Señor, que a los humanos ofrendaste
tu vida, tu Pasión y hasta tu muerte,
perdona mis pecados, pues al verte
mis ojos ven lo mucho que me amaste
Tan grande fue el amor que me tuviste
que bajaste a la tierra como hermano
y signando mi frente con tu mano
mi alma del pecado redimiste
¡Qué tristeza me embarga al contemplar
lo poco que he seguido tu enseñanza!,
¡Qué angustia!, ¡que dolor llena mi vida¡
¡Cuan fácil se me hizo el olvidar
tu divino mensaje de esperanza!
Perdóname, Señor, ¡cura mi herida!