El amor te llevó a preocuparte por los enfermos,
a atraer a los pecadores, a vivir profundamente
el misterio de la Eucaristía y del perdón.
Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu
vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien
e intercediendo por nosotros.
Queremos contar con tu ayuda.
Ruega por nosotros.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.