y
los labios sedientos.




CORRIENTES




Las corrientes del Estrecho,
las corrientes de mis mares.

Las corrientes de mi cuerpo,
las corrientes de mis ríos.

Estrecho, mares y ríos
suspiran por la Mezquita.

Deseos mudos y rotos,
iré a su encuentro.




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Este libro se terminó de imprimir en los talleres de Tipografía A. Mazuelos S. L.,
el 14 de febrero de 2005, festividad de San Valentín,
día de los enamorados.

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En la publicación del libro, no han colaborado
ni mecenas y ni instituciones públicas o privadas.
Ya que el autor y editor del mismo,
no ha llamado, una vez más,
a puertas para que se lo subvencionen;
al considerar que es el precio que ha de pagar
por ser libre e independiente.



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