Revolotean tus manos, tras ellas remolinos de
sensaciones quedan. Cada centímetro por el que pasas ya te extraña. Cada exhalación corre a encontrarte. Sólo por que estás existo, después nada más espero. Estás advertida. Tendrás que volver; porque este manojo de piel, huesos, sangre y sudor nace minuto a minuto por vos.
A/D
|