Prefiero que compartas conmigo unos minutos,
ahora que estoy vivo y no una noche entera,
cuando yo muera.
Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora
que estoy vivo, y no que apoyes tu cuerpo sobre mi
cadáver, cuando yo muera.
Prefiero que me hagas una breve llamada ahora que
estoy vivo y no que emprendas un inesperado viaje,
cuando yo muera.
Prefiero que me regales una sola flor, ahora que estoy
vivo, y no que envíes un hermoso ramo, cuando yo
muera.
Prefiero que eleves por mi una corta oración, ahora que
estoy vivo, y no una eucaristía cantada y concelebrada,
cuando yo muera.
|