10 de octubre de 1984
María Santísima, Madre de nuestra América,
por la predicación del Evangelio
nuestros pueblos conocen que son hermanos
y que Tú eres la Inmaculada y llena de gracia.
Con certeza filial sabemos
que en tu oído está el anuncio del ángel,
en tus labios, el cántico de alabanza,
en tus brazos, Dios hecho niño,
en tu corazón, la cruz del Gólgota,
en tu frente, la luz y fuego del Espíritu Santo,
y bajo tus pies, la serpiente derrotada.
Madre nuestra Santísima,
en esta hora de nueva evangelización,
Ruega por nosotros al Redentor del Hombre;
que El nos rescate del pecado
y de cuanto nos esclaviza;
que nos una con el vínculo de la fidelidad
a la Iglesia y a los Pastores que la guían.
Muestra tu amor de Madre a los pobres,
a los que sufren y a cuantos buscan el reino de tu Hijo.
Alienta nuestros esfuerzos por contruír
el continente de la esperanza solidaria,
en la verdad, la justicia y el amor.
Agradecemos profundamente el don de la fe
Y glorificamos contigo al Padre de la misericordias,
por tu Hijo Jesús, en el Espíritu Santo. Amén.
Oración de S.S. Juan Pablo II por América Latina al comenzar la novena de años con motivo del V Centenario de la Evangelización
