Después de una clase de catecismo, unos niños se pusieron a conversar sobre la oración. Uno de ellos dijo: -Yo, antes de orar, hago una lista de todo lo que le voy a decir al Señor-.
Otro de ellos dijo: -Yo, antes de orar, elijo las palabras mas bonitas para dirigirme al Señor-.
Y otro de los niños dijo: -A mi me gusta orar como Jesús nos enseñó. Yo oro diciendo el Padre Nuestro-.
-¡Oh- dijeron los otros,- ésa es una oración muy linda!- Y el niño añadió:
-Además de muy linda es muy completa, porque cuando decimos; “padre nuestro” estamos hablando con nuestro Papá Dios, que es lo más grande que existe. Cuando decimos “santificado sea tu nombre”, lo estamos alabando como él se merece. Cuando decimos: “venga a nosotros tu reino, estamos pidiendo amor, paz, justicia y todo lo bueno que solo él nos puede dar. Al decir "danos hoy nuestro pan de cada día” estamos pidiendo su ayuda para nuestras necesidades... y él las conoce todas. Al decir: “perdona nuestras ofensas” estamos reconociendo que le hemos fallado y nos arrepentimos de corazón. Al decir “como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” nos comprometemos ante él a perdonar a los demás cuando nos ofenden a nosotros.
Al decir “no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal” le pedimos ayuda para no pecar-.
Entonces los niños le dijeron: -Hay muchas formas de orar, pero hoy tú nos has enseñado la belleza del Padre Nuestro. ¡Nosotros también oraremos con el Padre Nuestro!-
|