Señor, no es posible seguirte por libre. Tu llamada es para vivir con gozo la alegría del Evangelio. Tu oferta es vivir con fuerza la fe en comunidad. Ser creyente en Ti, no es jugar al protagonismo, ser creyente en Ti, es hacer de la vida un servicio gratuito.
Tú me llamas a romper mi cáscara,
y derribar mi muro,
para buscar el lugar donde vivir mi fe,
mi parroquia, mi familia, mi grupo,
mi comunidad.
Es ahí donde he de formarme
como discípulo tuyo.
Tú quieres que mi corazón se haga grande,
crezca mi capacidad de amar.
Tú pones en mí, ilusiones, ideales,
grandes metas, las bienaventuranzas,
Y quieres que, para ser fecundo, eche raíces, en la Iglesia