Cuenta la historia que tres Reyes de Oriente fueron elegidos por Dios para que fueran a reconocer a su hijo.
Para guiarse los Reyes Magos siguieron una misteriosa estrella que los llevó hasta Belén, encima de un humilde establo donde acababa de nacer Jesús.
Saludaron a sus padres y se arrodillaron frente al niño, entregándole sus regalos: oro, incienso y mirra.
Estos regalos estaban lleno de significado, no eran regalos que se acostumbrara regalar a los recién nacidos.
Con el oro, reconocían en el niño su grandeza y poder, reconociéndolo como el rey de reyes, el hijo de Dios.
El incienso era usado para adorar a Dios, y al entregárselo a Jesús estaban reconociendo su Divinidad.
La mirra significaba su reconocimiento como hombre mortal. Así los Reyes Magos reconocían a Jesús como Dios, rey y hombre.
Esta es la historia que se ha dado a conocer en la mayor parte del mundo y que se ha vuelto tradicional.