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General: ¿Qué nos dice la Biblia sobre la Reencarnación?
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Respuesta  Mensaje 1 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999  (Mensaje original) Enviado: 04/06/2011 04:26

LA BIBLIA Y LA REENCARNACIÓN

 

¿Qué nos dice la Biblia sobre la Reencarnación?

 

 


P. Ariel Álvarez Valdés

 

 

Más de los que parecían

 

Una conocida actriz, hace no mucho tiempo, declaraba en el reportaje concedido a una revista: “Yo soy católica, pero creo en la reencarnación. Ya averigüé que ésta es mi tercera vida. Primero fui una princesa egipcia. Luego, una matrona del Imperio Romano. Y ahora me reencarné en actriz”.

 

Resulta, en verdad, asombroso comprobar cómo cada vez es mayor el número de los que, aún siendo católicos, aceptan la reencarnación. Una encuesta realizada en la Argentina por la empresa Gallup reveló que el 33% de los encuestados cree en ella. En Europa, el 40% de la población se adhiere gustoso a esa creencia. Y en el Brasil, nada menos que el 70% de sus habitantes son reencarnacionistas.

 

Por su parte, el 34% de los católicos, el 29% de los protestantes, y el 20% de los no creyentes, hoy en día la profesan.

 

La fe en la reencarnación, pues, constituye un fenómeno mundial. Y por tratarse de un artículo de excelente consumo, tanto la radio como la televisión, los diarios, las revistas, y últimamente el cine, se encargan permanentemente de tenerlo entra sus ofertas. Pero ¿por qué esta doctrina seduce a la gente?

 

Qué es la reencarnación

 

La reencarnación es la creencia según la cual, al morir una persona, su alma se separa momentáneamente del cuerpo, y después de algún tiempo toma otro cuerpo diferente para volver a nacer en la tierra. Por lo tanto, los hombres pasarían par muchas vidas en este mundo.

 

¿Y por qué el alma necesita reencarnarse? Porque en una nueva existencia debe pagar los pecados cometidos en la presente vida, o recoger el premio de haber tenido una conducta honesta. El alma está, dicen, en continua evolución. Y las sucesivas reencarnaciones le permite progresar hasta alcanzar la perfección. Entonces se convierte en un espíritu puro, ya no necesita más reencarnaciones, y se sumerge para siempre en el infinito de la eternidad.

 

Esta ley ciega, que obliga a reencarnarse en un destino inevitable, es llamada la ley del “karma” (=acto).

 

Para esta doctrina, el cuerpo no sería más que una túnica caduca y descartable que el alma inmortal teje por necesidad, y que una vez gastada deja de lado para tejer otra.

 

Existe una forma aún más escalofriante de reencarnacionismo, llamada “metempsicosis”, según la cual si uno ha sido muy pecador su alma puede llegar a reencarnarse en un animal, ¡y hasta en una planta!

 

Las ventajas que brinda

 

Quienes creen en la reencarnación piensan que ésta ofrece ventajas. En primer lugar, nos concede una segunda (o tercera, o cuarta) oportunidad. Sería injusto arriesgar todo nuestro futuro de una sola vez. Además, angustiaría tener que conformarnos con una sola existencia, a veces mayormente triste y dolorosa. La reencarnación, en cambio, permite empezar de nuevo.

 

Por otra parte, el tiempo de una sola vida humana no es suficiente para lograr la perfección necesaria. Esta exige un largo aprendizaje, que se va adquiriendo poco a poco. Ni los mejores hombres se encuentran, al momento de morir, en tal estado de perfección. La reencarnación, en cambio, permite alcanzar esa perfección en otros cuerpos.

 

Finalmente, la reencarnación ayuda a explicar ciertos hechos incomprensibles, como por ejemplo que algunas personas sean más inteligentes que otras, que el dolor esté tan desigualmente repartido entre los hombres, las simpatías o antipatías entre las personas, que algunos matrimonios sean desdichados, o la muerte precoz de los niños. Todo esto se entiende mejor si ellos están pagando deudas o cosechando méritos de vidas anteriores.

 

Cuando aún no existía

 

La reencarnación, pues, es una doctrina seductora y atrapante, porque pretende “resolver” cuestiones intrincadas de la vida humana. Además, porque resulta apasionante para la curiosidad del común de la gente descubrir qué personaje famoso fue uno mismo en la antigüedad. Esta expectativa ayuda, de algún modo, a olvidar nuestra vida intrascendente, y a evadirnos de la existencia gris y rutinaria en la que estamos a veces sumergidos. Pero ¿cómo nació la creencia en la reencarnación?

 

Las más antiguas civilizaciones que existieron, como la sumeria, egipcia, china y persa, no la conocieron. El enorme esfuerzo que dedicaron a la edificación de pirámides, tumbas y demás construcciones funerarias, demuestra que creían en una sola existencia terrestre. Si hubieran pensado que el difunto volvería a reencarnarse en otro, no habrían hecho el colosal derroche de templos y otros objetos decorativos con que lo preparaban para su vida en el más allá.

 

Por qué apareció

 

La primera vez que aparece la idea de la reencarnación es en la India, en el siglo VII a.C. Aquellos hombres primitivos, muy ligados aún a la mentalidad agrícola, veían que todas las cosas en la naturaleza, luego de cumplir su ciclo, retornaban. Así, el sol salía par la mañana, se ponía en la tarde, y luego volvía a salir. La luna llena decrecía, pero regresaba siempre a su plena redondez. Las estrellas repetían las mismas fases y etapas cada año. Las estaciones del verano y el invierno se iban y volvían puntualmente. Los campos, las flores, las inundaciones, todo tenía un movimiento circular, de eterno retorno. La vida entera parecía hecha de ciclos que se repetían eternamente.

 

Esta constatación llevó a pensar que también el hombre, al morir, debía otra vez regresar a la tierra. Pero como veían que el cuerpo del difundo se descomponía, imaginaron que era el alma la que volvía a tomar un nuevo cuerpo para seguir viviendo.

 

Con el tiempo, aprovecharon esta creencia para aclarar también ciertas cuestiones vitales (como las desigualdades humanas, antes mencionadas), que de otro modo les resultaban inexplicables para la incipiente y precaria mentalidad de aquella época.

 

Cuando apareció el Budismo en la India, en el siglo V a.C., adoptó la creencia en la reencarnación. Y por él se extendió en la China, Japón, el Tíbet, y más tarde en Grecia y Roma. Y así, penetró también en otras religiones, que la asumieron entre los elementos básicos de su fe.

 

Ya Job no lo creía

 

Pero los judíos jamás quisieron aceptar la idea de una reencarnación, y en sus escritos la rechazaron absolutamente. Por ejemplo, el Salmo 39, que es una meditación sobre la brevedad de la vida, dice: “Señor, no me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista más” (v.14).

 

También el pobre Job, en medio de su terrible enfermedad, le suplica a Dios, a quien creía culpable de su sufrimiento: “Apártate de mí. Así podré sonreír un poco, antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras” (10,21.22).

 

Y un libro más moderno, el de la Sabiduría, enseña : “El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte’’ (16,14).

 

Tampoco el rey David

 

La creencia de que nacemos una sola vez, aparece igualmente en dos episodios de la vida del rey David. El primero, cuando una mujer, en una audiencia concedida, le hace reflexionar: “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse” (2 Sm 14,14).

 

El segundo, cuando al morir el hijo del monarca exclama: “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí” (2 Sm 12,22.23).

 

Vemos, entonces, que en el Antiguo Testamento, y aún cuando no se conocía la idea de la resurrección, ya se sabía al menos que de la muerte no se vuelve nunca más a la tierra.

 

La irrupción de la novedad

 

Pero fue en el año 200 a. C. cuando se iluminó para siempre el tema del más allá. En esa época entró en el pueblo judío la fe en la resurrección, y quedó definitivamente descartada la posibilidad de la reencarnación. 

 

 Según esta novedosa creencia, al morir una persona, recupera la vida inmediatamente. Pero no en la tierra, sino en otra dimensión llamada “la eternidad”. Y comienza a vivir una vida distinta, sin límites de tiempo ni espacio. Una vida que ya no puede morir más. Es la denominada Vida Eterna.

 

Esta enseñanza aparece por primera vez, en la Biblia, en el libro de Daniel. Allí, un ángel le revela este gran secreto: “La multitud de los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la vergüenza y el horror eterno” (12,2). Por lo tanto, queda claro que el paso que sigue inmediatamente a la muerte es la Vida Eterna, la cual será dichosa para los buenos y dolorosa para los pecadores. Pero será eterna.

 

La segunda vez que la encontramos, es en un relato en el que el rey Antíoco IV de Siria tortura a siete hermanos judíos para obligarlos a abandonar su fe. Mientras moría el segundo, dijo al rey: “Tú nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna” (2 Mac 7,9). Y al morir el séptimo exclamó: “Mis hermanos, después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna” (2 Mac 7,36).

 

Para el Antiguo Testamento, pues, resulta imposible volver a la vida terrena después de morir. Por más breve y dolorosa que haya sido la existencia humana, luego de la muerte comienza la resurrección.

 

Ahora lo dice Jesús

 

Jesucristo, con su autoridad de Hijo de Dios, confirmó oficialmente esta doctrina. Con la parábola del rico Epulón (Lc 16,19.31), contó cómo al morir un pobre mendigo llamado Lázaro los ángeles lo llevaron inmediatamente al cielo. Por aquellos días murió también un hombre rico e insensible, y fue llevado al infierno para ser atormentado por el fuego de las llamas.

 

No dijo Jesús que a este hombre rico le correspondiera reencarnarse para purgar sus numerosos pecados en la tierra. Al contrario, la parábola explica que por haber utilizado injustamente los muchos bienes que había recibido en la tierra, debía “ahora” (es decir, en el más allá, en la vida eterna, y no en la tierra) pagar sus culpas (v.25). El rico, desesperado, suplica que le permitan a Lázaro volver a la tierra (o sea, que se reencarne) porque tiene cinco hermanos tan pecadores como él, a fin de advertirles lo que les espera si no cambian de vida (v.27.28). Pero le contestan que no es posible, porque entre este mundo y el otro hay un abismo que nadie puede atravesar (v.26).

 

La angustia del rico condenado le viene, justamente, al confirmar que sus hermanos también tienen una sola vida para vivir, una única posibilidad, una única oportunidad para darle sentido a la existencia.

 

La suerte del buen ladrón

 

Cuando Jesús moría en la cruz, cuenta el Evangelio que uno de los ladrones crucificado a su lado le pidió: “Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a tu reino”. Si Jesús hubiera admitido la posibilidad de la reencarnación, tendría que haberle dicho: “Ten paciencia, tus crímenes son muchos; debes pasar por varias reencarna-ciones hasta purificarte completamente”. Pero su respuesta fue: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43).

 

Si “hoy” iba a estar en el Paraíso, es porque nunca más podía volver a nacer en este mundo. San Pablo también rechaza la reencarnación. En efecto, al escribir a los filipenses les dice: “Me siento apremiado por los dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra, es más necesario para ustedes que yo me quede aún en este mundo” (1,23.24). Si hubiera creído posible la reencarnación, inútiles habrían sido sus deseos de morir, ya que volvería a encontrarse con la frustración de una nueva vida terrenal. Una total incoherencia

 

Y explicando a los corintios lo que sucede el día de nuestra muerte, les dice: “En la resurrección de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual (1 Cor 15,42.44).

 

¿Puede, entonces, un cristiano creer en la reencarnación? Queda claro que no. La idea de tomar otro cuerpo y regresar a la tierra después de la muerte es absolutamente incompatible con las enseñanzas de la Biblia. La afirmación bíblica más contundente y lapidaria de que la reencarnación es insostenible, la trae la carta a los Hebreos: “Está establecido que los hombres mueren una sola vez, y después viene el juicio” (9,27).

 

Invitación a la irresponsabilidad

 

Pero no sólo las Sagradas Escrituras impiden creer en la reencarnación, sino también el sentido común. En efecto, que ella explique las simpatías y antipatías entre las personas, los desentendimientos de los matrimonios, las desigualdades en la inteligencia de la gente, o las muertes precoces, ya no es aceptado seriamente por nadie. La moderna sicología ha ayudado a aclarar, de manera científica y concluyente, el porqué de éstas y otras manifestaciones extrañas de la personalidad humana, sin imponer a nadie la creencia en la reencarnación.

 

La reencarnación, por lo tanto, es una doctrina estéril, incompatible con la fe cristiana, propia de una mentalidad primitiva, destructora de la esperanza en la otra vida, inútil para dar respuestas a los enigmas de la vida, y lo que es peor, peligrosa por ser una invitación a la irresponsabilidad. En efecto, si uno cree que va a tener varias vidas más, además de ésta, no se hará mucho problema sobre la vida presente, ni pondrá gran empeño en lo que hace, ni le importará demasiado su obrar. Total, siempre pensará que le aguardan otras reencarnaciones para mejorar la desidia de ésta.

 

Solamente una vez

 

Pero si uno sabe que el milagro de existir no se repetirá, que tiene sólo esta vida para cumplir sus sueños, sólo estos años para realizarse, sólo estos días y estas noches para ser feliz con las personas que ama, entonces se cuidará muy bien de maltratar el tiempo, de perderlo en trivialidades, de desperdiciar las oportunidades. Vivirá cada minuto con intensidad, pondrá lo mejor de sí en cada encuentro, y no permitirá que se le escape ninguna coyuntura que la vida le ofrezca. Sabe que no retornarán.

 

El hombre, a lo largo de su vida, trabaja un promedio de 136.000 horas; duerme otras 210.000; come 3.360 kilos de pan, 24.360 huevos y 8.900 kilos de verdura; usa 507 tubos de dentífrico; se somete a 3 intervenciones quirúrgicas; se afeita 18.250 veces; se lava las manos otras 89.000; se suena la nariz 14.080 veces; se anuda la corbata en 52.000 oportunidades, y respira unos 500 millones de veces.

 

Pero absolutamente todo hombre, creyente o no, muere una vez y sólo una vez. Antes de que caiga el telón de la vida, Dios nos regala el único tiempo que tendremos, para llenarlo con las mejores obras de amor de cada día.

 

Cortesía de http://www.apologetica.orgpara la
BIBLIOTECA BÁSICA DEL CRISTIANO

 


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Respuesta  Mensaje 2 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:28

¿Qué enseña la Biblia: La Reencarnación o la Resurrección?

 

Trasfiguración del Señor

 

Reencarnación es la creencia según la cual el alma, tras la muerte del cuerpo físico, se separa de este y pasado un tiempo indefinido se encarna de nuevo para tener otra vida, otras experiencias.

 

Según esta doctrina las almas pasan por ciclos de vidas y muertes. Un ser humano vive muchas vidas. Es muchas personas, muchos personajes.

 

Posiblemente la creencia en la doctrina de la reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano los ciclos que se observan en la naturaleza: el sol y la luna aparecen y desaparecen, al igual que las flores, las hojas, etc. En la naturaleza observamos ciclos precisos. Así pensaron que el ser humano moría pero regresaba de nuevo en otro cuerpo.

 

Esta doctrina también es fruto del deseo humano de darle explicación a las diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. de las personas. Según esta doctrina estas diferencias serían culpa o mérito por la conducta seguida en vidas anteriores. Por lo tanto se atribuye a los pobres, enfermos y desdichados malas conductas en vidas anteriores. Lo que les ocurre se lo merecen. Esto puede conducir a una pasividad de no hacer nada, puesto que están pagando su culpa.

 

El ser humano es dado a inventarse respuestas para aquello que no puede entender. San Antonio el Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿por qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Oyó una voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo".

 

La reencarnación como doctrina está vinculada al concepto de Karma, según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien haya acumulado un buen karma reencarnará en un ser superior, con buenas condiciones de vida. Quien tenga un mal Karma encarnará como un ser con un destino mediocre e incluso muy malo. El alma a través de las sucesivas reencarnaciones se va perfeccionando hasta purificarse por completo y no necesitar de nuevas vidas. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad.

 

Esta doctrina considera que el alma es eterna pero no la persona. El alma habita en un cuerpo, y cuando este se desgasta se consigue otro.

 

La creencia en la reencarnación se origina en la India en el siglo VII antes de Cristo. Eso significa que no es tan antigua como la fe de los judíos, sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno de esos pueblos creía en la reencarnación. Por eso edificaron magníficas tumbas.

 

El Budismo aparece en la India en el siglo V antes de Cristo y adoptó esta creencia. Más tarde pasó a Grecia y Roma. Algunos cultos también adoptaron esta explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, anroposóficas, grupos ocultistas, algunas sociedades "iniciáticas", los gurús indios, los psíquicos -mediums- y entre los adeptos del llamado movimiento "new Age", Nueva Era, el cual ha importado muchas creencias orientales.

 

Algunas personas, para extender estas creencias, malinterpretan la Biblia y dicen que esta apoya la reencarnación.

 

La religión judía, durante mucho tiempo, no tuvo una clara doctrina sobre lo que sucede tras la muerte. Ciertamente no enseñaba la doctrina de la reencarnación. Es incompatible con la revelación que Moisés y los profetas habían recibido de Dios.

 

Job le dice a Dios: "Apártate de mi. Así podré sonreír un poco antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras" -Job 10, 21-22-

 

Sabiduría 16, 14: " El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte".

 

2 Samuel 14,14. "Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse."

 

2 Samuel 12.22-23 "Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerle volver?. Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí".

 

Aproximadamente 200 años antes de Cristo se introduce en el judaísmo la fe en la resurrección, doctrina incompatible, a mi juicio, con la de la reencarnación.

 

La doctrina de la resurrección enseña que después de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece por vez primera en Daniel 12,2: "La multitud de los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la vergüenza y el horror eterno".

 

Aparece por segunda vez en 2 Mac. 7,9. El rey Antíoco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley judía, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al rey:"Tu nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna. El séptimo al morir dijo: " Mis hermanos, después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna." -2Mac 7,36-.

 

Unos de los pasajes bíblicos que pretenden acumular la doctrina de la reencarnación a Jesús es Mateo 11,14: "Y si queréis admitirlo, él -Juan Bautista- es Elías, el que iba a venir". Jesús habla aquí de que el espíritu profético de Elías -no su cuerpo o su alma-continua en San Juan Bautista.

 

Que se refiere al espíritu profético y no al cuerpo físico de Elías se deduce de Lucas 1,17 "e irá delante de él con el Espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al señor un pueblo bien dispuesto"

 

Vemos en la transfiguración en el Tabor como junto a Jesús se aparece Elías y Moisés. Ya muerto Juan el Bautista, si efectivamente este era Elías se hubiese aparecido como Juan que era su última vida. Más de eso nada.

 

El mismo Juan el Bautista negó explícitamente ser Elías:

 

Jn 1, 21: " Y le preguntaron: ¿qué pues? ¿Eres tu Elías? El dijo: "no lo soy" ¿Eres tu el profeta? Respondió "NO".

 

Mis dos sitios web:

 

www.elevangeliodelreino.org

 

www.yeshuahamashiaj.org(Inglés y Español)

 

Respuesta  Mensaje 3 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:28

 

Me parece digna de bendición su postura afín a la reencarnación pero respetuosa de aquellos que no nos adherimos a ella.
Le diré un secreto.
Entre los cabalistas se insiste que la doctrina de la reencarnación (gilgul haneshamot) llegó a Oriente (India) a partir de las enseñanzas de Avraham a alguno de sus descendientes (con su segunda esposa, Ketura), que fueron a radicarse por aquellas regiones y que con el paso del tiempo, la idea originaria sufrió modificaciones convirtiéndose en el famoso dogma del Karma. (Demás está decir que aquellos que no adherimos a esta creencia, no sostenemos con mucha fuerza esta narración).

En cuanto al interés por los temas "metafísicos", sí, yo reconozco que son atrayentes y atrapantes; precisamente por esta cualidad magnética (humildemente considero) que no hay que dedicarles mucho tiempo, tiempo que es más aprovechable si lo dedicamos al cumplimiento de las mitzvot -preceptos-, a estudiar Torá (empezando por los fundamentos, y por la halajá -normativa-, dejando lo metafísico y filosófico para mucho más adelante), a la práctica de la justicia, etc.
En concordancia con las palabras del Eterno en Su Torá:

"Las cosas secretas pertenecen al Eterno nuestro Elokim, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta Torá."
(Devarim / Deuteronomio 29:28)

Y acordando con el salmista, debemos dedicarnos a hacer de la tierra un lugar digno de criaturas a imagen y semejanza del Eterno:

"Los cielos de los cielos son del Eterno; pero él ha dado la tierra a los hijos del hombre."
(Tehilim / Salmos 115:16)


Espero que pueda seguir en su camino de la teshuvá..

Sus comentarios edificantes serán bienvenido en la casilla de e-mail: rap1206@serjudio.com

Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

http://serjudio.com/rap1201_1250/rap1206.htm
 

Respuesta  Mensaje 4 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:30

Shalom.
Gracias por su participación.
Efectivamente la traducción que nos brinda es pésima, le recomiendo como maestro y amigo que busque sus textos del Tanaj en buenas traducciones judías y eruditas, y no en invenciones ajenas a los originales (tanto en letra como en espíritu).

Pasando a la respuesta a su pregunta: NO, no son revelaciones de la idea de la reencarnación.

Veamos la primera de las citas que usted aporta.
Este versículo es el testimonio del salmista de que hubo un tiempo en el cual estuvo envuelto en el pecado (que es sinónimo de muerte, como ya hemos estudiado), pero que pudo salir del mismo, y por lo tanto encaminar su vida para buscar la vida verdadera, que es la de ser fiel a Dios y TODOS Sus mandamientos (613 para los judíos, 7 para los gentiles).
El salmista fue salvado de la muerte, en sentido metafórico, ya que no puede ser libertado de morir.
Tal como está escrito:

"Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal, con el fin de que ames al Eterno tu Elokim, de que andes en Sus caminos y de que guardes Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, que yo te mando hoy. Entonces vivirás y te multiplicarás, y el Eterno tu Elokim te bendecirá en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión."
(Devarim / Deuteronomio 30:15-16)

¿Está claro que vivir significa cumplir con los mandamientos de Dios, siéndoLe fiel?
Si no está claro, lea y relea estos versículos de la Torá hasta que penetren en usted y sean luminosos.
Si vivir es estar apegado a Dios... ¿qué será morir?

Bien, primera cita no tiene nada que ver con la reencarnación; sino con fidelidad y cumplimiento.

Ahora, pasemos a la segunda de sus citas.
Para comprender la intención del salmista, demos un poco de contexto:

"Dije: 'Elokim mío, no me lleves en la mitad de mis días. ¡Tus años duran de generación en generación!
Tú fundaste la tierra en la antigüedad; los cielos son obra de Tus manos.
Ellos perecerán, pero Tú permanecerás. Todos ellos se envejecerán como un vestido; como a ropa los cambiarás, y pasarán.
Pero Tú Eres el mismo, y Tus años no se acabarán.
"
(Tehilim / Salmos 102:25-28)

¿Quién dice el salmista que permanece inalterable y permanente; mientras todo cambia, pasa y se acaba?
Está muy obvio en el texto que el salmista dice que el único que permanece es Dios, en tanto todo el resto pasa, cambia.
Las personas (todos los seres vivos) pasan, mueren.
Las cosas (cielos y tierras mencionados en el salmo) pasan, porque cambian, no son eternos a pesar de tener gran permanencia.
¿No es lo que está escrito?
Si le parece que no, lea y relea hasta que se penetre del sentido cierto (y no de ideas preconcebidas).

Pues, tampoco el segundo de sus intentos por citar la reencarnación en el Tanaj ha tenido éxito.

Le deseo lo mejor.

Me agradaría recibir sus comentarios edificantes en la casilla de e-mail: comentario@serjudio.com?subject=rap1232

Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

 

Shalom.
Gracias por su pregunta.

Ante todo, yo no me etiqueto como "ortodoxo", así que le agradecería que así no lo hiciera conmigo (ni con nadie, supongo). Considero que las etiquetas aplicadas a prácticas humanas solo sirven par alienar a la persona, y obstaculizan el desarrollo de las  mejores potencialidades de cada cual.

Luego, y ya pasando a responder: gracias a Dios yo no soy el único que no comparto la idea de la reencarnación (gilgul haneshamot), pues hay otros, anteriores e inmensamente más grandes que este humilde maestro, que se han opuesto, tal como Saadia Gaón, Bajia ibn Pakuda, Iosef ibn Tzadik, o hasta (según muchos entendidos) el príncipe de los pensadores judíos: Rambam (Maimónides), entre otros.

Si bien es cierto, otros insignes maestros y filósofos la han sostenido (Ramban o Baal Shem Tov, por ejemplo, ambos posteriores a la aparición pública del Zohar), no por ello la idea de la reencarnación es parte de la creencias judías centrales, ni es obligación que se la comparta.

Es decir, se puede ser un estricto y fiel judío adhiriendo a tal idea, o si no se la considera correcta. Pues, repito, es una creencia secundaria y que no hace a la existencia del judaísmo, ni aporta especialmente en lo relativo a la lealtad a la Torá y a las mitzvot -preceptos-.

En resumen: la reencarnación es una creencia individual (o de ciertos grupos), tal como la no creencia en la misma lo es. Es una creencia de índole restringida, y que no atentan contra principios generales y superiores (Torá y halajá); ni tampoco es obligatorio compartirla. Por lo tanto, no hace a la cuestión de identificar al judío y al judaísmo, tal como, por ejemplo la creencia en alienígenas no lo hace.

No sé si me expliqué lo suficiente, por lo que reitero: mientras los pensamientos grupales o individuales no vayan contra lo que es normativo, ni provoquen el error o pecado, uno es libre de pensar lo que quiera.
Por ejemplo, si yo pensara que un ser humano es un dios o un parte de la divinidad; ese pensamiento es idolátrico, por lo tanto, absolutamente fuera del judaísmo y excluyente. Es un ataque contra Dios y el orden por Él establecido.
Pero, si yo pensara que hay (o hubo) vida en Marte, no estoy fuera de lo legalmente establecido en la halajá.

En el judaísmo no hay dogmas, ni fe ciega; pero hay leyes establecidas que deben ser cumplidas cabalmente.

Por lo tanto, los judíos que creen en la reencarnación, están tan dentro del judaísmo, como los que consideran que al morir nuestra alma retorna a la Fuente de Vida eterna.

Le solicito que relea el texto escrito por mí que usted cuestiona en su misiva, y verá que comienza explicando exactamente esto que usted pregunta: somos libres de opinar cuando no hay reglas o bases al respecto (siendo responsables de nuestra opiniones, claro está).

Para finalizar: ¿para qué torturarnos con ideas y creencias que no aportan al mejoramiento de la persona y la sociedad, ni al mejor servicio de Dios? ¿Por qué suponer que tendremos una segunda (y hasta una cuarta) chance de hacer lo que debemos hacer AHORA: amar a Dios y adherirnos a Sus mandamientos? ¿Por qué soñar con vivir otras vidas, teniendo tanto por hacer en ESTA vida?

Sus comentarios edificantes serán bienvenido en la casilla de e-mail: rap1201@serjudio.com

Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

 

Shalom.
Gracias por escribirme.

Como ya hemos reiterado en más de una ocasión, el tema de la reencarnación es de escasa trascendencia, sea que aconteciera en la realidad o no.
Puesto que, ¿acaso alguna de las halajot -normas- señala que se debe creer en ella, o actuar en base a la creencia en la reencarnación?
No, ninguna. Puede revisar tranquilamente el Shulján Aruj y nada al respecto encontrará.
Entonces, viene bien que recuerde que en el judaísmo el plano de las acciones está explicitado en la halajá, y no es lícito apartarse de ella. En tanto que en el plano de la majshavá -creencias- uno es libre de creer lo que quiera, en tanto no contradiga ninguna halajá.
Así pues, desde una perspectiva muy válida, reencarnación y similares, en poco y nada aportan al beneficio del mundo, pero el que quiera creer en ellas (mientras no contradiga ninguna halajá), ¿por qué no habría de hacerlo?
¿Lo deja tranquilo creer en la reencarnación, y de paso lo hace actuar con más amor a Dios y con mayor firmeza en el cumplimiento de las mitzvot -preceptos-? ¡Perfecto, crea en la reencarnación entonces! Pero, no es bueno pretender imponer esta opinión a los otros, que actúan correctamente ante el Eterno sin necesidad de aferrarse a este tipo de creencias metafísicas (que fácilmente conducen a ideas supersticiosas y apartadas de Dios).

Dicha esta introducción, paso a responderle.

1) Yo no soy el que digo que no existe la reencarnación, otros, infinitamente más grandes y mejores que yo lo han sostenido y afirmado sin dudas. Ya los hemos mencionado en otra ocasión, por lo que le pido que busque ese texto en la sección "Vida y Muerte" que hemos indicado más arriba.

2) No.
Que no exista la reencarnación no significa necesariamente que el Eterno cree espíritus nuevos cada vez que un niño es concebido.

3) ¿Almas en la entrega de la Torá en Sinaí?
Obviamente que estuvieron unos tres millones de almas, los de aquellos israelitas presentes en cuerpo y alma en aquel momento fundamental de la Historia del mundo.
En cuanto a espíritus, hubo más que almas presentes, ya que, como nuestros Sabios enseñan "el espíritu de todos los judíos, de todas las épocas, nacidos de madre judía o convertidos, estuvieron presentes en Sinaí en la Revelación" (traducción libre de TB Shavuot 39a). Esto se aprende de los versículos que dicen: "No sólo con vosotros hago yo este pacto y este compromiso solemne; ciertamente es con el que está aquí con nosotros hoy, delante del Eterno nuestro Elokim, y también con aquel que no está aquí con nosotros hoy." (Devarim / Deuteronomio 29:13-14).

4) ¿Acaso usted supone que de no existir la reencarnación Dios está en menos control del mundo?
¿Solamente Dios puede manejar Su Justicia perfecta por medio de un extraño proceso de vidas sucesivas?
¿No le parece irreverente respecto a Dios una creencia de este tipo?

Dios está siempre en control de todo, sin embargo, Él ha dispuesto leyes naturales que Él mismo mantiene, ya que es un Rey perfectamente justo. Entre esas leyes naturales está la posibilidad de errores genéticos, malformaciones, accidentes, etc.

5) Los "he escuchado que cuentan que alguna vez pasó" no sirven ni como testimonio ni como evidencia de nada, sino tan sólo como charlas de café entre amigos.
Así que no nos sirve en esta ocasión.
Por otro lado, si fuera cierto el relato que usted pone en su misiva, no solamente estaríamos en presencia de un reencarnado espiritual, sino también de uno que reencarnó desarrollado en lo neurológico y fisiológico, puesto que para el habla articulada es imprescindible el desarrollo, adquisición y dominio de varias y complejas funciones nerviosas y motoras.
En definitiva, un imposible o un milagro... no sé...

Le deseo lo mejor, y le recuerdo que nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los generosos visitantes.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

 

Respuesta  Mensaje 5 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:31

        Otra vez... reencarnación

Claves: Muerte, vida, reencarnación, resurrección, rabino, mística, budismo, oriental, karma, kabbalah, Cabalá, esoterismo, doctrina, judío, judaísmo, religión, Biblia, Pentateuco, Tanaj, Torá, Talmud, Midrash, bíblico, Biblia, Israel, israelita, hebreo

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta:  Saludos Lic. Ribco.
Me gustaria saber que hay de cierto en la cabala, de que el alma de ser humano puede encarnar en un animal o en una planta, incluso he escuchado de algunos conferencistas decir que uno tiene varias vidas pasadas, es eso cierto?
Gracias por su ayuda.

 Liliana M.
País: EUA

Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre y apellidos completos, edad, profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive. Si falta alguno de estos datos, probablemente su email no sea respondido de ningún modo. Presten atención a las REGLAS, gracias.)

Shalom,
gracias por escribirme.

Apreciada señora,
sobre el particular ya hemos escrito en varias oportunidades, le aconsejo que busque lo publicado en la sección denominada "Vida y muerte".

Ahora, y como deferencia a su gentileza para con nosotros, le daré un breve resumen de lo que ya habíamos expuesto.

En lo personal, y siguiendo enseñanzas de doctos maestros que hemos mencionado en otra oportunidad, la creencia en la "reencarnación" es una pérdida de tiempo, y una severa distracción para cumplir con denuedo la preciosa tarea de servir con todos los recursos al Eterno.
¿Acaso serviré con mayor primor y fidelidad al Eterno si sé que si soy la nueva encarnación de Julio César, Cleopatra o un rabino del siglo XIX?
O, en verdad, esta supuesta creencia, ¿no me llevará a dejar para mañana (para mi próxima vida en la cadena de reencarnaciones) el cumplir el precepto que no tengo ganas de cumplir hoy?
¿No es acaso la idea de la reencarnación un pasaporte para vivir en la pereza y en la auto-compasión, ya que se sostiene en la convicción de que los males que hoy me aquejan son resultado de una vida pasada que me es por completo ajena actualmente? Por lo tanto, no soy responsable por los sucesos de mi vida, ni siquiera por aquellos que están cimentados en mis acciones, ya que... ¿acaso no soy un despojo de mis vidas pasadas? Así se llega a absurdos tales como afirmar con fe ciega que, si (Dios no permita) una persona fumadora compulsiva tiene cáncer de pulmón, no es por su conducta nociva de fumar poniéndose en riesgo, sino por algún secreto pecado cometido en una encarnación previa...

Seriamente, ¿acaso no sirvo mejor a Dios si reconozco que ESTA VIDA es la ÚNICA vida que tengo para desplegar todas mis potencialidades, y que tras mi último día ya será tarde para hacer lo que debía haber hecho en todos y cada uno de mis días?

Así pues, sea la reencarnación una idea fantasiosa o una profunda realidad, de poco aporta a aquel que con sinceridad y fervor desea ser una buena persona, tal y como Dios manda.
Esa persona sabe, a ciencia cierta, que ahora es el preciso momento para cumplir con los mandamientos, y que éste lugar es el sitio en el cual debo aplicarme para mejorarme como persona a la Luz de la Torá.
El resto, las doctrinas fantásticas (pero no idolátricas), son meras especulaciones para ratos de ocio ocasionales...

¿Vidas pasadas? ¿Reencarnaciones? ¿Espectros de otras vidas?
Meras doctrinas ociosas, que para mentes holgazanas sirven como excusas para no afrontar con integridad la tarea que debe ser personalmente realizada... (para mentes no holgazanas (de grandes rabinos y otros encumbrados maestros, por ejemplo), quizás tengan algún valor filosófico particularmente elevado, que sin embargo, tampoco reviste de mayor trascendencia a la hora de cumplir con los preceptos del Eterno).

Ahora bien, entre aquellos que sostienen esta idea, están los que aseguran que jamás se desciende en santidad, por lo que, una persona no puede reencarnar en un animal o un vegetal o un mineral.
Y están los otros, los que afirman que toda reencarnación es posible. De esta postura famoso es el ejemplo de que los matarifes reencarnan en perros, o los pretenciosos en abejas.

Espero haberle sido de utilidad,
y recuerde,
sea una realidad la reencarnación,
o NO lo sea,
eso no cambia el hecho de que cada uno de nosotros tenemos una tarea que Dios nos asignó para cumplir,
y ésta no se hará suponiendo que hemos vivido anteriores vidas,
o que viviremos otras vidas,
sino,
haciendo con vigor y destreza aquello que tenemos que hacer,
en ÉSTA nuestra ÚNICA VIDA en Este Mundo.

Quedo a sus órdenes.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

 

 

  ¿Reencarnación o interpretación?

Claves: Pardés, sod, Cabalá, Kabbalah, misterio, misticismo, estudio, maestros, muerte, vida, eterna, reencarnación, espíritu, alma, guilgul, gilgul, neshamot, cabalistas,  sabios, religión, Midrash, Talmud, rabino, rabínico, oral, Torá, estudio, bíblico, Biblia, Israel, israelita, hebreo, judío, judaísmo

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta: Estimado Yehuda:

Si esta pregunta ya la realice le pido no considerarla
Gracias

Ud explica que en la correcta interpretación de La Tora, un escalón superior del Pardes no puede cambiar lo que dice o explica el anterior, entonces, ¿porque S-sod, enseña acerca de la reencarnación, si en ningún escalón anterior se hace referencia a esto, y siendo esta creencia además no aceptada por Ud.?

Que El Eterno lo bendiga grandemente
 

Ricardo C
País: Santiago-Chile

Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre y apellidos completos, edad, profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive. Si falta alguno de estos datos, probablemente su email no sea respondido de ningún modo. Presten atención a las REGLAS, gracias.)

Shalom,
gracias por escribirme.

Mi primer respuesta es otra pregunta: ¿quién le dijo que TODO el sistema de interpretación denominado sod está a favor de la idea de la reencarnación?

Y la segunda respuesta que también es pregunta: ¿acaso lo que comúnmente se entiende por reencarnación, es idéntico al concepto que ALGUNOS de los maestros del judaísmo místico dicen que es reencarnación?
(Yo lo dudo absolutamente).

Tercera respuesta.
Lo niveles sucesivos de interpretación van descorriendo sucesivos velos que no permiten ver lo que ya está manifestado desde un comienzo.
Es decir, ni contradicen, ni añaden nuevo, ni cambian,
amplían lo que ya fuera dado por Dios en Su Torá.

Pero, debe tener presente que NO TODAS las enseñanzas IDEOLÓGICAS de los maestros judíos son surgidas directamente de la Tradición, pues en ocasiones los maestros brindan sus propias ideas o especulaciones (y porque son sinceros, honestos y justos esa autoría propia la dejan por sentado, ya que no le atribuyen esas ideas a la Tradición. Debe tener en cuenta también que una cosa son las posturas IDEOLÓGICAS y otras muy distintas las HALÁJICAS, pues el pensamiento puede ser novedoso, articulado con el desarrollo social o tecnológico; pero la acción debe necesariamente estar dentro del marco normativo ya establecido por la halajá. En resumen, se es libre de pensar, en tanto no se quebrante la halajá).
Para estar seguros de la validez de las enseñanzas, éstas han de ser confrontadas con las enseñanzas de otros maestros de similar o mayor sabiduría, y con las pautas de la Tradición de nuestros mayores al respecto.
Si las ideas confrontadas resultan airosas, entonces son aceptadas como patrimonio nacional del judaísmo, pues se las considera un re-encuentro con la enseñanza que en alguna oportunidad anterior fuera re-velada y luego velada.
Pero, si las argumentaciones no cuajan en un resultado definitivo, y en ocasiones no se puede encontrar una solución aceptable para las partes que intervienen, las ideas permanecen como propiedad de sus autores, pero no de la nación judía.
La idea de la reencarnación NO es patrimonio de la nación judía, sino que es asumido como propio por un sector de los judíos.
Tanto los abanderados bajo la reencarnación, como los que estamos en el otro bando, tenemos derecho a pensar lo que queramos al respecto, en tanto en nuestras especulaciones sobre este tema no abandonemos el saludablemente riguroso marco de la halajá.

Quedo a sus órdenes por si le quedan consultas o dudas.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

 


Respuesta  Mensaje 6 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:32

Reencarnación

Consulta recibida

"...en uno de sus artículos tan interesantes menciona que la reencarnación es un fantasía, que no es verdad, ¿como explica entonces que nazcan bebes con enfermedades, o mueran pronto? ¿No es eso prueba de que se paga por los pecados en vidas anteriores? ¿Como explica que haya niños que saben idiomas extraños para ellos, o que conozcan lugares en paises lejanos, o personajes del pasado?..."

Uruguay

Respuesta

El tema de la reencarnación es sin dudas uno de los temas de OPINIÓN, pues no existe certeza absoluta, y la Torá (todo el Tanaj) no es muy explícita con el tema de la muerte o de la vida después de esta vida.
Sin embargo, hay dos asuntos cuya existencia es irrefutable (si somos fieles al Tanaj): el "revivir" y la "resurrección".
Y ambas son absolutamente contrarias a la reencarnación.

En el Tanaj, el profeta Eliahu revivió a un niño fallecido (II Melajim / Reyes 17). Revivir significa que un cuerpo inerte retoma su hálito vital unos instantes (o incluso horas) luego del deceso.
La resurrección la hallamos en el famoso capítulo 37 del profeta Iejezkel (Ezequiel). Algunas personas interpretan estos párrafos como una profecía metafórica (que quizás comentemos en otro artículo), pero, y además, en el Talmud (Sanhedrin 92b) uno de los sabios se reconoce como descendiente de alguno de aquellas personas que fueron huesos muertos que recobraron cuerpo y su espíritu (alma) y vivieron. Resurrección es, entonces, que el cuerpo y el espíritu (alma) se reintegran y conforman nuevamente la unidad holística anteriormente (a su  muerte) formada.

Parte de las creencias que nuestros jajamim (sabíos líderes) nos indican como perentorias para el judío, es la de que en la Era Mesiánica habrá una resurrección de los difuntos, tema que por ser en el futuro y con condiciones "naturales" modificadas, es bastante difícil de entender y de explicar con nuestros conocimientos actuales, pero, que debemos confiar esperanzadamente que así ocurrirá. (La legislación especifica que aquel que niega la resurrección de los muertos en la Era Mesiánica no tiene parte en el Más Allá (Maimónides, Hiljot Teshuvá 3:14)).
El Talmud (Pesajim 88b) explica que la resurrección tiene un fundamento en la Torá:

''Ved ahora que yo, Yo Soy, y conmigo no hay más dioses. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y también sano; no hay quien pueda librar de mi mano."
(Devarim / Deuteronomio 32:39)

Así como Él cura (y permite la curación), también otorgará la vida a los difuntos, a su debido tiempo. (De Bemidbar 18 infieren otra prueba de este tema).

Si rastreamos el tema de la reencarnación, que en una de sus definiciones es que el alma de una persona muerta sea transferida al cuerpo de otro ser, no aparece en ninguna de las fuentes pretéritas básicas del judaísmo. Tampoco lo mencionan grandes eminencias.
Recién el "Zohar" y la mística cabalística proveen al judaísmo de una idea tal como la reencarnación.
Algunos eruditos creen encontrar el origen de estas ideas fuera del judaísmo, quizás en las religiones extremo orientales, que de algún modo llegaron a influir y ser parte de las creencias de reducidos grupos de judíos. (Otros insisten en afirmar que los extremo orientales aprendieron estas creencias del ¡patriarca Avraham!).
Es un concepto netamente contrario a la resurrección de los muertos, por lo tanto, peligrosa en sí misma.
Si bien es cierto que hubo algunos grandes rabinos que intentaron compatibilizar ambas creencias, se precisa demasiada "flexibilidad", y  mucha fantasía para poder aceptar la reencarnación sin negar (o denegar) la realidad (establecida en la Torá Escrita y Oral) de la resurrección.
Como sea, aún en la actualidad judíos conocedores del judaísmo siguen aferrados a esta idea (en mi OPINIÓN, foránea), en especial algunos jasidim y los místicos. (Si judíos individuales o grupos de judíos, tienen creencias propias, es una cuestión individual y colectiva, y para nada es una cuestión de todo el judaísmo).
Y una cosa más, la creencia en la reencarnación niega, contundentemente, apreciaciones y enseñanzas de los jajamim, por lo cual, se transforma en caldo de cultivo para actos incorrectos, o incongruentes con las veraces tradiciones y ordenanzas del judaísmo.

Así que, en resumen: resurrección sí,
reencarnación, absolutamente no.

Entonces, las preguntas suyas, ¿cómo explicar los pesares que ocurren a inocentes niños? 
¿No es lógico suponer que son almas de difuntos que han pecado en una vida anterior, que ahora han reencarnado en esta nueva personalidad?
¿No es esto una evidente prueba?
No, no lo es para nada.
Como hemos explicado en otros sitios (por ejemplo: El justo sufriente), las personas vivimos en un mundo regido por leyes estables y firmes, tanto físicas como sociales y espirituales.
Si los padres (en especial la madre) incurrieron en algún error que afectara la gestación; o la sociedad polucionó el ambiente; o el médico erró su procedimiento o diagnóstico; o etcétera. "Simplemente" las situaciones sumadas determinaron que el bebe naciera enfermo, muerto, o le ocurriera un percance en sus primeras etapas de vida, no es "culpa" de Dios, ni pago por ningún pecado: ni de los padres, ni de los familiares, ni de él mismo en una (inexistente) vida anterior.
Es la desgracia que debía ocurrir de acuerdo a los factores encadenados, y a la imposibilidad material o sicológica de prevenirlos o repararlos (nada tiene que ver esto con el "Destino").
Fabuloso ejemplo lo tenemos en el Tanaj (II Shemuel 11): el bebe concebido de la relación infiel de David y BatSheba, que murió a los pocos días de nacido. Les recomiendo que lean todo el capítulo y podrán llegar a una conclusión lógica y justa: el estrés, la angustia que sufría BatSheba provocó que la gestación de este hijo fuera problemática y que naciera con una tendencia arraigada a buscar su propia muerte, cosa que realmente ocurrió a los días (quizás en otro momento me extienda en la explicación de este caso).
Así pues, no hay que buscar en la fantasiosa explicación de la reencarnación los antecedentes para las acciones y situaciones que nos acontecen en nuestra única vida terrestre.

¿Cómo explicar el conocimiento sorprendente de lugares, personas, situaciones, idiomas, etc., de niños (o adultos) que no deberían saber lo que aparentemente saben?
Para explicar esto podemos argüir que son falsos recuerdos o impresiones erróneas, pero no siempre el expediente se resuelve con un argumento tan simple.
La otra explicación es más compleja, pero menos fantasiosa y peligrosa para el alma que la creencia en la reencarnación.
Nuestra alma está conectada a la Fuente del Conocimiento.
En potencia podemos conocer todo lo conocible (todo menos la esencia de Dios).
Pero, (especialmente) nuestro cerebro opera como un filtro, tanto para las percepciones que nos llegan a través de nuestros sentidos físicos, como de los pensamientos y sentimientos evocados, como de lo que el alma es capaz de conocer. Así pues, las personas que eran desarrolladas en el aspecto profético, podían conocer sucesos más allá de lo físico, de lo posible y probable, por el hecho de estar en posesión de una función que quitaba (en parte y muy brevemente) el "filtro" a las percepciones del alma.
Las personas que tienen "recuerdos" de "vidas pasadas", y son demostradamente no falsedades o engaños (voluntarios o involuntarios; de ellos o de los "investigadores"), podrían saber lo que saben (y les es ajeno a su vida cotidiana)  merced a esa conexión espiritual que todos poseemos con el Conocimiento, y a un debilitamiento de alguno de los filtros de la información proveniente del alma.
Si un niño uruguayo de 3 años de edad habla japonés del siglo XIII, no significa que era un geisha de aquella época, sino que es una persona dotada de un poder que todos poseemos (precisamente) en potencia.
¿Y por qué algunos sí y otros no?
Podría responder que, ¿por qué algunos nacemos con soplos en el corazón y otros no? ¿O por qué algunos son más altos que otros? O, etc.
Y si preguntan, ¿por qué esa conexión con una época en particular, o una persona individual, etc.?
No tengo idea, pero, las fijaciones del espíritu, o la informaciones que pasan el filtro "disfuncional", seguramente que tienen su explicación lógica (dentro de la lógica no-científica e indemostrable de los sucesos del alma) que todos podemos meditar y hallar sin mucho esfuerzo.
Y si preguntan, ¿por qué algunos parecen curarse de dolencias físicas cuando se reconocen como "reencarnados"?
La respuesta es obvia: porque restablecen la armonía "neuronal" en sí mismos, bloquean la información que no deberían manejar, o la tramitan de un modo más saludable. Como ven, para nada se relaciona esto con una "vida pasada".

Como sea, no tengo todas las respuestas, pues, como ya he mencionado estos son temas que dan mucho espacio para las opiniones, para las fantasías, y para pocas demostraciones que sean aceptables con rigor y método científico.
Pero, indudablemente la creencia en la reencarnación no demuestra nada; y como hemos acreditado, es más probable que nuestras explicaciones sean certeras.

Pero, sin dudas, lo más importante es preocuparse por vivir nuestra vida siempre en pos de lo que es bueno, sin buscar excusas en "vidas pasadas" o en tratar de deslindar lo que es nuestra responsabilidad.

 


 
 
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Respuesta  Mensaje 7 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:33

Reencarnación

Consulta recibida

"...en uno de sus artículos tan interesantes menciona que la reencarnación es un fantasía, que no es verdad, ¿como explica entonces que nazcan bebes con enfermedades, o mueran pronto? ¿No es eso prueba de que se paga por los pecados en vidas anteriores? ¿Como explica que haya niños que saben idiomas extraños para ellos, o que conozcan lugares en paises lejanos, o personajes del pasado?..."

Uruguay

Respuesta

El tema de la reencarnación es sin dudas uno de los temas de OPINIÓN, pues no existe certeza absoluta, y la Torá (todo el Tanaj) no es muy explícita con el tema de la muerte o de la vida después de esta vida.
Sin embargo, hay dos asuntos cuya existencia es irrefutable (si somos fieles al Tanaj): el "revivir" y la "resurrección".
Y ambas son absolutamente contrarias a la reencarnación.

En el Tanaj, el profeta Eliahu revivió a un niño fallecido (II Melajim / Reyes 17). Revivir significa que un cuerpo inerte retoma su hálito vital unos instantes (o incluso horas) luego del deceso.
La resurrección la hallamos en el famoso capítulo 37 del profeta Iejezkel (Ezequiel). Algunas personas interpretan estos párrafos como una profecía metafórica (que quizás comentemos en otro artículo), pero, y además, en el Talmud (Sanhedrin 92b) uno de los sabios se reconoce como descendiente de alguno de aquellas personas que fueron huesos muertos que recobraron cuerpo y su espíritu (alma) y vivieron. Resurrección es, entonces, que el cuerpo y el espíritu (alma) se reintegran y conforman nuevamente la unidad holística anteriormente (a su  muerte) formada.

Parte de las creencias que nuestros jajamim (sabíos líderes) nos indican como perentorias para el judío, es la de que en la Era Mesiánica habrá una resurrección de los difuntos, tema que por ser en el futuro y con condiciones "naturales" modificadas, es bastante difícil de entender y de explicar con nuestros conocimientos actuales, pero, que debemos confiar esperanzadamente que así ocurrirá. (La legislación especifica que aquel que niega la resurrección de los muertos en la Era Mesiánica no tiene parte en el Más Allá (Maimónides, Hiljot Teshuvá 3:14)).
El Talmud (Pesajim 88b) explica que la resurrección tiene un fundamento en la Torá:

''Ved ahora que yo, Yo Soy, y conmigo no hay más dioses. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y también sano; no hay quien pueda librar de mi mano."
(Devarim / Deuteronomio 32:39)

Así como Él cura (y permite la curación), también otorgará la vida a los difuntos, a su debido tiempo. (De Bemidbar 18 infieren otra prueba de este tema).

Si rastreamos el tema de la reencarnación, que en una de sus definiciones es que el alma de una persona muerta sea transferida al cuerpo de otro ser, no aparece en ninguna de las fuentes pretéritas básicas del judaísmo. Tampoco lo mencionan grandes eminencias.
Recién el "Zohar" y la mística cabalística proveen al judaísmo de una idea tal como la reencarnación.
Algunos eruditos creen encontrar el origen de estas ideas fuera del judaísmo, quizás en las religiones extremo orientales, que de algún modo llegaron a influir y ser parte de las creencias de reducidos grupos de judíos. (Otros insisten en afirmar que los extremo orientales aprendieron estas creencias del ¡patriarca Avraham!).
Es un concepto netamente contrario a la resurrección de los muertos, por lo tanto, peligrosa en sí misma.
Si bien es cierto que hubo algunos grandes rabinos que intentaron compatibilizar ambas creencias, se precisa demasiada "flexibilidad", y  mucha fantasía para poder aceptar la reencarnación sin negar (o denegar) la realidad (establecida en la Torá Escrita y Oral) de la resurrección.
Como sea, aún en la actualidad judíos conocedores del judaísmo siguen aferrados a esta idea (en mi OPINIÓN, foránea), en especial algunos jasidim y los místicos. (Si judíos individuales o grupos de judíos, tienen creencias propias, es una cuestión individual y colectiva, y para nada es una cuestión de todo el judaísmo).
Y una cosa más, la creencia en la reencarnación niega, contundentemente, apreciaciones y enseñanzas de los jajamim, por lo cual, se transforma en caldo de cultivo para actos incorrectos, o incongruentes con las veraces tradiciones y ordenanzas del judaísmo.

Así que, en resumen: resurrección sí,
reencarnación, absolutamente no.

Entonces, las preguntas suyas, ¿cómo explicar los pesares que ocurren a inocentes niños? 
¿No es lógico suponer que son almas de difuntos que han pecado en una vida anterior, que ahora han reencarnado en esta nueva personalidad?
¿No es esto una evidente prueba?
No, no lo es para nada.
Como hemos explicado en otros sitios (por ejemplo: El justo sufriente), las personas vivimos en un mundo regido por leyes estables y firmes, tanto físicas como sociales y espirituales.
Si los padres (en especial la madre) incurrieron en algún error que afectara la gestación; o la sociedad polucionó el ambiente; o el médico erró su procedimiento o diagnóstico; o etcétera. "Simplemente" las situaciones sumadas determinaron que el bebe naciera enfermo, muerto, o le ocurriera un percance en sus primeras etapas de vida, no es "culpa" de Dios, ni pago por ningún pecado: ni de los padres, ni de los familiares, ni de él mismo en una (inexistente) vida anterior.
Es la desgracia que debía ocurrir de acuerdo a los factores encadenados, y a la imposibilidad material o sicológica de prevenirlos o repararlos (nada tiene que ver esto con el "Destino").
Fabuloso ejemplo lo tenemos en el Tanaj (II Shemuel 11): el bebe concebido de la relación infiel de David y BatSheba, que murió a los pocos días de nacido. Les recomiendo que lean todo el capítulo y podrán llegar a una conclusión lógica y justa: el estrés, la angustia que sufría BatSheba provocó que la gestación de este hijo fuera problemática y que naciera con una tendencia arraigada a buscar su propia muerte, cosa que realmente ocurrió a los días (quizás en otro momento me extienda en la explicación de este caso).
Así pues, no hay que buscar en la fantasiosa explicación de la reencarnación los antecedentes para las acciones y situaciones que nos acontecen en nuestra única vida terrestre.

¿Cómo explicar el conocimiento sorprendente de lugares, personas, situaciones, idiomas, etc., de niños (o adultos) que no deberían saber lo que aparentemente saben?
Para explicar esto podemos argüir que son falsos recuerdos o impresiones erróneas, pero no siempre el expediente se resuelve con un argumento tan simple.
La otra explicación es más compleja, pero menos fantasiosa y peligrosa para el alma que la creencia en la reencarnación.
Nuestra alma está conectada a la Fuente del Conocimiento.
En potencia podemos conocer todo lo conocible (todo menos la esencia de Dios).
Pero, (especialmente) nuestro cerebro opera como un filtro, tanto para las percepciones que nos llegan a través de nuestros sentidos físicos, como de los pensamientos y sentimientos evocados, como de lo que el alma es capaz de conocer. Así pues, las personas que eran desarrolladas en el aspecto profético, podían conocer sucesos más allá de lo físico, de lo posible y probable, por el hecho de estar en posesión de una función que quitaba (en parte y muy brevemente) el "filtro" a las percepciones del alma.
Las personas que tienen "recuerdos" de "vidas pasadas", y son demostradamente no falsedades o engaños (voluntarios o involuntarios; de ellos o de los "investigadores"), podrían saber lo que saben (y les es ajeno a su vida cotidiana)  merced a esa conexión espiritual que todos poseemos con el Conocimiento, y a un debilitamiento de alguno de los filtros de la información proveniente del alma.
Si un niño uruguayo de 3 años de edad habla japonés del siglo XIII, no significa que era un geisha de aquella época, sino que es una persona dotada de un poder que todos poseemos (precisamente) en potencia.
¿Y por qué algunos sí y otros no?
Podría responder que, ¿por qué algunos nacemos con soplos en el corazón y otros no? ¿O por qué algunos son más altos que otros? O, etc.
Y si preguntan, ¿por qué esa conexión con una época en particular, o una persona individual, etc.?
No tengo idea, pero, las fijaciones del espíritu, o la informaciones que pasan el filtro "disfuncional", seguramente que tienen su explicación lógica (dentro de la lógica no-científica e indemostrable de los sucesos del alma) que todos podemos meditar y hallar sin mucho esfuerzo.
Y si preguntan, ¿por qué algunos parecen curarse de dolencias físicas cuando se reconocen como "reencarnados"?
La respuesta es obvia: porque restablecen la armonía "neuronal" en sí mismos, bloquean la información que no deberían manejar, o la tramitan de un modo más saludable. Como ven, para nada se relaciona esto con una "vida pasada".

Como sea, no tengo todas las respuestas, pues, como ya he mencionado estos son temas que dan mucho espacio para las opiniones, para las fantasías, y para pocas demostraciones que sean aceptables con rigor y método científico.
Pero, indudablemente la creencia en la reencarnación no demuestra nada; y como hemos acreditado, es más probable que nuestras explicaciones sean certeras.

Pero, sin dudas, lo más importante es preocuparse por vivir nuestra vida siempre en pos de lo que es bueno, sin buscar excusas en "vidas pasadas" o en tratar de deslindar lo que es nuestra responsabilidad.

 


Respuesta  Mensaje 8 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/06/2011 04:34

Reencarnación y juicio

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Mi nombre es Pako (omitido), Nuevo Leon , Mexico.
Quisiera saber si existe la rencarnacion ya que he oido comentarios algo disparatados a mi parecer. pero a la vez salto mi duda!

Hace tiempo escuche un comentario de una persona el cual decia:

En la epoca del holocausto nazi al pueblo judio se le torturo tanto y se le hizo sufrir.poe lo siguiente.-

En generacion de Moshe la gente que rindio culto al idolo de oro, re-encarnó en la generacion del holocausto, para de esa manera purificarse por medio de la Torah ya que fueron fieles hasta la muerte sin renunciar a ella!

Le agradezco su atencion y que H' derrame bendicion sobre usted y su familia!

Juan V.
País: México

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre y apellidos completos, edad, profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive. Si falta alguno de estos datos, probablemente su email no sea respondido de ningún modo. Presten atención a las REGLAS, gracias.)

Shalom.
Gracias por participar.

Dentro del judaísmo de épocas recientes están aquellas eminencias del pensamiento que consideran la reencarnación como una realidad, o más bien, como una necesidad que les sirve para hallar explicaciones a los enigmas de la vida.
Mientras que hay otros eruditos de todas las épocas, tan eminentes como los anteriores, que rechazan de plano cualquier aproximación a la tal idea, por considerarla extraña a la pureza de creencias que emana la Torá y como un escollo para servir a Dios tal como Él ordena.
Sobre esto ya hemos escrito en más de una oportunidad, y hemos expresado nuestra propia opinión, así que le pido que se tome el trabajo de buscar y leer lo que está publicado en esta sección.

Achacarle la culpabilidad a los pecados de vidas pasadas de los judíos asesinados maliciosamente por los nazis; humildemente me parece que es una manera de absolver de responsabilidad a los verdaderos culpables de los crímenes cometidos, a los nazis; y de volver a profanar a los inocentes judíos que fueran asesinados.

Por otro lado, y más allá de esta consideración de orden moral, tenemos la fría matemática: los pecadores directos en el asunto de Becerro Dorado fueron unos 3000 varones, nada más, de un total de 3 millones de personas: "...aquel día cayeron del pueblo como 3.000 hombres." (Shemot / Éxodo 32:28). Por tanto, que 6.000.000 paguen por lo hecho por 3.000, ¿sería aplicación de Justicia divina? Parece que no, y sabemos que Dios es el Juez de la estricta Justicia perfecta.
Y, aunque hubiera sido todo el pueblo de aquella época el que hubiera pecado con el Becerro, ¿6.000.000 deben pagar por lo actuado erróneamente por 3.000.000 (que era el número total de hebreos en el Éxodo)?

Y, por si fuera poco, nos queda por oponer a la descabellada idea de la reencarnación para ser sometido a castigos, uno de los fundamentos del judaísmo: Dios da la justa retribución por los actos, ni más, ni menos.
Aquellos tres mil pecadores YA recibieron su castigo acorde con su pecado, pues fueron sentenciados a muerte por Moshé, y recibieron su pena.
¿Acaso castigar más de una vez por el mismo yerro es Justicia divina?
Sabemos que no lo es.

Por otro lado, ¿quién tiene la antena espiritual como para captar el supuesto origen antiguo del espíritu reencarnado?
¿Acaso se menciona, siquiera se alude, a tal capacidad en la Torá, el Talmud o el Midrash?
¡Por supuesto que no!
Así, pues, ¿de qué misterioso y mágico modo una persona es capaz de acusar/señalar a otro como reencarnado de tal o cual persona pasada, y de estar expiando éste o aquel pecado ya extinto? ¿En qué se puede fundamentar, aparte de en su imaginación, para tal atribución?

Y un punto clave para no olvidar: ¿qué culpa ACTUAL tenían aquellos numerosos entre los seis millones judíos, que eran fieles al Eterno, devotos cumplidores de preceptos, estudiosos de Torá, modelos para sus hijos y vecinos, amorosos con su prójimo? ¿Acaso presuntos crímenes de pasadas vidas borran de un plumazo los innumerables actos nobles hechos durante toda Esta Vida?
De ser esta presunción correcta, todo la estructura que porta la Torá, de servir al Eterno por medio del cumplimiento de los preceptos, NO tiene razón de ser, puesto que, ¿un pecado de una supuesta vida anterior que no es Esta Vida tiene más fuerza que todos los actos buenos, arrepentimiento y crecimiento que se hallan alcanzado posteriormente?
Como verá, apreciado lector, la doctrina de la reencarnación mina los fundamentos de la Torá, y la relación correcta del hombre con el hombre, con Dios, y consigo mismo.

Creo que lo que usted menciona es una tergiversación de lo que expresara el renombrado jajam Ovadia Yosef (se lo puede leer en la versión del Jerusalem Post del 11/08/2000): sí dijo (lamentablemente) que las víctimas judías eran reencarnaciones de pasados pecadores, aunque no hizo referencia específica al pecado del Becerro Dorado.

Para finalizar, en lugar de pensar en improbables vidas pasadas nuestras (o del vecino), lo mejor que podemos hacer es construir nuestro futuro, y el de nuestro semejante, a partir de conducirnos correctamente tal y como Dios nos demanda AHORA.
Preste atención a la palabra repetida (que subrayaré), pues le está dando la real dimensión a esta proposición de Dios:

"Mira, pues; yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:
La bendición, si obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elokim que yo os mando hoy;
y la maldición, si no obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elokim, sino que os apartáis del camino que yo os mando hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido
."
(Devarim / Deuteronomio 11:26-28)

Dios nos juzga HOY, por lo que HOY es nuestro estar en el mundo, nuestro hacer acorde a Sus preceptos o discrepante a ellos;
tal como juzgó inocente, al que sería en el futuro muy perverso y padre de malvados, pero al momento del juicio aún era inocente, tal como leemos:

"...Elokim ha oído la voz del muchacho, allí donde está ahora"
(Bereshit / Génesis 21:17)

Antes de despedirme, un recordatorio: ¿Ya ha colaborado con nuestra tarea sagrada?

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco


Respuesta  Mensaje 9 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 29/07/2011 23:26

Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 20/08/2011 03:35
FANTASMAS Y REENCARNACIÓN

La creencia de que el hombre continúa viviendo en la forma de otra persona o animal poseído por su espíritu, fue una de las maneras más antiguas en que el hombre trató de convencerse a sí mismo de que la muerte no era tan definitiva como parecía.

Hemos mostrado que el espíritu del hombre se refiere al aliento o fuerza vital que está dentro de él, y que regresa a Dios cuando la persona muere (Ec. 12:7). Esto significa que su espíritu no está vagando como ‘fantasma’, ni es libre de poseer a otra persona o animal para que la personalidad del hombre que murió continúe en ellos. Cada uno de nosotros será juzgado por sus propias obras (2 Co. 5:10). Si nuestras acciones y características son una función del carácter de una persona anterior, entonces este concepto de que Dios nos juzgará y recompensará de acuerdo con nuestras obras (Ap. 22:12) queda convertido en algo absurdo.

Cuando uno muere, el espíritu regresa a Dios, y cesa toda consciencia. Por lo tanto, cualquier intento de contactar a los muertos muestra un serio malentendido de la amplia enseñanza bíblica referente a esto (véase Is. 8:19,20; Lv. 19:31; 20:6). La Biblia es absolutamente clara en que la gente que ha muerto no regresa a su casa o ciudad de manera alguna; no puede haber tal cosa como un ‘espíritu’ o ‘fantasma’ que ronde tal lugar después que la persona ha muerto. Una humilde aceptación de esto nos llevará a rechazar todas las pretensiones de que han visto ‘fantasmas’ de personas muertas rondando sus casas. Tales experiencias deben ser a lo más un engaño de la imaginación.

http://www.biblebasicsonline.com/spanish/04/D12.html


Respuesta  Mensaje 11 de 11 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 08/01/2012 01:41
 

¿Era o no era Juan el Bautista el profeta Elías que vendría (Mateo 11:14; 17:10-13) (Juan 1:19-21)?

 

 

 

Mateo registra a Jesús diciendo que Juan el Bautista era Elías que debía venir, mientras que Juan parece registrar a Juan el Bautista negando esa posibilidad. La razón de esta inconsistencia aparente es una falta de análisis del contexto por los lectores.

 

Los sacerdotes y los Levitas vinieron a Juan el Bautista y le preguntaron si él era Elías. Una pregunta completamente graciosa para preguntarle a cualquiera, a menos que usted conozca las Escrituras judías. Porque Dios dice por el profeta Malaquías de que Él enviaría a Elías al pueblo de Israel antes de un cierto tiempo. Por lo tanto como el pueblo judío esperaba a Elías, la pregunta es completamente lógica.

 

Juan tenía aproximadamente 30 años cuando le hicieron esta pregunta. Sus padres estaban muertos ya; él era el único hijo de Zacarías de la tribu de Leví. Así que cuando él fue preguntado si era Elías que subió al cielo aproximadamente 878 años antes, la respuesta era obviamente "No, no soy Elías."

 

 Jesús también declara, aunque indirectamente, a Juan que no es Elías en Mateo 11:11 donde él dice que Juan es mayor que toda la gente que ha nacido alguna vez. Moisés era mayor que Elías, pero Juan era mayor que   ambos.

 

¿Entonces qué quiso decir Jesús cuándo él dice de Juan "que él es Elías que debía venir"? El ángel Gabriel (Jibril en árabe) habla a Zacarías de su hijo, Juan, que no había aún nacido, diciendo "él irá delante del Señor, en el espíritu y el poder de Elías, para volver los corazones de los padres a sus hijos y al desobediente a la sabiduría del justo - para preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto." (Lucas 1:17)

 

El Ángel se refiere a dos profecías, Isaías 40:3-5 (ver Lucas 3:4-6 para confirmar que esta profecía aplicaba otra vez a Juan el Bautista) y Malaquías 4:5-6, mencionado anteriormente, y que dice: " aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos”. Gabriel de modo inconfundible dice que Juan es  el "Elías" que Dios pronosticó por Malaquías el profeta.

 

Entonces, ¿era Juan Elías? No. Pero de haber preguntado los sacerdotes y Levitas, "Eres tú aquel que el profeta Malaquías habla como 'Elías'?" Juan habría respondido afirmativamente.

 

Jesús en Mateo 17:11-13 dice que la profecía de Malaquías es verdadera, pero que Elías ya había venido. Él dice que este "Elías" sufrió, como él, Jesús sufrirá; "los discípulos entendieron que él les hablaba sobre Juan el Bautista". Por lo tanto, una vez que entendemos el contexto,  está claro el punto; Juan no era el literal Elías, pero él era Elías del cual la profecía habló, aquel que  prepararía el camino para el Mesías, Jesús, "el Cordero de Dios que se quita los pecados del mundo", Juan 1:29.

 

www.yeshuahamashiaj.org (Inglés y Español)



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