Hudson Taylor dijo una vez: el Señor es mi pastor, el domingo, el lunes y cada día de la semana;
en Enero, en Diciembre y cada mes del año; en Inglaterra y en China;
en tiempo de paz y en tiempo de guerra; durante la abundancia y durante la escasez.
En otra oportunidad escribió: "Todos los tratos de Dios con el creyente están llenos de bendiciones:
Él es bueno, hace lo bueno, lo bueno solamente y lo hace continuamente.
El creyente que ha recibido al Señor como su Pastor puede repetir
con toda confianza las palabras del salmista:
"Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida".
Por eso podemos estar seguros que los días de adversidad,
al igual que los de prosperidad están llenos de bendiciones.
El creyente no necesita esperar hasta cuando puede discernir
las razones de una aflicción que le haya sobrevenido para estar tranquilo;
él sabe que todas las cosas ayudan a bien a los que a Dios aman".
El pastor es responsable por las ovejas, no la oveja por el pastor.
Lo malo que hay en nosotros es que a veces pensamos que somos pastor y oveja,
¡y que tenemos que guiar y seguir!
Bienaventurados somos cuando nos damos cuenta que Él es responsable por nosotros;
Él va adelante y el bien y la misericordia nos seguirán.
Esta meditación debiera leerla cualquiera que esté bajo severas pruebas
hasta el punto del quebrantamiento; alguien que esté afligido por el mañana.
¡Él conoce tu mañana y piensa en ti antes que tú! ¡Sí, lo hace por ti!
¡Él se preocupa por ti! Guarda en el corazón la promesa de gracia:
"Cuán preciosos me son tus pensamientos, ¡oh Dios!
Venga lo que venga,
sombras, pesar, tinieblas,
estoy contenta:
El Señor piensa en mí.