Almanaque de Saint-Gall (1149), escrito en latín. En él están señaladas las fiestas religiosas.
Almanaque de Roger Bacon (1292). Lo confeccionó sirviéndose de las tablas toledanas de Arzaquel. En él describe el curso de los planetas.
Almanaque de Guillermo de San Claudio (1292) Es el primero que abarca una extensión de 20 años. A partir de aquí fueron comunes los almanaques para 10, 20, y hasta 30 años.
Almanaques rúnicos (también llamados varas rúnicas, por ser alargados y estar escritos en caracteres rúnicos), hechos en tablillas de madera muy estrechas, son reproducción de los almanaques romanos.
Almanaques de Ali-Tahiab (siglos XIV y XV) redactados en árabe, fueron la base de la mayoría de los almanaques de esta época, hechos en latín.
Almanaque de Estrasburgo (uno de los pocos de la edad media confeccionados en pergamino o papel), lleva por título Martyrologium Ecclesiae germanicae (1637).
A lo largo del siglo XV proliferan los almanaques en las lenguas europeas junto a los almanaques en latín, y empiezan a ser temáticos. El tema preferido son las prognosticationes.
Almanaques astrológicos Con la invención de la imprenta proliferaron los almanaques que incluían predicciones basadas en la astrología, en la interpretación de los profetas y en otras artes adivinatorias. Incluían anotaciones sobre las conjunciones de los astros y sobre los días faustos e infaustos para tomar medicinas.
Almanaques – práctica Aparecen también en el siglo XV almanaques específicos; los primeros, el del campesino (o libro del tiempo) y el del pastor. En ellos se mezclan contenidos astronómicos y meteorológicos con los agrícolas o ganaderos y con reglas para la salud.
Almanaques de Lieja Fueron muy famosos y se publicaron durante varios siglos. Son de carácter eminentemente popular. Aparecen hacia 1635.
Almanaque de Nostradamus A pesar de que luego se hizo famoso por sus profecías (algo bastante propio de los almanaques), Miguel de Notre Dame no consiguió demasiado éxito, probablemente por su estilo estrafalario.
Almanaques de efemérides Hacia el 1700 los almanaques empezaron a mirar al pasado, ofreciendo la relación de los acontecimientos más relevantes ocurridos el año anterior, introduciendo incluso retratos e ilustraciones. Eran la réplica de las actuales revistas del corazón. Las imprentas apenas producían más que almanaques y libros de oración.
Almanach royal Se publica en 1699 dedicado a Luis XIV, con un retrato suyo incluso. Alemania e Inglaterra pronto imitaron este género de almanaques.
Ephémérides troyannes es el primer almanaque que se propone difundir contenidos propiamente culturales aprovechando el formato del día a día. Fue Grossley su editor. Inició su publicación en 1754, en la ciudad de Troyes. Sólo pudo editar durante siete años consecutivos.
Almanaque fiel Se publicó también en Troyes hasta el año 1799. Fue el último almanaque verdaderamente astrológico. El siglo XIX produce almanaques cada vez más especializados y de gran calidad.
British Almanack empezó a publicarse en 1828. Su objetivo era servir de soporte para la publicación de conocimientos útiles.
Nautical Almanac empieza a publicarse en 1797 por el almirantazgo inglés, especializado en temas náuticos.
Almanaque Mathieu de la Drome Junto a las informaciones meteorológicas y astronómicas difunde la botánica en formato divulgativo. Es uno de los muchos almanaques que ha llegado hasta este siglo.
Almanaques propagandísticos : Los políticos vieron la alta eficacia propagandística de una publicación que se iba leyendo día a día. Así que se pusieron también a hacer almanaques la Convención, los Sans-culottes, Napoleón… Se editaron el Almanach du Père Gerard, el Repertoire ou almanach historique de la Révolution, el Annuaire Napoléonien ou historial français, el Almanach napoléonien, el Almanach de Napoléon ou glorieux souvenirs, el Napoléon prophète, el Almanach du Petit caporal, el Almanach des mois (una auténtica revista literaria en forma de almanaque) el Almanach de la Révolution, el Almanach de la Démocratie, el Almanach des Bons catholiques, el Annuaire Pontifical catholique, el Almanach des Bons conseils, éste de los protestantes.