Por las Almas fallecidas en el Terremoto de ITALIA Mayo 2012
Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor,
único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte
causa entre los seres queridos! Tú, Señor, a quién los cielos,
la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos; Tú,
Señor, que has llorado a impulsos del más tierno
de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto;
Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho
y de corazones que en él gemían sin consuelo; Tú,
Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas.
Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida,
por la perdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel,
cristiano fervoroso. ¡Míralas, Señor, como tributo sentido que
te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en
tu sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al cielo,
si aún no te goza en él! ¡Míralas, Señor, para que nos des
fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer
en esta tremenda prueba que tortura el alma! ¡Míralas,
oh dulce, oh pidadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que
los que aquí en la tierra hemos vivido atados con los
fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia
momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto
a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón.
Amén.