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El Origen del Mal Respuesta al Cristianismo Tradicional y defensa de la posición de los Cristadelfianos
Esta página tiene tres partes:
- Resumen de la enseñanza cristiana 'tradicional'.
- Las dificultades que tiene esta enseñza.
- Resumen de la verdadera enseñanza bíblica.
Resumen de la enseñanza cristiana 'tradicional' El cristianismo actual, al igual que la mayoría de religiones paganas a través de la historia, ha sostenido la idea de una fuente externa y sobrenatural del mal en el mundo. Usando una telaraña de pasajes bíblicas arrancados de sus contextos, se ha intentado dar evidencia a esta idea pre-concebida, que no tiene ningún origen real dentro de las Sagradas Escrituras. La imagen que se ha creado es de un ángel que habiéndose rebelado contra Dios en el cielo, fue lanzado a tierra junto con sus aliados, los demonios. En la actualidad, se dice que éste ser lucha con Dios en la esfera de los humanos, usandonos como títeres para librar sus batalla con el Creador (en formar similar a la que se decía que en los '80 la Unión Soviética y los Estados Unidos libraban guerra por medio de pequeñas naciones tercer-mundistas).
Las Dificultades Que Tiene Esta Enseñanza
- La Biblia persistentemente señala al hombre como el origen del pecado y el mal, y éste es considerado entéramente responsable por sus hechos. Vea Gen. 6:5, 8:21; Mar. 7:21-23; Jer. 17:9; Sant. 1:13-15, 4:1; I Ped. 2:11, 4:2; Rom. 7:17 - 8:13; Gal. 5:16, etc.). La batalla en este mundo es entre la carne y el espíritu, la voluntad humana y la divina; NO entre espíritus buenos y malos.
- Dios siempre afirma que es único y todo-poderoso en el universo, inclusive con respecto a las tinieblas y el mal, y los eventos que nosotros consideramos como provenientes del mal. No hay otro en el universo que contienda con él. Vea por ejemplo Is. 45: 5-7 - "Yo soy Jehová, y ninguno más hay, no hay Dios fuera de mí...para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno mas que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto. (Vea también: I Sam. 2:6-8, Dt. 32:39; Prov. 16:4; Ecl. :14; Lam 3:37-38; Job 2:10, 6:4, 10:2, 19:6 & 21, 23:16, 27:2, etc.)
- Los términos 'diablo' y 'satanás' en las lenguas originales de la Biblia son palabras comunes que significan 'enemigo', 'adversario' y 'calumniador'. Si estudia el uso de los terminos originales 'diabolos' y 'satan', verá que no se usan para hablar de un personaje en especial, sino que hacen referencia a toda un gama de personas a través de las escrituras. Incluyen ángeles haciendo la voluntad de Dios (el que se oponía a Balaam), enemigos de Salomón, los judaizantez que atacaban a Pablo, y hasta Dios mismo es descrito como un 'satan' cuando le estaba siendo un adversario a la nación de Israel (I Cron 21:1; compare con el relato paralelo).
- Todos los pasajes que tradicionalmente se han usado para comprobar la existencia del ángel caido (Isaias 14, Ezequiel 28, Apocalipsis 12, Judas) son ejemplos del resultado adverso de arrancar unos pocos versiculos de entre los que les dan su contexto, para torcer lo que dicen. Todos estos pasajes son altamente metafóricos o profeticos, y ninguno de ellos pretende estar describiendo algo que literalmente sucedió antes de la creación.
Al leer la Biblia no nos podemos dar el lujo de escoger cuales pasajes queremos interpretar literalmente, y cuales queremos leer simbólicamente. Tampoco podemos ser demasiado ingenuos al leer - así como todos los grandes escritores usan de la alegoría y metáfora para crear visiones vivas en las mentes de sus lectores, igualmente la Biblia, con el más grande autor de todos los libros, usa de figuras de dicción para enfatizar su mensaje. Estos pasajes solo apoyan la idea del ángel caido a aquellos que han ido a la Biblia buscando evidencia para una idea que ya se han formado en sus mentes. Tenemos que permitir que la Biblia haga una impresión en nosotros, no forzar nuestras ideas sobre ella.
- Si existe un ser poderoso y sobrenatural dedicado al mal, o el Dios de la Biblia no es Todopoderoso, o permite que exista. Si tal ser existe, y Dios lo permite, no hay explicación bíblica de este fenómeno. De existir este ser, tendría un increible impacto en nuestra relación con Dios, y esperaríamos que Dios diera una amplia y clara explicación de porqué existe, y cual es su función. Tal explicación no existe en la Biblia.
Del otro lado, si éste ser existe a pesar de los esfuerzos de Jehová de exterminarlo, como podemos confiar entonces en nuestro Dios? Si ni siquiera puede evitar que se le rebelen su propios ángeles, que tan poderoso puede ser? Sin embargo, en la oración del Padre Nuestro, oramos: "Hagase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra." Esta oración explicitamente da a entender que la voluntad de Dios se hace en los cielos. Los ángeles de Dios NO se rebelan contra El.
- En I Cor. 10:13 dice que Dios no nos deja ser tentados más de lo que podemos soportar. Esto no deja lugar para tentadores sobrenaturales.
- ¿Y qué del diluvio? Si el hombre no es la fuente del mal, ¿porque destruir al hombre? Le parece justo de parte de Dios, que habiendo permitido que el diablo controlara el mundo, no lo destruyera a él, sino a sus débiles titeres, los humanos? No tendría sentido. Lo lógico es que el hombre es el responsable por la maldad en el mundo, y por eso muere.
- En Santiago 1:13-15, el autor nos dice que nunca digamos que Dios nos tienta, sino que somos tentados como resultado de nuestros propios deseos. Lo interesante es lo que NO se contempla aquí: que pueda haber otro tentador más que Dios o los hombres. Existen solo dos posibilidades: o Dios nos tienta, o nosotros somos tentados por nuestros propios deseos. Y como Dios no tienta a nadie, la conclusión es sencilla. Aquí no hay mención de ningun 'diablo'.
Lo Que Enseña la Biblia La Biblia enfatiza muchas veces que somos tentados cuando nuestros propios deseos nos inducen al mal. El conflicto en este universo es entre los deseos de la carne y la voluntad del Espíritu. No hay tercer partido. Como Dios nos ha dado el libre albedrío, normalmente escogemos los placeres egoístas de la carne: por eso es que el mundo esta lleno del mal. No hay necesidad de ningún ser sobrenatural para explicar la triste condición del mundo.
Las palabras 'satanas' y 'diablo' se han trasliterado (en vez de traducido) de los idiomas originales, en los cuales son palabras comunes que significan 'adversario' y 'calumniador'. No hay evidencia bíblica de que estos sean nombres propios que se deben aplicar a algún ser en especial. Lo que sí hay en la Biblia son varios relatos simbólicos de diversas personas que se opusieron a Dios, y cómo fueron destruidos. Personas indoctas han arrancado estos pasajes de sus contextos para usarlos como apoyo a su idea de que hay un 'dios del mal', idea que está completamente ausente de la Biblia.
A pesar de todo lo que se ha dicho aquí, reconocemos que el concepto del diablo está muy impregnado en la conciencia cristiana de la actualidad. Si usted quiere dedicar más tiempo a este tema, le recomendamos detenerse a leer los siguientes textos:
- El Diablo y Satanás: La Realidad Bíblica
- Tu Adversario el Diablo - Un Estudio de 1 Pedro 5:8
- Cristiandad Extraviada Capítulo 7 - El Diablo no es un Ser Sobrenatural, Sino la Personificación del Pecado en sus Diversas Manifestaciones Entre los Hombres
- ENLACES
- Quien es tu Enemigo? - El Diablo Existe? 1 de 2
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El Mal
Lo cierto es que esto no fue así; sino que el humano puesto en Medio Oriente para recibir mandamientos e instrucción se desvió de la voluntad de su Hacedor, y como resultado vino la maldición y la muerte. Inclusive la tierra fue maldita por causa del hombre, ya que el Humano: Adam ( אָדָם ), es polvo del suelo: adamah ( אֲדָמָה ). La escritura nos dice que esto es por causa de la desobediencia de éste; no que exista un vil y macabro ser, de aspecto monstruoso y mal oliente que procura robarse las almas.
אני יהוה ואין עוד זולתי אין אלהים אאזרך ולא ידעתני׃
למען ידעו ממזרח־שׁמשׁ וממערבה כי־אפס בלעדי אני יהוה ואין עוד׃
יוצר אור ובורא חשׁך עשׂה שׁלום ובורא רע אני יהוה עשׂה כל־אלה׃
Yeshayahu/Is. 45:5-7 - "Yo soy YHWH, y ninguno más hay; no hay Elohim fuera de Mí. Yo te ceñiré, aunque tú no Me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que Yo; Yo YHWH, y ninguno más que Yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo el mal. Yo YHWH hago todo esto."
Precisamente en ese poder y autoridad que Le es propio, ha fijado que el desviarse de Su voluntad ocasione maldición y muerte; por el contrario, el mantenerse en Su voluntad es causal de vida y bendición. Ser destituido de Su presencia se subsana con arrepentimiento sincero, y disposición ha vivir como a Él le agrada. Es por tanto el mal resultado de la misma desobediencia del hombre, no hay a quién más echarle la culpa. El serpiente que se menciona en el relato de la Torah, no es otra cosa que una tendencia interna del hombre. El hombre debe resistir ciertas tendencias que a Elohim no le agradan; es su responsabilidad el hacerlo, y porque es posible; Elohim no da mandamientos que sean imposibles de cumplir.
הלוא אם־תיטיב שׂאת ואם לא תיטיב לפתח חטאת רבץ ואליך תשׁוקתו ואתה תמשׁל־בו׃
Gn. 4:7 - “Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Y si no haces lo que es bueno, el pecado está a la puerta, y hacia ti es su deseo, pero tu debes regir sobre él."
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6.1 DIOS Y EL MAL
Muchas sectas de la cristiandad, junto a muchas otras religiones, creen que hay un ser o monstruo llamado el Diablo o Satanás, el cual es el causante de los problemas que hay en el mundo y en nuestra vida, y que es responsable de los pecados que nosotros cometemos. La Biblia enseña claramente que Dios es Todopoderoso. En el Estudio 1.4 hemos visto que los ángeles no pueden pecar. Si verdaderamente creemos estas cosas, entonces es imposible que haya un ser sobrenatural actuando en este universo en oposición al Dios Todopoderoso. Si creemos que realmente existe semejante ser, entonces con seguridad estamos poniendo en duda la supremacía del Dios Todopoderoso. Este punto es tan importante que el entendimineto correcto acerca del diablo y satanás debe considerarse como una doctrina vital. En Hebreos 2:14 se nos dice que Jesús destruyó al diablo por medio de su muerte; por lo tanto, a menos que tengamos un entendimiento correcto acerca del diablo, no podemos entender la obra o naturaleza de Jesús.
En el mundo en general, y especialmente en el mundo ‘cristiano’, existe la idea de que las cosas buenas de la vida proceden de Dios y las malas del Diablo o Satanás. Esta no es una idea nueva; ni siquiera es una idea exclusiva del cristianismo apóstata. Por ejemplo, los babilonios creían que habían dos dioses, un dios del bien y de la luz, y un dios del mal y de las tinieblas, y que estos dos estaban trabados en mortal combate. Ciro, el gran rey de Persia, creía precisamente en esto. Por lo tanto, Dios le dijo: "Yo soy Jehová y ninguno más hay... [yo] formo la luz y creo las tinieblas... [yo] hago la paz y creo la adversidad [‘desgracia’ –Biblia de Jerusalén]. Yo Jehová soy el que hago todo esto" (Is. 45:5-7,22). Dios crea la paz y crea el mal, o la desgracia. Dios es el autor, el creador del "mal". En este sentido hay una diferencia entre "mal" y pecado, el cual viene por culpa del hombre y entró en el mundo como resultado del hombre, no de Dios (Ro. 5:12).
Dios dijo a Ciro y al pueblo de Babilonia que "aparte de mí no hay [otro] Dios". La palabra hebrea ‘el’ traducida como Dios significa fundamentalmente ‘fuerza, o fuente de poder’. Dios está diciendo que no hay fuente de poder en existencia aparte de él. Esta es la razón por la cual un verdadero creyente en Dios no puede aceptar la idea de un diablo sobrenatural o demonios.
DIOS: EL CREADOR DE LA ADVERSIDAD
La Biblia abunda en ejemplos de que Dios envía el ‘mal’ a la vida de las personas y a este mundo. Amós 3:6 dice que si hay un mal en una ciudad, Dios lo ha hecho. Si, por ejemplo, hay un terremoto en una ciudad, a menudo se estima que ‘el diablo’ tenía malas intenciones contra esa ciudad, y que había producido la calamidad. Pero el verdadero creyente debe entender que Dios es el responsable de esto. De modo que Miqueas 1:12 dice que "de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén". En el libro de Job leemos cómo Job, un hombre justo, perdió todo lo que tenía en esta vida. El libro enseña que la experiencia del ‘mal’ en la vida de una persona no es directamente proporcional a su obediencia o desobediencia a Dios. Job reconoció que "Jehová dio, y Jehová quitó" (Job 1:21). El no dice: ‘Jehová dio, y Satanás quitó’. El comentó a su esposa: "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos [también]?" (Job 2:10). Al final del libro, los amigos lo consuelan de "todo aquel mal que Jehová había traído sobre él" (Job 42:11; compárese con 19:21; 8.4).
Así que Dios, quien controla todas las cosas emplea gente perversa para traer el mal como castigo o sentencia para su pueblo. "Por que el Señor al que ama, disciplina...Si soportáis la disciplina...después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (He. 12:6-11), esto muestra que las pruebas que Dios nos da llevan finalmente a nuestro crecimiento espiritual. Decir que el diablo es un ser que nos obliga a pecar y a ser injustos, es poner a la palabra de Dios contra sí misma, mientras que al mismo tiempo él supuestamente trae problemas a nuestra vida, los cuales nos impulsan a desarrollar "fruto apacible de justicia". La idea popular acerca del diablo enfrenta aquí serios problemas. Especialmente serios en contra de tal idea son los pasajes que hablan de entregar a un hombre a Satanás "a fin de que el espíritu sea salvo", o "para que aprendan a no blasfemar" (1Co. 5:5; 1 Ti. 1:20). Si Satanás es realmente un ser determinado a conseguir que los hombres pequen, y tiene un efecto espíritual negativo en la gente, ¿por qué estos pasajes hablan de ‘Satanás’ de manera positiva? La respuesta yace en el hecho de que un adversario, un ‘satanás’ o dificultad en la vida, puede a menudo producir efectos espírituales positivos en la vida de un creyente.
Si aceptamos que el mal procede de Dios, entonces podemos orar a Dios para que haga algo respecto a los problemas que tenemos, por ejemplo, que los quite. Si Él no lo hace, entonces sabemos que son enviados de Dios para nuestro bien espíritual. Ahora bien, si creemos que hay algún ser maligno llamado el diablo o satanás que causa nuestros problemas, entonces no hay manera de que aprendamos a sobrellevarlos. La discapacidad, las enfermedades, la muerte súbita, o las calamidades, se han de tomar tan solo como mala suerte. Si el diablo es algún ángel poderoso y pecador, entonces él es mucho más poderoso que nosotros, y no tendremos otra elección que sufrir en sus manos. Por contraste, nos consuela que bajo el control de Dios "todas la cosas [en la vida] les ayudan a bien" a los creyentes (Ro. 8:28). Por lo tanto, no hay tal cosa como la "suerte" en la vida de un creyente.
EL ORIGEN DEL PECADO
Debe recalcarse que el pecado procede del interior de nosotros. Es por nuestra culpa que pecamos. Por supuesto, sería estupendo creer que no fue nuestra culpa que hayamos pecado. Podríamos tranquilamente pecar y luego excusarnos con el pensamiento de que en realidad fue culpa del diablo, y que la culpa por nuestro pecado debería recaer completamente sobre él. No es extraño que en casos de conducta extremadamente perversa, la persona culpable haya suplicado misericordia porque dice que estaba poseída por el diablo en esa ocasión y que, por consiguiente, no era responsable de sí misma. Pero, con toda razón, excusas tan débiles son consideradas absolutamente injustificadas, y se dicta sentencia sobre esa persona.
Necesitamos recordar que "la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23); el pecado conduce a la muerte. Si no es nuestra culpa que pequemos, sino que es del diablo, entonces un Dios justo debería castigar al diablo mas bien que a nosotros. Pero el hecho de que seamos juzgados por nuestros pecados muestra que somos nosotros los responsables de nuestros pecados. La idea de que el diablo es una persona específica, fuera de nosotros, más bien que el principio del pecado que está dentro de nosotros, es un intento por evadir la responsabilidad de nuestros pecados. Este es incluso otro ejemplo en que los hombres rehusan adaptarse a lo que la Biblia enseña acerca de la naturaleza del hombre, la cual es fundamentalmente pecadora.
"Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar... porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios... la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Mr. 7:15-23).
La idea de que hay algo pecaminoso fuera de nosotros, que entra en nosotros y nos impulsa a pecar, es incompatible con la clara enseñanza de Jesús en este pasaje. De dentro, del corazón del hombre, proceden todas estas maldades. Es por eso que, al tiempo del diluvio, Dios consideró que "el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud" (Gn. 8:21). Santiago 1:14 nos dice cómo somos tentados: "Cada uno [es el mismo proceso para cada ser humano] es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido". Somos tentados por nuestras propias pasiones, nuestros malos deseos; no por algo fuera de nosotros. Santiago pregunta: "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones?" (Stg. 4:1). Cada uno de nosotros tiene tentaciones específicas y personales. Por lo tanto, tienen que ser generadas por nuestros propios malos deseos, porque son muy personales. Se ha dicho apropiadamente que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos.
El libro de Romanos trata en gran medida del pecado, su origen, y cómo vencerlo. Es muy significativo que no hay mención del Diablo, y apenas una referencia a Satanás en ese libro; en el contexto donde se habla del origen del pecado, Pablo jamás menciona al Diablo o Satanás. Del mismo modo, ‘el diablo’ es un concepto del Nuevo Testamento. Si hay un ser externo que nos hace pecar, sin duda se mencionaría extensamente en el Antiguo Testamento. Pero hay un silencio muy profundo y significativo acerca de esto. El relato del período de los jueces, o Israel en el desierto, muestra que en aquellos tiempos Israel estaba pecando en gran medida. Pero Dios no les previno acerca de algún ser poderoso o fuerza sobrenatural que podría entrar en ellos para hacerlos pecar. En cambio, los alentó a que recurrieran a su palabra para que no cayeran en los caminos de su propia carne (Dt 27:9-10; Jos. 22:5).
Pablo se lamenta: "Y yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien... Porque no hago el bien que quiero... y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí" (Ro. 7:18-21). Ahora bien, él no culpa de sus pecados a un ser externo llamado el diablo. El identificó a su propia naturaleza maligna como la verdadera fuente del pecado: "Ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley [dentro de mí]: que el mal está en mí [es decir, dentro de mí]". De modo que él dice que la oposición a su espiritualidad procede de algo que él llama "el pecado que mora en mí". El pecado es "el camino de su [del hombre] corazón" (Is. 57:17). Cada persona reflexiva y de mente espiritual llegará a la misma clase de conocimiento de sí mismo. Debería tenerse en cuenta que incluso un cristiano por exelencia, como Pablo, no experimentó un cambio de su naturaleza despues de su conversión, ni quedó en una posición en la cual no podía pecar. El movimiento ‘evangélico’ moderno pretende que ellos están en esa posición, y por consiguiente colocan a Pablo dentro de las filas de los ‘condenados’ debido a lo que dijo en Romanos 7:15-21. Estos versículos han resultado en una importante dificultad para sus pretensiones. David, otro hombre indudablemente justo, también comentó acerca de la constante pecaminosidad de su naturaleza misma: "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (Sal. 51:5).
La Biblia es muy explicíta acerca de la naturaleza fundamentalmente inicua del hombre. Si se reconoce esto, no hay necesidad de inventar un ser imaginario aparte de nuestra naturaleza humana para hacerlo responsable de nuestros pecados. Jer. 17:9 dice que el corazón del hombre es tan desesperadamente inicuo y engañoso que en realidad no podemos reconocer la enorme extensión de su pecaminosidad. Jesús también consideró en Mateo 7:11 la naturaleza humana como fundamentalmente maligna. Eclesiastés 9:3 no pudo ser más claro: "El corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal". Efesios 4:18 explica que la razón de la enemistad natural que el hombre tiene con Dios se debe a "la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón". Es debido a nuestro corazón espiritualmente ciego e ignorante, a nuestro modo de pensar que tenemos dentro de nosotros, por lo que estamos distanciados de Dios. En conformidad con esto, Gálatas 5:19 se refiere a nuestros pecados como "las obras de la carne"; es nuestra propia carne, nuestro propio ser y naturaleza lo que nos impulsa a cometer pecados. Ninguno de estos pasajes expresa que el origen del pecado que está dentro de nosotros se debe a que el diablo lo puso ahí; las tendencias pecaminosas son algo que todos tenemos por naturaleza desde nuestro nacimiento; es una parte fundamental de la estructura humana.
Y aunque el corazón es realmente una fuente de maldad, debemos tratar de controlarlo. No podemos achacar nuestras fallas morales a la perversidad de nuestra naturaleza. "El corazón que maquina pensamientos inicuos" es algo que Dios odia ver en los hombres (Pr. 6:18). Un Israel reprobado se disculpaba a sí mismo diciendo: "Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón" (Jer. 18:12). Se nos recuerda en este mismo contexto que el corazón es malo (Jer. 17:9). Pero el pecado consiste en asumir que por consiguiente no tenemos necesidad de esforzarnos por autocontrol y que la debilidad de nuestro corazón disculpará nuestros pecados. Debemos reconocer y aun analizar la debilidad de nuestra naturaleza [tal como este capítulo lo intenta] y en la fortaleza de ese conocimiento encontrar algo que la limite. "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr. 4:23). Ananías pudo haber controlado que ‘satanás’ llenara o no su corazón, y fue condenado por no haberlo hecho (Hch. 5:3). Si creemos que un ser llamado ‘satanás’ nos impulsa irresistiblemente a pecar, llenándonos en contra nuestra voluntad del deseo de pecar, entonces estamos cometiendo el mismo error fatal de Israel y Ananías.
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Deuteronomio 28:15-68
15 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.
17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.
18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.
19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.
20 Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.
21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.
23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.
25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.
26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante.
27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.
28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;
29 y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.
30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.
31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.
32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.
33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.
34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.
35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.
36 Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.
37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.
38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.
39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.
40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.
41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.
42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.
43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.
44 El te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.
45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;
46 y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.
47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,
48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas;
50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;
51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.
52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.
53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.
54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;
55 para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.
56 La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,
57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comeráB)'> ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,
59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;
60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.
61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.
62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.
63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.
64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.
65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66 y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.
67 Por la mañana dirás: !!Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: !!Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.
68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.
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