• Yo soy el lápiz de Dios.
Un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere.
• Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios,
llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer
que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que
es Él.
• El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
El fruto del servicio es la paz.
• Empieza transformando todo lo que haces en algo bello para Dios.
• No es tanto lo que hacemos cuanto el amor que ponemos en lo que
hacemos lo que agrada a Dios.
• La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que
Dios nos dice a nosotros.
Jesús está siempre allí, esperándonos.
En el silencio nosotros escuchamos su voz.