En mis horas penosas el Señor vino a mi en mi ayuda:
"¡Mira sin cesar a mis ojos, cuya mirada penetrante ciega a satanas!"
Jesús: "Quien anda conmigo, recoge conmigo, mira en mi mirada penetrante y se hace una sola cosa con ella. Lastimosamente, muchos esquivan mi mirada, no la soportan. Diles: no desvíen su mirada sino arrepiéntanse de sus pecados que yo siempre perdono.
No sabes cuanto me gusta el que me diga: "¡Mi adorado Jesús!".- ¡Dilo también en lugar de otros! Y si durante una hora no pudieras decirme más que esto, ho, entonces dejaría descansar mi mirada penetrante sobre vosotros.
Os lo ruego, ¡no os apartéis de mi lado! Permaneded ante mi mirada. Di a todos tus hermanos: ¡que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra!
"¡Mira mis ojos!"- no te digo esto para que te desanimes. Más bien te quiero estimular, no sea que a lo largo de tus luchas claves tu mirada en el suelo. No sea que mirando al suelo busques ahí tu alivio; Tú ¡mírame sólo a Mí! yo quiero que en vuestras luchas os estrecheís contra Mí y abandonándoos a Mí, miréis siempre hacia arriba!".
(Tomado de: LA LA LLAMA DE AMOR DEL CORAZON INMACULADO DE MARÍA).
La Santa faz es la protección más grande que existe para protegerte de los demonios y de todo mal que pueda existir sobre la tierra, llévala contigo y ningún mal te podrá sobrevenir, ponla en la puerta de tu casa o negocio y ningún mal podrá entrar en él.
En verdad, en verdad os digo, que todos los que habéis adorado mi Divino Rostro con fe, humildad, compasión y hayan meditado mi Pasión, Muerte, considerándose culpables de mi Muerte, os prometo infinitas gracias y no os abandonaré nunca. Os prometo que veréis mi Divino Rostro por toda la Eternidad. Debéis rezar muchos rosarios de Padrenuestros, adorar mi Faz, hacer el Viacrucis, comulgar todos los primeros jueves de todos los meses, durante todos los años hasta mi próxima llegada a vosotros, que será muy pronto, y tendréis una paz inalterable. Satán quedará totalmente atado por toda la eternidad. No volveréis a sufrir más ni enfermedades, ni nada que os duela, porque el pecado quedará barrido para siempre de las almas.