Buenos días, Señor, a ti el primero
Fuente: Liturgia de las horas
Buenos días, Señor, a ti el primero encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día:
Tú eres la luz y el sol de mi jornada.
Buenos días, Señor, contigo quiero andar por la vereda:
Tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
Tú, la esperanza firme que me queda.
Buenos días, Señor, a ti te busco, levanto a ti las manos
y el corazón, al despertar la aurora:
quiero encontrarte siempre en mis hermanos.
Buenos días, Señor resucitado, que traes la alegría
al corazón que va por tus caminos
¡vencedor de tu muerte y de la mía!
Reflexión:
. Cuando mi cuerpo se ha levantado y ha dirigido su mirada al encuentro contigo,
experimento una sensación tan grata que me emociono.
Una emoción tan honda y profunda que hace que mi corazón
salte de gozo y alabanza.
.Tu mirada de amor con la mía, es como la de dos verdaderos enamorados
que no se cansan de verse al tiempo que se extasían
ante el amado o amada.
. Quiero que seas el sol de mi jornada en casa, en el trabajo, en la calle.
Haz que sepa verte en todos sitios. Andaré contigo.
. Y cuando me falten las fuerzas, elevaré mis manos suplicantes hacia ti,
para que me consueles y alientes en mi luchas contra el mal.
. Y así, limpio ante tu mirada de amor, me sienta impulsado a ir al encuentro
de mis semejantes con el sello indescriptible de tu amor en mi amor.
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Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB