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De: masove4 (Mensaje original) |
Enviado: 04/03/2010 17:20 |
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8 DE MARZO
DIA INTERNACIONAL
DE LA MUJER
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Todos tenemos en nuestras vidas la presencia de ese ser
maravilloso. Nuestra Madre María en la Fe, nuestras madres,
hermanas, hijas, vecinas,conocidas, grandes mujeres de la
humanidad.....
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OS INVITO EN ESTOS DIAS COMPARTIR MENSAJES
SOBRE ELLAS EN NUESTRA CASITA.
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GRACIAS.
*Fondo por Vainica*
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De: ItaPora |
Enviado: 04/03/2010 23:29 |
EL SECRETO DE MARÍA
Aquí tienes, alma predestinada, un secreto que me ha enseñado el Altísimo,
y que en ningún libro antiguo ni moderno he podido encontrar.
Voy a confiártelo con la gracia del Espíritu Santo; pero con estas condiciones:
1ª. Que no lo comuniques sino a las personas que lo merezcan, por sus oraciones,
sus mortificaciones, sus limosnas, sus persecuciones, su abnegación y su celo
por el bien de las almas.
2ª. Que te valgas de él para hacerte santa-o y espiritual; porque la importancia de este
secreto se mide por el uso que de él se hace.
Cuidado con cruzarse de brazos, sin trabajar; que mi secreto se convertirá en veneno
y vendrá a ser tu condenación.
3ª. Que todos los días de tu vida des gracias a Dios, por el favor que te hace al enseñarte
un secreto que no mereces saber.
Y a medida que lo vayas poniendo en práctica en las acciones ordinarias de la vida,
comprenderás su precio y excelencia: que, al principio, por la multitud y gravedad de los
pecados y aficiones secretas que te atan, sólo imperfectamente lo conocerás.
No te dejes llevar por ese deseo precipitado de conocer la verdad, que
no es natural; di primero devotamente, de rodillas, el Ave Maris Stella y
el Veni Creator, para pedir a Dios la gracia de entender y saborear este misterio divino. |
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De: ItaPora |
Enviado: 04/03/2010 23:31 |
Primera Parte
OFICIO DE MARIA EN NUESTRA SANTIFICACIÓN
Necesidad de santificarse por medio de María
Lo que de ti quiere Dios, alma, que eres su imagen viva, comprada
con la sangre de Jesucristo, es que llegues a ser santa, como El,
en esta vida, y glorificada, como El, en la otra.
Tu vocación cierta es adquirir la santidad divina; y todos tus
pensamientos, palabras y obras, tus sufrimientos, los movimientos todos
de tu vida a eso se deben dirigir; no resistas a Dios, dejando de hacer
aquello para que te ha criado, y hasta ahora te conserva.
¡Qué obra tan admirable!
El polvo trocado en luz, la horrura en pureza, el pecado en santidad, la
criatura en su Criador, el hombre en Dios.
Obra admirable, repito, pero difícil en sí misma, y a la naturaleza por sí
sola imposible.
Nadie sino Dios con su gracia y gracia abundante y extraordinaria
puede llevarla a cabo; la creación de todo el universo no es obra tan grande
como ésta.
Y tú, alma, ¿cómo lo seguirás?
¿Qué medios vas a escoger para levantarte a la perfección a q Dios te llama?
Los medios de salvación y santificación son de todos conocidos; señalados
están en el Evangelio, explicados por los maestros de vida espiritual,
practicados por los santos.
Todo el que quiera salvarse y llegar a ser perfecto necesita humildad de
corazón, abandono en la Divina Providencia y conformidad con la voluntad
de Dios.
Todo se reduce, pues, a hallar un medio fácil con que consigamos
de Dios la gracia necesaria para ser santos, y éste es el que te voy a enseñar.
Digo, pues, que para hallar esta gracia de Dios hay que hallar a María. |
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De: ItaPora |
Enviado: 04/03/2010 23:34 |
Oficio y prerrogativas de la Virgen Santísima
1. Sólo María es la que ha hallado gracia delante de Dios, ya para sí, ya para todos y cada uno de los hombres en particular; la que ni los patriarcas, ni los profetas, ni todos los santos de la ley antigua pudieron hallarla.
2. Ella es la que al Autor de toda gracia dio el ser y la vida, y por eso se le llama Mater gratiae, Madre de la gracia.
3. Dios Padre, de quien todo don perfecto y toda gracia desciende, como de fuente esencial dándole al Hijo, le dio todas las gracias: de suerte que, como dice San Bernardo, se le ha dado en él y con él la voluntad de Dios.
4. Dios la ha escogido por tesorera, administradora y dispensadora de todas las gracias, de suerte que todas las gracias y dones pasan por sus manos, y conforme al poder que ha recibido (según San Bernardino), reparte Ella a quien quiere, como quiere, cuando quiere y cuanto quiere, las gracias del Eterno Padre, las virtudes de Jesucristo y los dones del Espíritu Santo.
5. Así como en el orden de la naturaleza es necesario que tenga el niño padre y madre, así en el orden de la gracia es necesario que el verdadero hijo de la Iglesia tenga por Padre a Dios y a María por Madre: y el que se jacte de tener a Dios por padre, sin la ternura de verdadero hijo para con María, engañado está, que no tiene más padre que el demonio.
6. Puesto que María ha formado la cabeza de los predestinados, Jesucristo, tócale a Ella formar los miembros de esa cabeza, los cristianos: que no forman las madres cabezas sin miembros, ni miembros sin cabeza. Quien quiera, pues, ser miembro de Jesucristo, lleno de gracia y de verdad, debe formarse en María, mediante la gracia de Jesucristo, que en Ella plenamente reside, para de lleno comunicarse a los verdaderos miembros de Jesucristo y a los verdaderos santos.
7. El Espíritu Santo que se desposó con María, y en Ella, por Ella y de Ella produjo su obra maestra, el Verbo encarnado, Jesucristo, como jamás la ha repudiado, continúa produciendo todos los días en Ella y por Ella él los predestinados, por verdadero aunque misterioso modo.
8. María ha recibido de Dios particular dominio sobre las almas, para alimentarlas y hacerlas crecer en El. Aun llega a decir San Agustín que en este mundo los predestinados todos están encerrados en el seno de María, .y que no salen a la luz hasta que esta buena Madre les conduce a la vida eterna. Por consiguiente, así como el niño saca todo su alimento de la madre, así los predestinados sacan todo su alimento espiritual y toda su fuerza de María.
9. María es a quien ha dicho el Padre: in Jacob inhabita, hija mía, mora en Jacob, es decir, en mis escogidos, figurados por Jacob; María es a quien ha dicho el Hijo: in Israel haereditare, hereda en Israel. madre querida, es decir en los predestinados; María, es el fin, a quien ha dicho el Espíritu Santo: in electis meis mitte radices, arraiga, fiel esposa, en mi_ elegidos, Quien quiera, pues, que sea elegido o predestinado, tiene a María por moradora de su casa, es decir, de su alma, y la deja echar raíces de humildad profunda, de caridad ardiente y de todas las virtudes |
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De: ItaPora |
Enviado: 04/03/2010 23:35 |
¿Cómo María forma en nosotros a Jesús?
Molde viviente de Dios, forma Dei, llamo San Agustín o María, y en efecto, lo es. Quiero decir que en Ella sola se formó Dios, hombre, al natura, sin que rasgo alguno de divinidad le faltara; y en ella sola también puede formarse el hombre en Dios, al natural, en cuanto es capaz de ello la naturaleza humana con la gracia de Jesucristo,
De dos maneras puede un escultor sacar al natural una estatua o retrato: primera, con fuerza y saber y buenos instrumentos puede labrar la figura en materia dura e informe; y segunda, puede vaciarla en un molde. Largo, difícil, expuesto a muchos tropiezos es el primer modo: un golpe mal dado, de cincel o de martillo, basta a veces para echarlo a perder todo. Pronto, fácil y suave es el segundo, casi sin trabajo y sin gasto, con tal que el molde sea perfecto y que represente al natural la figura: con tal que la materia de que nos servimos sea manejable y de ningún modo resista a la mano.
El gran molde de Dios, hecho por el Espíritu Santo, para formar al natural un Dios-hombre, por la unión hipostática, y para formar un hombre-Dios por la gracia, es María. Ni un solo rasgo de divinidad falta en este molde; cualquiera que se meta en él, y se deje manejar, recibe allí todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios; y esto de manera suave y proporcionada a la debilidad humana, sin grandes trabajos ni agonías; de manera segura, y sin miedo de ilusiones, que no tiene parte aquí el demonio, ni tendrá jamás entrada donde esté María; de manera, en fin, santa e inmaculada, sin la menor mancilla de culpa.
i Oh alma querida, cuánto va del alma formada en Jesucristo, por los medios ordinarios, de la que, como escultores, se fía de su pericia y se apoya en su industria, al alma bien tratable, bien desligada, bien fundida, que sin estibar en sí, se mete dentro de María; y se deja manejar allí por la acción del Espíritu Santo! ¡ Cuantas tachas, cuántos defectos, cuántas tinieblas, cuántas ilusiones, cuánto de natural y humano hay en la primera! Y la segunda, ¡cuán pura es y divina y semejante a
Jesucristo!
No hay ni habrá jamás criatura, sin exceptuar bien aventurados, ni querubines ni serafines de los más altos en el mismo cielo, en que Dios muestre tanto sus perfecciones internas y externas como en la divina María. María es el paraíso de Dios y su mundo inefable, donde el Hijo de Dios entró para hacer maravillas, para guardarle y tener en él sus complacencias, Un mundo ha hecho para el hombre peregrino, que es la tierra que habitamos, otro mundo para el hombre bienaventurado, que es el paraíso; mas para sí mismo ha hecho otro mundo y lo llamó María: mundo desconocido a casi todos los mortales de la tierra, e incomprensible a los ángeles y bienaventurados todos del cielo, que, admirados de ver a Dios tan elevado de todos ellos, tan alejado y oculto en ese mundo de la divina María, claman sin cesar: "Santo, Santo, Santo".
Feliz y mil veces feliz es en la tierra el alma a quien el Espíritu Santo revela el secreto de María para que lo conozca, a quien abre este huerto cerrado, para que en él entre, y esta fuente sellada para que de ella saque el agua viva de la gracia y beba en larga vena su corriente, Esta alma no hallará sino a Dios solo, sin las criaturas, en esta amabilísima criatura; pero a Dios al par que infinitamente condescendiente y al alcance de nuestra debilidad. Puesto que en todas partes está Dios, en todas, hasta en los infiernos, se le puede hallar: pero no hay sitio en qué la criatura encontrarle pueda tan cerca y tan al alcance de su debilidad como en María, pues para eso bajó a Ella. En todas partes es el pan de los fuertes y de los ángeles, pero en María es el pan de los niños.
Nadie, pues, se imagine, como ciertos falsos iluminados, que María, por ser criatura, es impedimento para la unión con el Creador. No es ya María quien vive, es Jesucristo solo, es Dios solo que vive en Ella. La transformación de María en Dios excede a la de San Pablo y otros Santos, más que el cielo se levanta sobre la tierra. Sólo para Dios nació María, y tan lejos está de tener consigo a las almas que, por el contrario, hace que remonten hasta Dios su vuelo, y tanto más perfectamente las une con El, cuanto con Ella están más unidas. María es eco admirable de Dios, que cuando se grita: María, no responde más que: Dios, y cuando con Santa Isabel se le saluda bienaventurada, no hace más que engrandecer a Dios. Si los falsos iluminados, de quienes tan miserablemente ha abusado el demonio, hasta en la oración hubieran sabido hallar a María y por María a Jesús y por Jesús a Dios, no hubieran sufrido tan terribles caídas. Una vez que se ha encontrado a María y por María a Jesús y por Jesús a Dios Padre, se ha encontrado a todo bien, como dicen las almas santas. Quien dice todo, nada exceptúa, toda gracia y amistad cerca de Dios, toda seguridad contra los enemigos de Dios, toda la verdad contra la mentira, toda especie de facilidad para vencer las dificultades en el camino de la salvación, toda clase de dulzura y gozo en las amarguras de la vida.
Y no es que esté exento de sufrimientos y cruces el que ha encontrado a María, mediante la verdadera devoción; lejos de eso, más que a ningún otro le asaltan, porque María, que es la madre de los vivientes, da a sus hijos trozos del Árbol de la vida, que es la cruz de Jesucristo; mas al repartirles buenas cruces, les da gracia para llevarlas con paciencia y aun con alegría (de suerte que las cruces que da Ella a los suyos son cruces de dulce, almibaradas más bien que amargas); o si por algún tiempo gustan la amargura del cáliz, que necesariamente han de beber los amigos de Dios, la consolación y gozo que esta buena Madre hace suceder a la tristeza, les alienta infinito para llevar otras cruces, aún más amargas y pesadas. |
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De: ItaPora |
Enviado: 04/03/2010 23:36 |
Conclusión La dificultad está, pues, en saber hallar de veras a la divina María, para dar con la abundancia de todas las gracias. Dueño absoluto, Dios puede por sí mismo comunicar lo que ordinariamente no comunica sino por medio de María; y aun negar que alguna vez así lo haga, sería temerario: pero según el orden establecido por la Divina Sabiduría, como dice Santo Tomás, no se comunica Dios ordinariamente a los hombres, en el orden de la gracia, sino por María. Para subir y unirse a El, preciso es valerse del mismo medio de que El se valió para descender a nosotros para hacerse hombre y para comunicarnos sus gracias; y ese medio es la verdadera devoción a la Santísima Virgen.
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