Oración de consuelo a Jesús y a la dulce Madre María Santisima

Jesús, nosotros te amamos y queremos consolar tu corazón y el de tu Madre,
 de todos los dolores que los hombres causamos en ellos.

 Somos poca cosa, somos nada, pero tú Señor, quisiste tener en torno a tu cuna, a tu pesebre, a un puñado de sencillos y humildes pastores, hombres sin cultura y despreciados por el mundo “importante”.

Nosotros también, Señor, quién más quién menos, somos gente que valemos poco a los ojos del mundo pero, como aquellos pastores antiguos, tenemos la buena voluntad de que hablaban los ángeles en tu nacimiento y venimos a adorarte y a entregarte nuestro corazón, que es el único don que te podemos ofrecer, pero que también es el único don que tú quieres recibir, ya que buscas corazones para amarlos
y llenarlos de dones y gracias.

¡Señor, piedad, somos pobres, pero te amamos, y por este amor que te tenemos,
te pedimos de rodillas que nos defiendas del Maligno!

Que nunca perdamos el tierno amor que te tenemos a ti y a tu Madre Santísima,
sino que lo aumentemos cada día más, cada hora, cada minuto,
hasta llegar a ser un incendio de amor por vosotros.
 

Somos pobres, Señor, pero no tanto como para no darte el consuelo y el amor que necesita tu Divino Corazón.

 ¡Bendito seas Jesús! ¡Bendita seas Celestial María!

Amén

Dios es amor, y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él.

"El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz."
ELVA