"Ángel de la paz, Ángel de la Guarda a quien soy encomendado, mi defensor, mi madre, mi vigilante centinela, gracias te hago, que me libraste de muchos daños y peligros del cuerpo y del alma. Gracias te hago que, estando durmiendo, tú me velaste y despierto me encaminaste; al oído con santas inspiraciones me avisaste; yo encenegado en los vicios mundanos, no me valía de tus consejos, y como desgraciado no me curaba. Perdóname, amigo mío, mensajero del cielo, consejero y protector, y fiel guarda mía; muro fuerte de mi alma, defensor y compañero celestial, en mis desobediencias, vilezas, desvergüenzas y mis muchas descortesías que hoy cometí en tu presencia, tú siempre me ayudaste y guardaste: ayúdame y guárdame siempre de noche y de día. Amén"