Había pasado todo el día con su mamá, en un gran almacén.
Esa bella niña, con carita dulce, clara imagen de la inocencia,
no debe de haber tenido más de 6 años.
Cuando se disponían a abandonar el almacén, llovía a cántaros.
Aquella clase de lluvia que, cuando cae tan fuerte desde las nubes,
no logras distinguir la distancia entre una gota y otra... ni siquiera
las ves golpear el suelo...
Todos nos quedamos frente a la puerta, resguardados de la lluvia.
Esperábamos, algunos con paciencia, y otros irritados porque la
naturaleza les estaba estropeando su prisa rutinaria.
Siempre me ha encantado la lluvia.
Me pierdo ante la vista de los cielos,lavando la suciedad y el polvo
de este mundo.
Al mismo tiempo, los recuerdos de mi infancia, corriendo bajo la
lluvia, son bienvenidos como una forma de aliviar todas mis
preocupaciones
La voz de esta chiquita era muy dulce, y rompió mi trance hipnótico
con esta inocente frase:
"Mamá, corramos a través de la lluvia".
"Mamá, corramos a través de la lluvia".
"Sí, mamá... Corramos a través de la lluvia".
No, mi amor... Esperemos a que baje la lluvia", contestó la mamá
pacientemente...
La niña esperó otro minuto, y repitió:
“Mamá, corramos a través de la lluvia".
"No, mamá, no nos mojaremos.
Eso no fue lo que le dijiste esta mañana a papá..." Tal fue la respuesta de la niña, mientras hablaba del brazo de su
madre...
"¿Esta mañana? ¿Cuándo dije que podemos correr a través de la
lluvia, y no mojarnos?"
"¿Ya no lo recuerdas?
Cuando hablabas con papá acerca de su cáncer, le dijiste que si
Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través
de cualquier cosa".
Todos nos quedamos en absoluto silencio.
Juro que no se escuchaba más que la lluvia.
Todos nos quedamos parados, silenciosamente.
Nadie entró ni salió del almacén en los siguientes minutos.
La mamá se detuvo a pensar por un momento acerca de lo que
debería responder.
Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura, un
momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas,
de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe...
"Amor, tienes toda la razón.
Corramos a través de la lluvia.
Y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que
necesitamos una lavadita".
Y salieron corriendo...
Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el
estacionamiento, pisando todos los charcos.
Por supuesto que se empaparon, pero no fueron las únicas...
Las siguieron unos cuantos que reían como niños mientras corrían
hacia sus carros.
Sí, es cierto, yo también corrí. Y sí, también me empapé... seguro
Dios pensó que necesitaba una lavadita.
Las circunstancias o las personas pueden quitarnos nuestras posesiones
materiales, pueden llevarse nuestro dinero, y pueden llevarse nuestra
salud.
Pero nada ni nadie puede quitarnos nuestras más valiosas posesiones:
Nuestros Recuerdos.
Nunca olvides que a veces Dios quiere que te des una "empapadita",
pero jamás te dejará solo bajo la lluvia.
Y si te han permitido pasar por tormentas en tu vida, sabrás que también
pasará ésta, y la próxima y la que sigue
...
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