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Nuestra Señora del Rosario
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Templo en construcción
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Medalla pedida por la Virgen
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A partir del mes de Septiembre de 1983, la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, ubicada al norte de la provincia de Buenos Aires, se vio conmocionada por una serie de eventos que escapaban a toda explicación. En varias casas de familia, unos grandes Rosarios de madera que se hallaban colgados en las paredes a modo de decoración comenzaron a iluminarse y emitir "chispazos". Esto se repitió cada vez con mas frecuencia, congregando al rezo del Santo Rosario a multitud de vecinos. Pero lo más increíble aún estaba por producirse.
Gladys Herminia Quiroga de Motta (01/07/1937), es una mujer sencilla y con un nivel de educación básico, que sólo cursó estudios hasta 4º grado de la escuela primaria. Tampoco tiene conocimientos profundos de religión, ya que si bien tomó su primera comunión a los diez años, con posterioridad nunca realizó estudios o lecturas sistemáticas de textos religiosos. Podría describírsela como una mujer con una profunda religiosidad natural.
El 25 de Septiembre de 1983, la vida de Gladys Motta cambió para siempre. Ese día, mientras rezaba en su hogar, ve una imagen de la Virgen que extiende su mano ofreciéndole un Rosario al tiempo que se mantiene en completo silencio. Esta videncia se repetiría el 28 de ese mismo mes, y el 5 de Octubre. El 7 de Octubre, al aparecer nuevamente la imagen de la Virgen, Gladys se anima a preguntarle qué es lo que quiere de ella, y recibe como contestación la imagen de un templo de grandes dimensiones.
El 12 de Octubre Gladys decide recurrir a su confesor, el Padre Carlos Pérez, quien le pide que mantenga el secreto. Al día siguiente, en una nueva aparición, la Virgen habla a la vidente por primera vez y le dice: "Has cumplido. No tengas miedo. Ven a verme. De mi mano caminarás y muchos caminos recorrerás". Antes de desaparecer, agrega una cita bíblica: "Ezequiel 2:4-10", que Gladys busca inmediatamente ya que desconoce cuál puede ser su contenido. El mensaje al que hace referencia esa cita es el siguiente: "Son hombres obstinados y de corazón endurecido aquellos a los que yo te envío para que les digas: Así habla el Señor". Comienza así un fluido diálogo, en el que la Virgen avala sus mensajes con citas bíblicas que Gladys en su gran mayoría simplemente desconoce, y que poseen una coherencia teológica perfecta, según los estudios oficiales de la Iglesia.
Básicamente, la Virgen pide la alianza entre Dios y su pueblo, la oración por la paz del mundo, la difusión y practica de la devoción del Santo Rosario, y la predica constante de la Palabra de Dios. Tiene también una serie de mensajes específicos en los que solicita la construcción del templo visualizado por Gladys.
Algo curioso es que Gladys no podía identificar cuál era la advocación de la Virgen que aparecía frente a ella. Intentaron mostrarle varias imágenes pero nadie encontraba la indicada. Un día, la Santa Madre dijo a Gladys que existía en San Nicolás una imagen suya, bendecida por un Papa. Luego de comentar esto al Padre Pérez, este recordó que en el campanario de la catedral había una antigua imagen traída desde Roma a la Argentina en 1884, y bendecida por el papa León XIII. La figura estaba descascarada y le faltaba una mano, por lo que todos la llamaban "la manquita", pero Gladys no dudó en identificarla. Era la imagen de Nuestra Señora del Rosario que, convenientemente restaurada, hoy recibe a los miles de fieles que visitan San Nicolás.
Luego del hallazgo, la Santa Madre indica a Gladys que para distinguirla de los otros lugares donde se la venera bajo esa advocación, deberá llamársela "María del Rosario de San Nicolás", a lo que agrega: "Yo soy la patrona de esta región. Haced valer mis derechos".
ACONTECIMIENTOS POSTERIORES
A partir de ese momento, Gladys comienza a recibir mensajes divinos en forma periódica, ya sea bajo la forma de locuciones o mensajes escritos que redacta en lo que usualmente se conoce como "escritura automática".
La Iglesia comienza a ocuparse del caso y convoca a numerosos médicos y teólogos para que estudien los fenómenos de San Nicolás, y en ningún caso pueden encontrarse indicios de fraude. Los mensajes son perfectamente compatibles con los postulados de la Iglesia, por lo que si bien no son respaldados como Verdad de Fe, son publicados para que los fieles que así lo deseen puedan tomar contacto con ellos.
Gladys, mientras tanto, empieza a sufrir un extraño fenómeno que luego se repetiría a lo largo de los años: en cada Semana Santa se le producen estigmas. Las marcas comienzan a visualizarse el Miércoles Santo, empeoran el Jueves, y sangran finalmente el Viernes Santo, para comenzar a desaparecer el Domingo de Pascua. Es interesante remarcar que los Pies de la vidente se enciman, tal como aparecen en las imágenes de Cristo Crucificado, y que a pesar de que los músculos de las piernas se mantienen relajados, no pueden ser separados ni siquiera por varios hombres. Además, Gladys mantiene durante la cuaresma un ayuno casi total, consumiendo sólo agua y algo de pan, aunque sólo verifica disminuciones de peso menores a 1 kilo, lo que fue certificado por diferentes médicos, algunos de ellos pertenecientes a la Iglesia.
Nuestra Señora de San Nicolás pidió expresamente la construcción de un gran santuario que permitiera albergar a sus fieles. La visión tenida por Gladys fue plasmada por varios arquitectos y hoy el edificio se encuentra en plena construcción. En cuanto al lugar elegido para su emplazamiento, fue indicado por la misma Virgen y señalado con un rayo de luz que iluminó una planta de cardo frente a la vista de varios testigos.
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